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                Satélite Quetzal-2: fecha estimada de su lanzamiento y cómo usará inteligencia artificial para detectar imágenes desde el espacio
La construcción del segundo satélite guatemalteco está en marcha e incorporará un modelo de inteligencia artificial (IA) capaz de procesar imágenes desde el espacio. Esto es lo que se sabe sobre su lanzamiento.
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Guatemala ingresó en la era espacial el 6 de marzo de 2020, con el lanzamiento del Quetzal-1, el primer nanosatélite diseñado y ensamblado en el país. Desde entonces, el Laboratorio Aeroespacial, liderado por el Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), trabaja en el desarrollo de nueva tecnología para concretar una segunda misión: el satélite Quetzal-2.
Este proceso llevó a consolidar el Laboratorio Aeroespacial de la UVG, donde un grupo multidisciplinario de profesionales —entre ellos 46 estudiantes, 10 docentes e investigadores y nueve asesores externos— trabaja en el desarrollo del segundo satélite guatemalteco, que continúa el legado tecnológico del Quetzal-1.
Este nuevo nanosatélite integrará un modelo de inteligencia artificial para la identificación de nubes en imágenes satelitales y estará conformado por al menos mil 300 piezas. El 80 % de los módulos del satélite se desarrollará en el Laboratorio Aeroespacial de la UVG.
Con más del doble del tamaño de su antecesor, Quetzal-2 también enviará datos de telemetría a centros educativos del país e integrará un sistema de desorbitación responsable que permitirá sacarlo de órbita al finalizar su misión, con el fin de evitar que se convierta en basura espacial.
Este prototipo llevó a que la UVG fuera seleccionada por la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre (UNOOSA) y por la empresa Exolaunch GmbH (Exolaunch) para lanzar al espacio el Quetzal-2.
José Antonio Bagur Nájera, coordinador del Laboratorio Aeroespacial de la UVG, señaló que el grupo de desarrolladores se encuentra en la segunda fase del proyecto. Desde mediados de este año comenzó formalmente el diseño y la construcción del satélite, por lo que se prevé un proceso de aproximadamente tres años para concluirlo.
“En cuanto al cronograma general, estimamos que el lanzamiento de Quetzal-2 será entre el 2027 y el 2028”, indicó Bagur. Aclaró que se trata de una fecha estimada, pues podrían surgir imprevistos que generen retrasos, tanto en el desarrollo del satélite como del proveedor del lanzamiento. Este estaría a cargo de Exolaunch.
Proceso de construcción
Para el desarrollo del proyecto Quetzal-2, Bagur indicó que han participado más de 50 personas. De estas, unas 40 son estudiantes, además de nueve asesores externos y el personal del comité directivo. Todos ellos ya están integrados y trabajan activamente en el desarrollo del satélite.

Con el Quetzal-2 se busca continuar el legado del primer satélite guatemalteco, pero esta vez integrará inteligencia artificial para analizar imágenes satelitales. Foto Prensa Libre: cortesía UVG)
MILO: la inteligencia artificial que detectará imágenes desde el espacio
Entre las innovaciones del satélite destaca el desarrollo del sistema Machine Intelligence for Layer Observation (MILO), un experimento que busca implementar un modelo de detección de objetos desde el espacio.
“En este caso, nos enfocamos en las nubes. La idea es que, al tomar una imagen de la Tierra, el satélite pueda identificar si hay nubes; si las detecta, descartará la imagen, ya que nos interesan únicamente las fotografías sin nubosidad”. Este modelo estará integrado mediante un sistema de cómputo que le permitirá clasificar las imágenes en tiempo real y decidir de forma autónoma si deben ser desechadas.
Este modelo también puede adaptarse a otros escenarios en los que la detección en imágenes satelitales sea clave, explicó Bagur, quien agregó que esta IA debe ser entrenada para captar la información requerida y así cumplir su función una vez que el satélite esté en órbita.
Otro componente nuevo es la integración de un transmisor independiente y especial llamado LoRa®, que permitirá enviar información del satélite cuando este pase sobre Guatemala.
Código abierto del satélite
Una de las distinciones de este nanosatélite, según José Antonio Bagur, es su filosofía de código y hardware abiertos.
Todo el diseño del satélite —tanto software como hardware— se basa en herramientas de libre distribución, lo que permitirá a los estudiantes aprender a partir de sus hallazgos.
“Tiene cuatro misiones: continuar el legado tecnológico del Quetzal-1, implementar MILO, probar un sistema de desorbitación para evitar que el satélite se convierta en basura espacial y cumplir una misión educativa”, agregó Bagur.
La combinación de objetivos científicos y sociales es la esencia del proyecto, lo que —según el experto— distingue al Quetzal-2 de otros desarrollos, que a menudo son únicamente técnicos o comerciales.

Estudiantes de la UVG trabajan en el diseño del sistema de desorbitación responsable, que busca sacar de órbita al satélite una vez cumpla su misión.Foto Prensa Libre: cortesía UVG)
Retos del Quetzal-2
Bagur explicó que, como en cualquier país, enfrentan limitaciones presupuestarias para desarrollar este tipo de tecnología. “En Guatemala, además, el mercado tecnológico no está tan desarrollado, lo que dificulta la adquisición de componentes electrónicos compatibles con tecnología satelital”, comentó.
Actualmente, el equipo de desarrolladores está en busca de financiamiento, pues se requieren cerca de 160 mil dólares para cubrir no solo la construcción, sino también las pruebas de certificación internacional de seguridad, los insumos y otros gastos operativos.
En esta etapa de desarrollo, Bagur destacó que la gran diferencia con el Quetzal-1 radica en la experiencia adquirida. “No somos principiantes. Ya sabemos qué hacer; tenemos contactos, referencias y lecciones aprendidas. Aunque conseguir los fondos tomará tiempo, la parte técnica avanza con una base mucho más sólida”.
Con la construcción no solo del Quetzal-2, sino también de su antecesor, Guatemala se ha convertido en un referente en el desarrollo de satélites a nivel centroamericano.

Dentro del equipo de trabajo, la edad promedio de los estudiantes que colaboran en el proceso es de 20 años, y el 60 % son mujeres. Foto Prensa Libre: cortesía UVG)
