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“Guatemala también tiene la mirada puesta en el universo”: Rodrigo Sacahui, pionero de la astrofísica en Guatemala
Pionero de la Astrofísica en Guatemala, ha sido galardonado por sus estudios sobre fenómenos de altas energías que posicionan al país como referente regional en ciencia del universo.
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Pionero de la astrofísica en Guatemala, Rodrigo Sacahui ha sido galardonado por sus estudios sobre fenómenos de altas energías, los cuales posicionan al país como referente regional en la ciencia del universo.
El primer astrofísico galardonado del país ha llevado el nombre de Guatemala al ámbito internacional con sus investigaciones sobre galaxias activas, destellos de rayos gamma y emisiones de alta energía.
Es el primer guatemalteco residente en el país miembro de la Unión Astronómica Internacional y el único reconocido con el premio Héroes de la Investigación 2025, otorgado por la editorial científica Wiley.
Su trabajo, realizado desde Guatemala, busca descifrar los fenómenos más extremos del universo, sustentado en la física relativista de Einstein.
¿Cómo se interesó en la astrofísica?
Mi interés nació en el nivel diversificado, durante los cursos de física fundamental. Se sufrían, pero también se disfrutaban. En esa época, con acceso limitado a internet, encontré una revista de la Unión Astronómica Internacional.
Me emocionó saber que existía una comunidad global de astrónomos. Hoy tengo el honor de ser el único guatemalteco miembro de esa organización.
Estudié Física Aplicada en la Usac y más adelante cursé una maestría y un doctorado en astrofísica en la Unam, donde me especialicé en astrofísica de altas energías. Luego realicé una estancia posdoctoral en el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais de Brasil.
Desde 2016, soy docente en la Escuela de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Usac. Hacer ciencia en Guatemala es difícil: aquí hay que picar piedra. Pero eso también es un impulso para seguir descubriendo.
¿En qué consiste su trabajo científico?
Me especializo en el modelaje de explosiones estelares, es decir, estudio cómo mueren las estrellas y qué datos físicos —masa, densidad, energía— se pueden deducir de esos eventos. También investigo galaxias activas, que emiten energía durante miles de años y aún representan grandes retos para la ciencia.
Uno de mis logros fue una publicación de 2023 que recientemente fue reconocida como una de las más leídas de la revista Astronomische Nachrichten. También realicé la primera publicación científica de la Escuela de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Usac, donde mantengo una producción académica constante.

Reconocimiento del Astronomische Nachrichten al ser uno de los artículos científicos más leídos de su temporada.. (Foto: Prensa Libre /Rodrigo Sacahui)
En 2025 fue galardonado con el premio internacional Héroes de la Investigación 2025 de la editorial científica estadounidense Wiley, en reconocimiento a su trabajo en ese campo, como reconocimiento a sus contribuciones destacan estudios sobre la correlación entre rayos X y rayos gamma TeV en los blazares del HBL.

Reconocimiento Héroe de la Investigación Wiley 2025 por sus aportes a la astrofísica a nivel mundial. (Foto: Prensa Libre /Rodrigo Sacahui)
Sacahui tiene contribuciones en artículos de investigación como “Sensibilidad del MIRAX para los estallidos de rayos gamma”. Con estos trabajos, ha marcado un precedente en la astrofísica internacional y ha sentado bases en esta disciplina a nivel nacional.
Estudio sobre galaxias activas
El trabajo de Sacahui se basa en el análisis de galaxias activas, un tipo especial cuyo núcleo alberga agujeros negros supermasivos en proceso de acreción; es decir, absorbiendo materia.
Este fenómeno genera intensas emisiones de energía que pueden observarse desde millones de años luz de distancia. A través de modelos físicos, Sacahui estudia cómo se producen estas emisiones, la cantidad de materia que es devorada y, en algunos casos, la posible existencia de más de un agujero negro en el centro galáctico.
¿Cómo ha evolucionado la física en Guatemala?
Cuando ingresé a la carrera, éramos dos estudiantes. Hoy los grupos superan los 30, y todos los egresados tienen empleo. Además, la física ya tiene presencia en instituciones como el Insivumeh.
Guatemala ahora forma parte de un consorcio regional de investigación financiado por la Unión Europea. Esa participación abre nuevas puertas para el desarrollo científico del país. Hemos evolucionado, y lo hemos hecho para bien.
¿Por qué decidió regresar al país cuando podía quedarse en el extranjero?
Mi regreso se debió a dos razones fundamentales: el compromiso con la transformación del entorno académico en Guatemala y mi familia. Mis padres fueron docentes universitarios y, mientras vivía fuera, perdí a mi madre de forma trágica. Eso reforzó mi deseo de estar cerca de los míos.
También pesó la responsabilidad social. Recuerdo que mi asesora de doctorado me dijo: “Si no lo hacen ustedes, los guatemaltecos, ¿quién lo va a hacer?”. Esa frase me marcó.
Desde entonces, junto a colegas, trabajamos por fortalecer la formación científica en el país. Al principio era como picar piedra con cuchillo plástico, pero, gracias al trabajo colectivo y a la colaboración internacional, poco a poco el panorama ha ido cambiando.
¿Cuáles han sido los mayores retos para hacer ciencia desde Guatemala?
El principal reto es el aislamiento académico. En Guatemala no existe un ecosistema científico consolidado; no tenemos a quién consultar una duda como se puede hacer en centros de investigación grandes.
Tampoco contamos con la infraestructura ni el apoyo sostenido que se necesita para desarrollar ciencia al más alto nivel.
Sin embargo, el país tiene talento humano. La formación en física es sólida y quienes salen al exterior suelen destacar. El gran desafío ahora es crear condiciones para que puedan regresar y aportar desde aquí.
¿Cuál es el impacto de que Guatemala cuente con un científico reconocido internacionalmente?
Creo que genera visibilidad. Demuestra que desde Guatemala se puede hacer ciencia de calidad. También despierta interés en el país y atrae a investigadores que quieren colaborar.
Pero el impacto no es solo hacia afuera; también es interno. Motiva a estudiantes que quizás no sabían que la astrofísica se puede estudiar desde aquí. En ese sentido, el impacto es doble: abre puertas al mundo y siembra aspiraciones a nivel local.
¿Qué lo inspira actualmente?
“Ahora me motiva formar estudiantes”, afirma. Le alegra verlos graduarse, estudiar en el extranjero y luego regresar como colegas. “Uno no va a estar siempre; hay que dejarles el mejor medio posible”, sostiene.
Y concluye con una reflexión que lo define como científico, maestro y guatemalteco comprometido: “La ciencia es un bien común. Si uno tuvo el privilegio de estudiarla, tiene que compartirla”.

Nueva generación de Físicos y matemáticos de la Universidad de San Carlos de Guatemala. (Foto: Prensa Libre /Rodrigo Sacahui)
¿En qué proyecto trabaja actualmente Rodrigo Sacahui?
Actualmente trabajo en el proyecto Lago (Latin American Giant Observatory), junto a mis colegas Héctor Pérez, Jorge Balsells y Maynor Ballina. Esta es una colaboración latinoamericana que instala detectores de astropartículas en diferentes países del continente. En Guatemala, estamos desarrollando nuestro propio nodo.
Los detectores utilizan una técnica llamada radiación Cherenkov en agua. Básicamente, se trata de tanques con agua desmineralizada y un tubo fotomultiplicador que permite detectar partículas provenientes del espacio, generadas por eventos extremos como explosiones de estrellas o actividad en galaxias lejanas.
Inicialmente se pensó colocar el detector en la cima del volcán de Agua, a 3.600 metros sobre el nivel del mar, pero, por razones logísticas, decidimos instalarlo en el campus central de la Usac, a 1.500 msnm. Esta ubicación facilita el mantenimiento sin comprometer la calidad científica.
Generamos alrededor de un gigabyte de datos por día, que almacenamos localmente en servidores de 10 terabytes. Luego los procesamos con herramientas propias, como el software ANA, y los compartimos con la red internacional de Lago.
En el futuro cercano planeamos instalar un segundo detector, lo que permitirá validar los datos y asegurar que siempre haya uno en funcionamiento. Esto fortalecerá nuestra capacidad de observación desde Guatemala.