En Uruguay, la democracia no solo se vive con votos… ¡También con suerte! En la pequeña localidad de San Bautista, a solo 63 kilómetros de Montevideo, la elección del alcalde terminó en un escenario digno de un programa de concursos: con un sorteo.

Luego de empatar con 857 votos cada uno, Joaquín Farina (Partido Colorado) y Roberto Siriani (Partido Nacional) dejaron que una urna naranja con dos papelitos decidiera quién gobernará el municipio los próximos años. Una cámara enfocó el momento exacto en el que luego de mover la urna por unos segundos, un sobre fue extraído, se leyó el nombre e inició la celebración, Farina ganó, no por un voto, sino que la suerte estaba de su lado.

“El corazón latía a mil. Fue lo que habíamos soñado y aspirado”, dijo el nuevo alcalde al medio local Subrayado. Y entre risas nerviosas confesó que su papá y dos amigos no llegaron a votar porque el viaje se les alargó. “¡Eran tres votos seguros!”, aseguró, mientras procesaba que un sorteo lo acababa de convertir en autoridad local.

¿ES LEGAL?

Sí. La Corte Electoral uruguaya garantiza que, en caso de empate, un sorteo es el mecanismo democrático para definir.

Al mismo tiempo, en un municipio vecino llamado Sauce, otro hecho inédito llamó la atención: Agustín Cabrera, un joven de 20 años, fue electo alcalde con una mayoría contundente. Estudia Derecho, participó en la Teletón y sueña con seguir los pasos del expresidente Lacalle Pou. Cabrera, que nació con una discapacidad física, dijo con orgullo: “La Fundación Teletón me dio todo para superarme. Hoy puedo devolverle algo a mi comunidad”.

*Con información de Clarin e Infobae.

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