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Leyendas de Guatemala: La historia de Pedro Urdemales, el hombre que despojaba a los poderosos de su riqueza
La historia de Pedro Urdemales forma parte de las narraciones de Celso Lara, incluidas entre los relatos y leyendas de Guatemala.
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Las leyendas de Guatemala se enriquecen gracias a la tradición oral que ha subsistido de generación en generación. Este relato perdura gracias a Celso Lara Figueroa, historiador que desempeñó un papel relevante en la preservación de estas tradiciones literarias en nuestro país.
De acuerdo con la narración de Lara, Pedro Urdemales era conocido por su viveza, ya que despojaba a otros de sus riquezas, especialmente a los hombres más poderosos de la región.
Un día dispuso vender un árbol de guayabas. Para hacerlo más atractivo a los posibles compradores, colocó monedas de plata, reales y pesos entre las flores. Cuando las personas pasaban, las llamaba y les ofrecía el árbol.
Para convencer a los curiosos, sacudía las ramas del árbol para que el dinero cayera al suelo. Así, pensaban que el árbol lo producía. Entonces, todos se enamoraban del árbol y fantaseaban con las grandes cantidades de dinero que obtendrían al sacudirlo día con día.
¿Qué ocurrió con Pedro Urdemales y el árbol de guayabas?
Un día, un hombre decidió comprar el árbol por cinco mil pesos. Transcurrieron los días, lo sacudía, pero nada caía de este. Se preguntaba incesantemente cuál era el secreto.
Cuando el tiempo pasó, Pedro pensaba qué inventar para ganar más dinero. “Encontró el cadáver de un caballo y, como vio que había zopes adentro, se le ocurrió taparlo por todos lados. El resuello de las aves que estaban dentro del caballo hizo que este se levantara. Luego, Pedro, con sus astucias, logró que el animal caminara”, según la historia original.
Fue entonces cuando un transeúnte se mostró dispuesto a comprar el caballo. Pedro le dijo que no, porque no podría pagar lo que pedía por él, pues se trataba de un “caballo volador”. Aunque el animal caminaba bien, el comprador anhelaba ver su vuelo.
Como Pedro era astuto, se llevó al caballo diciendo que le daría de comer. En lugar de ello, introdujo más zopes en el interior del animal. Después, volvió con el caballo y se lo entregó al comprador para que lo montara.
Aunque el caballo se elevó por un momento, fue inevitable que se escaparan los zopes, lo que provocó que este revoloteara con todo y jinete. Ahí acabó todo para el comprador y el animal, pero no para Pedro.
La muerte de Pedro Urdemales
“Pedro murió de manera natural, pero cuando llegó al cielo, nuestro Señor no lo quería dejar entrar y lo mandó al infierno para que fuera a servirles a los que allí estaban. Pedro les sirvió comida, les puso plomo y estaño sobre las sillas y los llamó a comer”, prosigue la narración.
Cuando los miembros del infierno se sentaron, quedaron pegados a sus asientos. Querían perseguir a Pedro, pero no podían hacer nada, solo rezaban para que no entrara al cielo, ya que no era capaz de servir.
En efecto, el Señor pidió que lo llevaran, pero le explicó que no experimentaría la gloria por su mala conducta. Pedro rogó para verla. Dios se lo concedió, pero cuando se paró en la puerta fingió que se le caía el sombrero. Cuando lo levantó, se adentró aún más en la gloria.
“Ya adentro, nuestro Señor no tuvo más remedio que dejarlo pasar, y le dijo: en piedra te convertirás. —¡Ay, pero con ojos! —respondió Pedro”. Y así fue como Pedro Urdemales entró a la gloria. Él no oye, es piedra, pero mira.
Acerca de la historia de Pedro Urdemales
Este relato se considera un cuento folklórico. Se trata de una obra literaria anónima, tradicional y oral que no tiene un espacio temporal definido. Narra hechos ficticios, divierte y fomenta algún mensaje por medio del ejemplo y la moraleja.
Este tipo de historias se relatan en funerales, novenas y reuniones sociales, según la tradición. El cuento ha sobrevivido gracias a la magia y la memoria de narradores como Lara, que los perpetúan al contarlos en repetidas ocasiones.
Cabe agregar que, en otros países latinoamericanos como Argentina y Chile, existen algunas versiones de este cuento, con un elemento en común: Pedro Urdemales como protagonista, caracterizado por su avaricia.
Gracias a la tradición oral latinoamericana, este relato aún forma parte de los eslabones que constituyen la riqueza de los relatos guatemaltecos, los cuales persisten en la memoria colectiva de nuestro país.
(Con información de Cuentos y cuenteros populares de Guatemala, Boletín 11 del año 1977 del Centro de Estudios Folklóricos de la Universidad de San Carlos de Guatemala de Celso Lara Figueroa)