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Donald Trump no estará en un debate presidencial
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se saltará otro debate presidencial republicano este miércoles por la noche porque no será castigado por nadie por no llegar ahí.
Ningún otro candidato republicano podría despreciar tanto el segundo foro de su partido y dedicarse a lo suyo, en este caso, un discurso sobre el conflicto de los trabajadores del sector automovilístico en Detroit, en plena campaña para las elecciones generales, meses antes de que se emitan los primeros votos de las primarias.
Aunque salirse con la suya es la habilidad política por excelencia del expresidente, su talento para eludir las consecuencias enfrenta un grave desafío: los tribunales. Un juez de Nueva York subrayó este martes la creciente amenaza que supone para Trump su montaña de desafíos legales, al dictaminar en un caso civil que el expresidente y sus hijos adultos son responsables de fraude. La sentencia, que supone una grave amenaza para el futuro de la Organización Trump, se adelanta a los cuatro juicios penales del expresidente por otros asuntos.
Donald Trump no puede controlar su suerte legal, pero su destino político sigue estando en sus manos. Ha hecho añicos las reglas de la política mientras apunta a un segundo mandato en la Casa Blanca que tensaría el sistema constitucional de gobierno más que el primero. Trump ha reinventado una y otra vez su Partido Republicano y la forma en que elige a sus presidentes, además de aplastar las normas de conducta presidencial. Ha aplacado las consecuencias políticas de múltiples procesamientos (derivados de sus asaltos a la democracia y otras supuestas transgresiones) presentándolos como ejemplos de un gobierno y un sistema judicial armados. El poder de su personalidad política ha acobardado a los críticos del Partido Republicano y ha creado un culto a la personalidad que le hace invulnerable a los ataques desde dentro del partido. Años de despreciar la credibilidad de las elecciones estadounidenses han convencido a millones de sus partidarios de que es víctima de un fraude electoral.
Así que hay muy poco riesgo para Trump en boicotear el debate en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan, que honra al expresidente cuyo espectro se cernió sobre su partido durante décadas hasta que el nacionalismo populista de Trump lo ahuyentó. Desde el primer debate del Partido Republicano el mes pasado en Wisconsin, la campaña del gobernador de Florida, Ron DeSantis, se ha desvanecido aún más, mientras que la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, ha recuperado algo de expectación y algunos puntos porcentuales. Pero no hay indicios de que, transcurrido otro valioso mes de campaña, ningún candidato se esté perfilando como un retador significativo para Trump y su enorme ventaja en las encuestas de las primarias.