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“Pensé que no volvería a ver a mi familia”: el hispano que sobrevivió al tiroteo a la sede de ICE en Dallas
Tras ser herido en un ataque a la sede de ICE, José Bordones narra cómo el miedo le hizo replantearse su futuro en Estados Unidos.
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José Andrés Bordones Molina, de nacionalidad venezolana, es el único sobreviviente de las víctimas del tiroteo del 24 de septiembre en las oficinas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés), en Dallas, Texas.
En una entrevista telefónica con Univisión, Bordones relató que esa mañana era un traslado rutinario de migrantes detenidos cuando escuchó los disparos y sintió las balas dentro del vehículo en el que los movilizaban. Pensó, angustiado, que nunca más volvería a ver a su familia.
José Andrés admitió que su visión de Estados Unidos cambió totalmente tras el tiroteo.
El vehículo tipo van se detuvo en el estacionamiento, en la madrugada, frente a la sede de ICE, cuando comenzaron los disparos. Junto a José Andrés viajaban otras 10 personas. “Mexicanos, el salvadoreño que falleció y dos venezolanos”, dijo.
Iba esposado, y a su lado estaba Norlan Guzmán. “Yo sí lo vi ya sin signos vitales”, contó.
“Todos gritaban, algunos rezaban, otros lloraban”, recuerda. Al principio, los migrantes creyeron que eran ruidos del edificio, hasta que notaron que eran balas y algunas impactaron contra la camioneta.
Uno de los disparos le rozó el brazo, otro lo hirió en el hombro y uno más le raspó la cabeza.
“Yo me siento afortunado, yo volví a nacer”, declara. El venezolano narra que intentó cubrirse como pudo y se agachó.
Señala que lo único en lo que podía pensar era en su esposa y sus dos hijos en Maracay, Venezuela. “Pensé que no los iba a volver a ver más”, confesó.
Cuando los balazos se detuvieron, una empleada federal logró abrir la puerta y los detenidos corrieron a refugiarse.
Bordones explica que le colocaron un torniquete en el brazo porque sangraba demasiado.
“Nadie sabía qué hacer. Los agentes estaban en shock”, enfatizó.
Después fue trasladado en una patrulla al hospital, donde permaneció dos días. Allí, una tomografía reveló que la bala no había tocado su cráneo.
Respecto a la herida en su brazo, aseguró que, si la bala hubiera estado un milímetro más abajo, no estaría con vida.
Actualmente, continúa bajo custodia de ICE en Prairieland, donde sigue su proceso migratorio.
El tiroteo en las oficinas de ICE en Dallas dejó tres víctimas, dos de ellas mortales:
- Norlan Guzmán Fuentes, salvadoreño, murió en el lugar
- Miguel Ángel García, mexicano, falleció en el hospital días después
- Bordones sobrevivió a tres heridas
Durante la conversación, Bordones afirmó que buscaba trabajar y hacer su vida en Estados Unidos, pero ahora lo duda. “Cualquier loco puede amanecer con ganas de matar a alguien”, dijo.
“A la vez quiero quedarme y a la vez no. Estoy solo aquí. No sé qué pueda pasarme mañana”, añadió.
Agradeció a Dios por dejarlo vivir. Para Bordones, “yo volví a nacer ese día”. Al mismo tiempo, revela que el dolor más fuerte es el miedo, por encima de las heridas en su brazo y cabeza.
Por qué ICE lo detuvo
El 12 de agosto del 2024, Bordones llegó a Estados Unidos a través del programa CBP One, con una cita aprobada. Ingresó al país de manera legal, con permiso para trabajar y seguro social.
Meses después, mientras viajaba como copiloto, un policía los detuvo. El agente le pidió la licencia al conductor, pero este no la tenía, así que se la solicitó a Bordones. Él tampoco tenía el documento físico, aunque sí una fotografía, la cual no fue aceptada por el oficial.
Minutos después, llegó una patrulla y los arrestaron.
En la estación de Policía, le informaron que tenía una orden de aprehensión pendiente por un robo menor, cuando un amigo suyo robó unos cascos de motocicleta.
Él aseguró no haber tomado nada, pero lo consideraron cómplice por acompañarlo. Por esa razón fue detenido ocho días.
Un juez le explicó que había cumplido con la sentencia, pero permanecía bajo custodia de ICE, que lo llevaría ante esa institución para su deportación.
Cada semana llama a su familia en Venezuela. Cuando se enteraron de la noticia, le dijeron que lloraron. En una de las conversaciones, le expresaron que respetarían su decisión sobre quedarse en Estados Unidos o regresar.
“Yo no quiero regresar a mi país, pero tampoco quiero seguir aquí sintiendo miedo todos los días”, concluyó.