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La historia del cónclave más extenso y el más fugaz; lo que se espera para la elección del sucesor de Francisco
Dos cónclaves marcaron los extremos de la historia papal: uno duró casi tres años y otro apenas 10 horas. En la actualidad 133 cardenales deciden el rumbo de la iglesia Católica.
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Mientras los cardenales que elegirán al sucesor del papa Francisco comenzaron a instalarse este martes 6 de mayo en el Vaticano, personas de todo el mundo se preguntan cuánto dura un cónclave. La respuesta no es sencilla, porque de manera oficial no existe un parámetro establecido; sin embargo, según la historia, el cónclave más largo registrado tardó casi tres años.
La identidad del futuro pontífice es la gran incógnita en un cónclave que expertos anticipan abierto y sin claros favoritos, después de que el pontificado reformista del jesuita argentino despertara un fervor popular y una división en el seno de la Iglesia.
En medio de esa expectativa, se han dado a conocer historias de otros cónclaves. Ahora, 133 cardenales tienen la responsabilidad de elegir, a partir de este miércoles 7 de mayo, al papa número 267 de la historia de la Iglesia católica.
Ante la pregunta de muchos sobre cuánto tiempo puede durar un cónclave, la historia señala que el más largo se dio en 1268, tras la muerte del papa Clemente IV. El proceso se extendió hasta el 1 de septiembre de 1271, en la ciudad de Viterbo, al norte de Roma, ya que en esa época la elección se llevaba a cabo en la ciudad donde había fallecido el pontífice.
Se sabe que, en medio de esa elección, tres de los 20 cardenales elegibles fallecieron. Además, el proceso estuvo marcado por una fuerte división política interna.
Este acontecimiento también dio origen a la instauración del formato de cónclave, pues debido a los conflictos, los cardenales fueron obligados a permanecer en la sede papal hasta que eligieran a un nuevo papa. Finalmente, se eligió a Teobaldo Visconti, quien adoptó el nombre de Gregorio X.
Por otro lado, el cónclave más corto de la historia de la Iglesia católica tuvo lugar en octubre de 1503, un mes después de la muerte de Pío III. Este procedimiento duró solo 10 horas, tras las cuales fue electo Giuliano della Rovere como el papa Julio II. Hasta ese momento, fue el segundo cónclave más numeroso, con la participación de 38 cardenales. En el que inicia este miércoles participarán 133 purpurados.
Dos días
El cónclave comenzará oficialmente el miércoles. El Vaticano difundió la víspera imágenes de la Capilla Sixtina que muestran la solemnidad del evento: varias hileras de mesones engalanados con telas marrones y rojas, sobre las cuales aparecen los nombres de los cardenales.
A partir de las 15.00 horas (13.00 GMT) del miércoles, se cortarán las señales telefónicas en el interior del Vaticano, con el propósito de aislar a los purpurados de influencias externas.
Durante el cónclave, los “príncipes de la Iglesia” deben permanecer sin teléfono, sin acceso a internet y sin contacto con medios de comunicación, y guardar secreto sobre todo lo relativo a la elección del nuevo sumo pontífice.
En la vecina plaza de San Pedro, miles de personas observarán la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina a la espera del humo blanco, primera señal de que ha sido elegido el papa número 267.
Las elecciones de Benedicto XVI en 2005 y de Francisco en 2013 tomaron dos días. Algunos anticipan que este proceso será más largo, máxime por tratarse del cónclave más internacional de la historia, con cardenales procedentes de 70 países.
Guardar el secreto
El elevado número de cardenales electores hizo que la residencia de Santa Marta, donde suelen alojarse desde el cónclave de 2005, se quedara pequeña. Por ello, se habilitó un edificio vecino que usualmente alberga a funcionarios vaticanos.
Antes de 2005, los purpurados se alojaban en habitaciones improvisadas en el Palacio Apostólico, menos cómodas y con pocos baños. Por tal motivo, el papa Juan Pablo II ordenó la construcción de la actual residencia.
Santa Marta, donde además decidió residir el papa Francisco, cuenta con habitaciones con baño privado y servicios similares a los de un hotel. La asignación de cuartos a los cardenales se hizo por sorteo.
Los purpurados pueden trasladarse allí hasta la misa del miércoles en la Basílica de San Pedro, que precede al inicio del cónclave. Para entonces, deberán haber dejado sus teléfonos a buen recaudo.
El personal de apoyo durante la elección —médicos, ascensoristas, personal de comedor y limpieza, entre otros— también juró guardar secreto sobre lo que ocurra, bajo pena de excomunión.