El caos y la indolencia
Tan solo uno de cada cuatro vecinos del municipio de Guatemala votó por el alcalde Ricardo Quiñonez, los restantes tres de cada cuatro vecinos NO votamos por él. Y aunque se ha tratado de desligar de su responsabilidad en las administraciones de Arzú, él fue Síndico Primero de “sumuni” en 2003 para luego ser electo […]
Tan solo uno de cada cuatro vecinos del municipio de Guatemala votó por el alcalde Ricardo Quiñonez, los restantes tres de cada cuatro vecinos NO votamos por él. Y aunque se ha tratado de desligar de su responsabilidad en las administraciones de Arzú, él fue Síndico Primero de “sumuni” en 2003 para luego ser electo como Concejal Primero en el 2008, manteniéndose como vicealcalde hasta el fallecimiento de Arzú en 2018, cuando asumió por primera vez como alcalde, puesto que ocupará, por lo menos, hasta enero de 2028.
Inicio mi columna de esta forma porque no estoy de acuerdo en que el alcalde trate de evadir su responsabilidad, más que evidente, en el desastre de ciudad que tenemos hoy. El agobiante tráfico vehicular es tan solo el más visible de los problemas que no han sido resueltos, ni siquiera abordados con un poco de seriedad, desde que en 1986 tomó posesión el fallecido alcalde Arzú.
Desde los tiempos de Manuel Colom y Leonel Ponciano, no se ha realizado ninguna nueva infraestructura relevante en drenajes, ni siquiera se ha dado mantenimiento de los que se construyeron durante dichas administraciones ediles. Los agujeros que se produjeron en las zonas 2 y 6 de la capital, fueron consecuencia de ello.
El abastecimiento de agua para la ciudad capital es un problema muy serio que tampoco ha sido abordado. La última obra de relevancia para surtir de agua a Guatemala y Mixco fue el acueducto Xayá-Pixcayá, construido durante los gobiernos de Arana y Laugerud, siendo los alcaldes Colom y Ponciano. Lo que sí hizo la administración de Arzú, y le ha dado continuidad la actual, fue dar permiso a particulares para perforar pozos y extraer agua del manto friático. Hoy en día se pueden observar agujeros o hundimientos en el asfalto en distintas zonas de la capital, los cuales pueden estar asociados precisamente a la reducción del mismo.
En cuanto al tráfico, jamás se finalizó el anillo periférico bajo la administración de Arzú, de la cual fue parte el alcalde Quiñonez, el único proyecto de transporte masivo es el transmetro, proyecto no solo insuficiente, sino que también es muy contraproducente al ocupar dos carriles (ida y vuelta) en algunas de las avenidas más transitadas de la capital, restándoles carriles como en la Calzada Aguilar Batres y congestionándola aún más. Los cacareados y publicitados pasos a desnivel han demostrado ser inefectivos con el paso del tiempo, principalmente porque, si descongestionan un punto, varias cuadras después surge otro tapón. No se ha realizado ni un solo proyecto de transporte masivo en conjunto con municipalidades del Distrito Metropolitano (los municipios aledaños a la capital). El aerómetro es el único, aún está en fase de proyecto y su viabilidad es cuestionable, cuando menos.
La Municipalidad capitalina carece de planes serios para abordar los verdaderos problemas que tiene la ciudad, y creo que se le acaba el tiempo al actual alcalde para corregir lo poco o mucho que pretenda hacer en los próximos dos años y medio (debido a que en el tercer año su campaña le ganará su afán de repetir en el palacio de la Loba). Las últimas obras hechas con la visión para abordar los problemas que hoy tenemos fueron construidas en la década de los 70’s del siglo pasado, hace medio siglo.
La ciudad de Guatemala es un caos y el alcalde nos demuestra su apatía, por no decir su indolencia, para solucionarlos.