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Nuevo programa de educación vial en Guatemala
El problema del tráfico no se soluciona en la superficie; se aborda desde el fondo.
Hace unos días tuve la oportunidad de conversar con un extranjero que me compartió su experiencia en Guatemala. Me habló con entusiasmo sobre la biodiversidad, la riqueza cultural y la calidez de nuestra gente. Sin embargo, la conversación tomó un giro distinto cuando señaló algo que lo impactó profundamente: el caos vial. “El tráfico saca lo peor de los guatemaltecos”, me dijo. “He visto escenas que no puedo borrar de mi mente”.
Me describió lo que vivió en nuestras calles: un automóvil amenazando con atropellar a una señora que cruzaba la calle, una persona corriendo en un bulevar sin semáforos mientras los autos ignoraban su existencia, un hombre caminando peligrosamente en un paso a desnivel por falta de banquetas y una madre bajando de una camioneta con su bebé en brazos, expuestos a una nube de contaminación. También mencionó la basura en las calles, motos circulando en las banquetas y peatones constantemente en peligro.
Su perspectiva me dejó pensando. Nosotros hemos visto tantas escenas como estas que las creemos normales; las hemos aceptado como parte de nuestra vida cotidiana. Pero al verlo desde afuera, la magnitud del problema es evidente. Nuestra desconexión con el espacio público refleja una desconexión con nosotros mismos y con la comunidad. Nos hemos aislado en nuestros carros, preocupándonos únicamente por nuestro interés individual. Este aislamiento nos ha llevado a vivir en ciudades hostiles, con vidas en peligro constante y una calidad de vida en deterioro.
Guatemala es un país hermoso, su gente tiene cualidades muy valiosas y es cierto que el tráfico saca lo peor de nosotros. Pero, ¿y si cambiamos?
Afortunadamente, el colapso vial tiene soluciones. Ciudadanos conscientes de diversas esferas hemos comenzado a trabajar para transformar esta realidad. Así nace, de Nueva Narrativa, La Calle 21, un programa de educación vial que surge de la necesidad urgente de enfrentar las raíces del problema y propone soluciones que involucran a todos: ciudadanos, comunidades y autoridades. La iniciativa parte de la comprensión de que no basta con quejarnos del tráfico; necesitamos entender el valor del espacio público y cómo su diseño y uso afectan nuestra calidad de vida.
En La Calle 21 se identifican los errores fundamentales en el diseño y uso de nuestras calles. Descubrimos que las ciudades se construyeron bajo un modelo del siglo XX, enfocado en mover carros lo más rápido posible, ignorando la vida humana. Pero en el siglo XXI el enfoque cambió, dándonos cuenta de que la prioridad es mover personas de manera eficiente, segura y digna en Calles Completas. Esta visión guía el programa y la implementación de La Calle 21.
Niños, jóvenes, padres de familia, maestros, empresarios y líderes somos parte de este movimiento, aprendiendo juntos que la verdadera educación vial no es solo cumplir reglas, sino poner la vida humana en el centro.
Guatemala es un país hermoso, su gente tiene cualidades muy valiosas y es cierto que el tráfico saca lo peor de nosotros. Pero, ¿y si cambiamos? El problema del tráfico no se soluciona en la superficie; se aborda desde el fondo, reimaginando las ciudades y conectándonos con el espacio público y con los demás. Cambiar es posible, y comienza con cada uno de nosotros. La Calle 21 es ese primer paso hacia ciudades donde el respeto por la vida y la convivencia nos lleve a vivir mejor, juntos. El programa se lanzará este jueves 30 de enero, a las 10 horas, en Torre BAC, y marcará el inicio de una transformación exponencial para todo el país. Este programa alcanzará a muchos, abriendo la mente y el corazón de las generaciones actuales y las generaciones por venir. Cosas muy buenas vienen para Guatemala porque priorizar el respeto a la vida genera entornos que vuelven esta tierra mucho más deseable.