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Los que tienen dominio propio son respetados
El precio que se tenga que pagar para alcanzar el dominio propio siempre será valorado.
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“El hombre que se conquista a sí mismo es más poderoso que el que conquista a mil hombres en la batalla”. Confucio
Difícilmente recursos externos nos permiten el tener dominio propio, por ello cualquier recurso que se tenga que usar tiene que nacer en nosotros y, sin lugar a dudas, como somos personas diferentes, no podemos hacer lo que otros hacen para pode lograr un verdadero dominio propio, que tanto necesitamos.
El dominio propio se logra solamente cuando se ha aprendido a negarse algún gusto.
Cualquier proyecto que tengamos en mente, cuando lo queramos llevar a la realidad, tendremos que tener un primer paso, el cual nos motivará en cada etapa que debemos completar para alcanzar la meta que sin lugar a dudas nos habrá de dar la gratificación propia de lo planificado.
Es probable que, cuando hemos compartido con otros los proyectos que tenemos y que queremos hacer, hayamos observado alguna expresión o comentario que se traduce en una medida de incredulidad, y posiblemente tendrán alguna medida de razón para reaccionar como lo han hecho.
Pero si nosotros logramos demostrarnos lo que sea necesario de nuestra parte, es muy probable que alcancemos el objetivo que nos habíamos trazado, y con la sorpresa —o tal vez la admiración— de aquellos que estaban enterados de lo que nos habíamos propuesto.
Debemos de reconocer que, cuando sabemos manejar con prudencia el dominio propio, este siempre nos habrá de pagar bien, y no solamente por lo que en ese momento hemos logrado, sino que será el elemento fundamental para el futuro, cuando tengamos que planificar para emprender cosas nuevas. Es el estímulo necesario que nos hará falta para emprender cosas nuevas, porque tenemos la vivencia del pasado desde que logramos cosas que parecían ser difíciles o imposibles, pero al final, por haberlo logrado, es seguro que lo podremos hacer en otra oportunidad también.
Posiblemente lo hemos observado en otros, o bien, puede que lo hayamos experimentado nosotros, el hecho de que cuando tuvimos la intención de hacer algo y por estar calculado demasiado las cosas o esperando un momento más apropiado, nunca llegamos a concretar lo que habíamos pensado hacer.
Si hubiéramos tenido la suficiente determinación o el necesario dominio propio, lo habríamos iniciado y, superando las dificultades que se presentan en el camino, tendríamos algo logrado y una experiencia capitalizando de la capacidad adquirida para una necesidad semejante para el futuro.
No es de extrañarse que, cuando sabemos manejar sabiamente nuestro dominio propio, nos vamos abriendo paso en la vida y alcanzamos horizontes, los cuales nunca los habíamos contemplado.
La determinación y el dominio propios, dejando muchas cosas a un lado, nos permitirán lograr metas seguras; estas, a su vez, han ido abriendo nuevos panoramas, los cuales muy fácilmente explican quiénes somos y por qué somos como somos.
En otras palabras, con el dominio propio avanzamos, y cada paso que damos es una carta de presentación de lo que podemos hacer en un momento dado.
Finalmente, debemos de concluir que el dominio propio no es algo por lo cual debemos de jactarnos o presumir y mucho menos disculparnos, sino que es un recurso que deberá ser usado con mucho cuidado y la debida discreción, para que no sea un obstáculo en nuestras relaciones interpersonales, sino un valor agregado.