El dragón bíblico

El dragón bíblico

Queremos escuchar de nuevo el canto: ¡Paz en la tierra y paz a la humanidad de buena voluntad!
18/12/2022 00:04
Fuente: Prensa Libre 

Los robot son fantásticos. Todavía no tienen la forma humana ni la capacidad de cambiar las tareas especializadas. Se trata de cajas guiadas por circuitos de inteligencia artificial, necesitados de guía u órdenes del propietario. Los electrodomésticos del pasado cada vez son más autónomos: hornos, refrigeradores, cocinas, etc. Piden la instrucción y luego desarrollan actividades programadas. Lo mejor son las aspiradoras, escobas y trapeadores. Se mueven por la casa y dejan limpios los pisos. Los aparatos solitos se van a su base donde vuelven a cargar su batería.

Todo pareciera mejorar, la humanidad aumentará su comodidad en el futuro. Pero como siempre, el desarrollo es desigual y combinado. Resulta que también se han mejorado las armas. El nuevo caza bombardeo europeo se construye con aviones escoltas sin piloto que aseguran llegar a su destino con maniobras evasivas autónomas en caso de intercepción. Pensando en los antiguos dragones, se bautizó en inglés a los vehículos aéreos no tripulados como drones. Algunos mantienen sistemas autónomos por períodos temporales, al abandonar a sus controladores a distancia. Rusia presentó en caricatura a un misil con carga atómica que realiza maniobras para evitar tanto la detección como su interceptación.

Todavía no están a punto los dispositivos submarinos sustitutivos de los antiguos torpedos. Mientras tanto, los convoyes de camiones militares pueden contar con tan solo un conductor en el primer vehículo. El resto tiene sistemas de memoria electrónica capaces de aprender los obstáculos y las maniobras para la continuación de la procesión en el camino. Las aplicaciones en las comunicaciones civiles están retrasadas, pero seguramente podrá existir autonomía propia en el transporte del futuro. En el país, los automóviles esquivarán automáticamente los hoyos y roturas del pavimento.

La juguetería de este año permite regalos de drones de juguete, pequeños muñecos robot, pequeños botes para jugar en piscinas y lagos, dirigidos a distancia o con programas de navegación propios. Hay un anuncio de mejoramiento tecnológico, concretándose. No es ciencia ficción ni cuentos futuristas: es realidad.

Sin embargo, en esta navidad un extenso país sufre el frío de temperaturas bajo cero. En Ucrania, los bombardeos de casas, edificios, centros de transformación y generación eléctrica obligarán a la población a depender de su propia temperatura en ropa de gruesos abrigos y dormir bajo varias colchas. El bombardeo con drones por parte de Rusia recuerda lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, cuando Londres recibió el impacto de los cohetes V1 y V2 en casas de habitación. Los nazis señalaban que apuntaban a objetivos militares. Igual explicación se repite ahora. También resalta la indiferencia de la población rusa; cuando no, el apoyo a esas agresiones. Hasta chistes cuenta Vladímir Putin sobre la suerte de las familias ucranianas: un niño pregunta ¿qué hace occidente? y el padre le informa que impone sanciones para dañar a los rusos. El niño responde: entonces, somos rusos porque sufrimos muchos daños. Risita de Putin en televisión.

Urge solicitar a los beligerantes parar la guerra. Lo más rápido sería un alto al fuego, al estilo de las dos Coreas. Cada quien quede quieto en su parte controlada y paren de lanzar drones suicidas, misiles bajo dirección autónoma, así como balas de cañones inteligentes. Los organismos de espionaje de los EUA estiman cien mil muertos de cada lado. Queremos escuchar de nuevo el canto: ¡Paz en la tierra y paz a la humanidad de buena voluntad!