Fue en febrero de 2022 cuando caducaron los primeros lotes de la vacuna Sputnik V contra el covid-19 que Guatemala compró a Rusia, y como efecto dominó, el 30 de abril de ese mismo año vencieron los últimos viales. A causa de ello, se desperdiciaron 4 millones 824 mil 524 dosis.

Han transcurrido tres años y el biológico permanece bajo resguardo del Ministerio de Salud. No ha sido destruido porque el Ministerio Público (MP) lo solicitó como prueba anticipada en una investigación relacionada con la compra de las vacunas, pesquisa que comenzó en 2021.

De acuerdo con el MSPAS, el producto está en una bodega de la Dirección Administrativa de la cartera, ubicada en la zona 8 capitalina. Hay 2 millones 197 mil 604 dosis del primer componente de la vacuna, que llegaron a Guatemala en nueve lotes y vencieron entre el 28 de febrero y el 30 de abril de 2022.

Mientras tanto, del segundo componente hay 2 millones 626 mil 920 dosis, que ingresaron en 16 lotes y caducaron entre el 31 de marzo y el 30 de abril de 2022.

Al momento en que las dosis vencieron, fueron almacenadas a -20 °C en cuatro furgones del Centro Nacional de Biológicos (CNB) del Ministerio de Salud, por los cuales se pagaban Q160 mensuales, además de los gastos de electricidad. Después de varios meses, las vacunas fueron trasladadas a una bodega seca en el mismo edificio.

La Dirección de Normativa de Programas de Atención a las Personas, del MSPAS, informó que, por falta de espacio en el CNB, las dosis se trasladaron a las instalaciones de la Dirección Administrativa, donde también se almacenan otros insumos.

El espacio tiene aproximadamente 30 metros cuadrados y está bajo medidas de seguridad para garantizar que no se sustraigan los viales.

Se consultó al Ministerio Público (MP) sobre los avances en la investigación relacionada con la compra de las vacunas Sputnik V y el tiempo que permanecerán almacenadas las dosis vencidas. La institución respondió: “El caso está bajo investigación, por lo que de momento no se puede ahondar en detalles”.

Compra bajo cuestionamientos

La compra de las vacunas Sputnik V fue señalada desde el inicio como opaca. El 30 de marzo de 2021, la doctora Amelia Flores, entonces ministra de Salud, anunció que Guatemala pagaría Q614.5 millones a la empresa rusa Human Vaccine como anticipo para recibir 16 millones de dosis contra el covid-19.

El biológico ingresó al país de manera paulatina, y la entrega se completó el 30 de diciembre de ese mismo año, con fechas de caducidad no mayores a un par de meses, lo que ocasionó que seis de cada 10 dosis se vencieran.

De acuerdo con información oficial, cada dosis de la vacuna Sputnik V tenía un precio aproximado de Q76.80, sin incluir gastos de flete.

Tan solo en el pago del biológico se habría desperdiciado Q384 millones, lo que equivale al 62% de los Q614.5 millones que el país canceló a Rusia por el producto.

Durante el mandato de Alejandro Giammattei, el contrato entre el Estado de Guatemala y la empresa rusa se firmó bajo términos de confidencialidad. Por esa razón, las nuevas autoridades tomaron posesión sin conocer los términos del acuerdo.

En abril de 2024, la Procuraduría General de la Nación, el Ministerio de Salud y la Comisión Presidencial contra la Corrupción presentaron una denuncia penal por la compra de 16 millones de dosis de la vacuna Sputnik V.

Uno de los puntos de la acusación señalaba que fue ilegal suscribir un contrato con un ente que no era el productor de las vacunas, además de que no se verificó quién firmó el acuerdo por parte de la empresa Human Vaccine. También se indicó que el documento estaba redactado en inglés y que se negociaron condiciones desfavorables para el Estado de Guatemala.

La denuncia no se presentó ante el Ministerio Público (MP), sino en Gestión Penal del Organismo Judicial.

Destrucción del biológico

Las dosis vencidas de Sputnik V debieron ser destruidas, según lo establece el Acuerdo Ministerial 534-2011, emitido por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS). Este acuerdo regula el procedimiento para dar de baja a los medicamentos y productos afines que hayan caducado o estén en desuso, entre los cuales se incluyen las vacunas.

Para su destrucción, los encargados del producto deben levantar un acta en la que consten las razones por las que no se utilizó dentro del período de vida útil establecido por el fabricante. Si se determina que existió dolo, culpa, acción, omisión o negligencia en el uso del biológico, el acuerdo indica que los responsables deben reponer o pagar el valor del producto vencido.

Por otra parte, el Reglamento para el Manejo de Desechos Sólidos Hospitalarios establece que las vacunas vencidas o inutilizadas se consideran desechos hospitalarios bioinfecciosos. Estos deben ser incinerados o destruidos con autorización del Ministerio de Salud. Las jeringas deben destruirse mediante una máquina trituradora o termotrituradora.