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Furor por la IA causa adversidad
Cuando Microsoft inauguró un centro de datos en el Centro de México el año pasado, residentes de la zona señalaron que los apagones se volvieron más frecuentes. Los cortes de agua, que antes duraban días, se prolongaron semanas.
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Cuando Microsoft inauguró un centro de datos en el Centro de México el año pasado, residentes de la zona señalaron que los apagones se volvieron más frecuentes. Los cortes de agua, que antes duraban días, se prolongaron semanas.
Los cortes llevaron a la cancelación de clases y la propagación de virus estomacales en el pueblo de Las Cenizas, narró Dulce María Nicolás, madre de dos hijos. Ella ha considerado mudarse.
Víctor Bárcenas, un médico, ha suturado niños a la luz de una linterna. En diciembre, no pudo administrarle oxígeno a un agricultor de 54 años debido a un corte de luz. El paciente fue trasladado de urgencia a un hospital a casi una hora de ahí.
Sus experiencias se están repitiendo en otros lugares, a medida que el auge de la construcción de la inteligencia artificial presiona infraestructuras frágiles por todo el mundo.
Estados Unidos ha estado al centro de este auge, a medida que OpenAI, Amazon, Google, Microsoft y otros invierten cientos de miles de millones para construir centros de informática gigantescos en nombre del avance de la IA. Pero las compañías también han exportado el frenesí.
A fines de junio, casi un 60 por ciento de los mil 244 centros de datos más grandes del mundo se hallaba fuera de EU, arrojó un análisis de Synergy Research Group.
Y hay más en camino, con por lo menos 575 en desarrollo de compañías como Tencent, Meta y Alibaba. Estos centros, que requieren grandes cantidades de potencia para informática y agua para enfriar las computadoras, han exacerbado disrupciones en más de una docena de países.
En Irlanda, los centros de datos consumen más del 20 por ciento de la energía eléctrica. En Chile, acuíferos preciosos están en peligro de agotarse. En Sudáfrica, donde los apagones han sido habituales desde hace tiempo, los centros de datos están sobrecargando aún más la red eléctrica nacional. Inquietudes similares han surgido en Brasil, Reino Unido, India, Malasia, Países Bajos, Singapur y España.
Google, Amazon, Microsoft y otras tecnológicas a menudo trabajan a través de filiales y proveedores de servicios para construir, ocultando su presencia y revelando poco sobre los recursos que consumen las instalaciones. Muchos gobiernos están ansiosos por una presencia en la IA, al ofrecer tierras baratas, exenciones fiscales y acceso a recursos, y adoptar un enfoque laxo en cuanto a regulación y transparencia.
Algunas compañías tecnológicas dijeron que generaban empleos e inversión, y que estaban trabajando para reducir su huella ambiental.
Microsoft aseguró que no tenía información de que su complejo en el Centro de México hubiera afectado el suministro de electricidad y agua.
La infraestructura de la red eléctrica ha sido problemática en esta zona del País y ha causado apagones, comentó Alejandro Sterling, Secretario de Desarrollo Económico del Estado de Querétaro. “Nuestra capacidad se ha saturado”, afirmó.
Es difícil vincular directamente a cualquier centro de datos con la escasez local de luz y agua. Sin embargo, construir en zonas con redes inestables y falta de agua ha presionado sistemas ya de por sí frágiles, indican expertos.
En un país tras otro, activistas, residentes y grupos ambientales se han unido para oponerse a los centros de datos. En Irlanda, autoridades limitaron la construcción de nuevos centros de datos en el área de Dublín por el “riesgo considerable” para el suministro eléctrico. Tras manifestaciones en Chile, Google retiró planes para construir un centro que podría agotar las reservas de agua. En Países Bajos, se detuvo la construcción de algunos centros de datos por preocupaciones ambientales.
Se anticipa que compañías inviertan 375 mil millones de dólares en centros de datos a nivel mundial este año y 500 mil millones de dólares en el 2026, reporta el banco de inversión UBS.
En el poblado de La Esperanza, cerca de las instalaciones de Microsoft, surgió un brote de hepatitis este verano. Los cortes de agua dejaron a los residentes sin poder mantener una higiene básica. Unas 50 personas enfermaron, indicó Bárcenas, quien opera una clínica local.
“Culpo a los gobiernos estatales por no haber negociado apoyo para la comunidad”, manifestó. “El proyecto de Microsoft involucró una inversión de millones de dólares, y nada de eso fue para nosotros, para la gente”.
Caballos deambulan por las 60 hectáreas de campo abierto en el pueblo de Ennis, en el oeste de Irlanda, que un desarrollador inmobiliario comenzó a tratar de convertir en un centro de datos de 4 mil millones de euros para una empresa tecnológica no identificada hace cinco años. Grupos ambientalistas y residentes locales han presentado objeciones legales.
Durante dos décadas, Irlanda dio la bienvenida a la tecnología. Apple, Google, Microsoft y TikTok hicieron del País su base europea, y alrededor de 120 centros de datos están agrupados en los alrededores de Dublín y esparcidos por la campiña en las afueras. Se anticipa que un tercio de la energía eléctrica del País sea para centros de datos en los próximos años, comparado con 5 por ciento en el 2015. Sin embargo, se ha perdido el ánimo hospitalario.
En el 2021, People Before Profit, un grupo ambientalista socialista, protestó en una conferencia sobre centros de datos en Dublín.
Por esas mismas fechas, residentes en el Condado de Clare, donde se ubica Ennis, se opusieron a las instalaciones propuestas. Desde entonces, ha crecido un movimiento de protesta. El año pasado, Darragh Adelaide, un activista de People Before Profit, fue electo al Concejo Municipal del Condado de Dublín Sur, que rechazó una solicitud para un centro de datos de Google.
“Hay una razón por la que la red está saturada, y es debido a la cantidad desproporcionada de centros de datos”, comentó Sinéad Sheehan, quien organizó una petición contra el proyecto de Ennis que fue firmada por más de mil personas.
En España, Aurora Gómez Delgado, una ambientalista que protestó contra una instalación de Meta cerca de Madrid en el 2023, quedó atónita al recibir una avalancha de mensajes de apoyo del extranjero. Hoy se coordina con docenas de grupos por todo el mundo. Su grupo, “Tu Nube Seca Mi Río”, ayudó a inspirar la creación de una organización en Francia.
Sterling, el funcionario de Querétaro, donde se hallan muchos de los 110 centros de datos de México, dijo que las interrupciones al suministro eléctrico y de agua eran el precio del progreso. “Esos son problemas felices”, externó. “No para la gente que los padece, sino para el desarrollo del lugar”.
Esa es una frase repetida por funcionarios en otros lugares al atraer compañías tecnológicas. Brasil creó nuevas exenciones fiscales. Malasia estableció una zona industrial para atraer compañías extranjeras. La Unión Europea se ha comprometido a invertir miles de millones en centros de datos.
Tal apoyo ha contribuido a que las empresas enfrenten poca responsabilidad de rendición de cuentas, dijo Ana Valdivia, catedrática de la Universidad de Oxford quien estudia el desarrollo de centros de datos.
Teresa Roldán, una activista en México, se mostró escéptica ante una propuesta en Querétaro para reciclar aguas residuales para el suministro de agua potable. El Gobierno ha dicho que el plan beneficiaría a los ciudadanos y a la industria, pero los centros de datos ya tienen acceso directo al agua subterránea, explicó. Los residentes terminarían con aguas residuales filtradas, añadió.
Los centros de datos llegaron a Querétaro hace unos cinco años: primero Microsoft, seguido de Amazon y Google. Los pequeños pueblos empobrecidos de la zona, que han batallado para acceder a servicios básicos, empezaron a padecer cortes más prolongados.
Nicolás, de 30 años, madre de dos hijos en Las Cenizas quien tiene una tienda de conveniencia, señaló que los apagones la habían obligado en dos ocasiones a tirar comida echada a perder del refrigerador de la familia este verano. Sus hijos han enfermado del estómago cuando la familia no puede lavar los trastes adecuadamente, y se han cancelado clases porque los inodoros no descargaban.
El momento en que iniciaron los problemas —tras la apertura del centro de datos de Microsoft— apuntaba a un culpable, aseveró.
“Tienen toda la energía eléctrica”, dijo Nicolás. “Yo me quedé sin nada”.
Selam Gebrekidan contribuyó con reportes a este artículo.