Daniel Rossi es un modelo argentino que ronda por los 50 años. Luego de ir y venir, cuenta a Infobae en una entrevista que está completando su tratamiento en una clínica argentina de tratamiento de adicciones.

Rossi nació en Capitán Sarmiento, una ciudad a 145 km de Buenos Aires.

Cuenta que su niñez fue alegre, pero a la vez con muchos conflictos por la relación violenta que mantenía su padre hacia su madre. Recuerda que se hincaba para pedirle que se detuviera ya.

Su primera adicción comenzó con el juego de las cartas a los 17 años, que también su papá practicaba.

Luego se mudó a Palermo para estudiar y allí la cocaína lo atrapó. Y también allí comenzó su adicción al sexo.

Entonces “escapó” a Miami tratando de dejar atrás ese mundo. Sin embargo, cuando alguien le convidaba, recaía.

Cuando se concentraba todo iba bien, dice.

A pesar sus situaciones de consumo, cuenta que pudo sostener su carrera como modelo durante casi siete años.

Cuando hizo el video Rain con Madonna, lo llamaron para verlo y hablar con él antes de la grabación. Fue a la casa de Madonna, donde se reunió con los productores. Recuerda que casi ni la reconoció.

La vio algunas veces y comenzaron a estar juntos. Ella quería que estuviera con ella en su casa de Beverly Hills y le tocaba ir todos los días.

Para no viajar tanto, Rossi alquiló un departamento en una zona de Hollywood poco atractiva.

Sin embargo, dice que pronto se dio cuenta que Madonna lo controlaba.

Ella comenzó a cancelarle algunos trabajos con Claudia Schiffer para que no viajara y se quedara con ella.

Mientras estuvo con Madonna no consumió drogas, asegura Rossi a Infobae, y comenta que ella tenía un gimnasio en su casa y corría todos los días.

Cuenta que en Los Ángeles llevaba una vida sana ya que el alcohol estaba prohibido y las discotecas cerraban a la media noche. Aunque en fiestas privadas sí hay y “explotan de drogas y alcohol”.

En 1992 comenzó a salir con la actriz argentina Julieta Ortega. Más o menos en la misma época que hizo el video con Madonna. Pero con ninguna tuvo una relación clara o establecida.

Y Julieta no era celosa. Cuando estuvo con ella sí consumía, pero ella nunca lo vio mal. Cuenta que se encerraba a consumir y cuando eso sucedía experimentaba mucha paranoia.

En uno de los momentos más oscuros de su vida, pasó varios días encerrado en una bañera o dentro de un armario.

La adicción al alcohol le costaba mucho vencerla porque “el alcohol está en todos lados”, afirma.

Cuando tomaba perdía la conciencia y rompía ventanas, televisores, espejos, etcétera, recuerda.

En el 2020, ya estaba de vuelta en Argentina y vivió una condición muy crítica -tirado en la cama, flaco y sin comer-, entonces su madre llamó una ambulancia.

Pasó por unas diez internaciones y finalmente siente que va saliendo, pero prefiere “vivir un día a la vez”, dice, mientras trabaja en Fundación Eira, donde se quedó laborando luego de completar su tratamiento.

Tiene una hija de 17 años con quien mantenía una buena relación y espera recuperarla, dio a Infobae.