El pasado lunes el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó al Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) aumentar las redadas en busca de migrantes, por lo que a partir de esta semana el esfuerzo no se limitará a buscar en sus casas o en las calles a quienes se encuentran en condición irregular en ese país, sino que irán a sus centros de trabajo. Concretamente se van a centrar en los sectores de Construcción, Agrícola y Hotelero o de servicios que en buena medida dependen de los migrantes para operar con eficiencia.

Son esos, precisamente, los sectores en los que los guatemaltecos que por necesidad han migrado a Estados Unidos se ganan su salario para mantener a sus familias. No hay que olvidar que en su mayoría la migración no es un capricho o alguna aventura, sino un fenómeno social derivado de los problemas sociales que se agravan en países donde no se promueven mejores condiciones de vida para todos los habitantes. En el caso de los guatemaltecos la corrupción desmedida que se adueñó de la institucionalidad del país hizo que se abandonara cualquier sentido de promoción del bien común y por ello son millones los que, abandonados por su propio Estado, buscan en el Norte las oportunidades que aquí les roba la corrupción.

Los chapines se han destacado por ser muy eficientes y rendidores especialmente en esas tres actividades económicas. En la agricultura porque es la labor a la que muchos dedicaron su tiempo en nuestro país, la construcción porque ese trabajo demanda mucha fuerza, disciplina y entereza, cualidades que los norteamericanos han encontrado en la mano de obra guatemalteca. Y en los servicios de hotelería y de restaurantes por la dedicación, entrega y calidad humana que muestran en todos y cada uno de los lugares donde los han contratado.

Claro está que Estados Unidos abrió sus fronteras y se provocó un descalabro mayor en un sistema migratorio que estaba roto. Pero las acciones de Trump ofrecen pocas soluciones integrales y desde su investidura la vida del inmigrante se ha convertido en un calvario y nuestros compatriotas se sentían acosados en las calles y temerosos en sus hogares, sobre todo en comunidades que se han convertido en refugio para ellos. Eso hizo que muchos salieran muy poco y solo a sus empleos, pero ahora que serán buscados en sus lugares de trabajo la situación se complica mucho más. Y hay que decir que no solo para ellos, sino también para sus empleadores porque son muchos los negocios que operan lucrativamente gracias a esa mano de obra eficiente y dedicada que produce la migración.

Aparte de la implicación económica que tiene en el tema de remesas, importa mucho resaltar esa angustia que ahora viven nuestros compatriotas y que, lejos de irse mitigando, aumenta día a día por la aversión que hay hacia ese tipo de inmigrantes.