Un préstamo en proceso de aprobación por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por US$250 millones impulsaría la creación de dos proyectos cuyo eje central será la limpieza del río Motagua. La información la dio a conocer Edwin Castellanos, viceministro de Recursos Naturales y Cambio Climático de Guatemala, durante el Foro de Inversiones Motagua, llevado a cabo este martes.

Según Ignez Tristao, representante del BID en Guatemala, esta es solo la primera fase de un plan llamado “Programa de Saneamiento para la cuenca del río Motagua”.

El río Motagua es uno de los más contaminados en América Latina, según información de Global Gateway, de la Unión Europea. Los problemas que enfrenta la cuenca, según la misma fuente, incluyen altos niveles de contaminación por residuos orgánicos y aguas residuales, deforestación y una débil gobernanza ambiental. Este río es un recurso vital para más del 27% de la población guatemalteca.

Para Castellanos, uno de los proyectos consistirá en la creación de una planta de tratamiento que se encargará de limpiar el agua contaminada que desemboca en el río Motagua. Para dicho proyecto se utilizará la mitad de los fondos, afirmó el funcionario. Tristao mencionó que esta planta se buscará ubicar en las colindancias el río Las Vacas, en el área metropolitana.

Castellanos añadió que el segundo proyecto consistirá en la creación de centros de acopio de basura en distintos municipios. Tristao explicó que esto responde a la necesidad de contar con infraestructura que permita el manejo adecuado de residuos sólidos.

Asimismo, Melissa Calvo, directora ejecutiva de Biotrash, quien estuvo presente en el foro, señaló que otro proyecto que se está desarrollando de manera local es la creación de biodigestores, los cuales buscan generar energía a partir de la basura que se encuentra en el río Motagua. Según Calvo, este biodigestor ya cuenta con un proyecto piloto ubicado en la Universidad Rafael Landívar (URL).

Una nueva planta

Tristao enfatiza que la planta está diseñada para brindar apoyo desde el área metropolitana, con énfasis en el río Las Vacas, en la zona de Chinautla. Esto se debe a que gran parte de la basura que desemboca en el río Motagua pasa primero por esa zona, según explicó. “Estamos focalizando el área en donde se va a tener un mayor impacto para poder tratar la calidad del agua y retirar los residuos del río”.

Según Nelson Estrada, del BID, el proyecto se encuentra actualmente en análisis en la unidad de Finanzas del banco, para luego pasar al Instituto de Fomento Municipal (Infom), la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplán), y posteriormente al Congreso de la República para su discusión y aprobación final. Estrada asegura que esperan contar con la aprobación del BID a finales de julio para ingresar el proyecto al Legislativo.

Castellanos espera que el préstamo se apruebe este año, con el objetivo de comenzar el proceso de prefactibilidad y factibilidad en 2026 e iniciar la construcción en 2027. Tristao argumenta que dicho préstamo ha sido ampliamente discutido con el Gobierno y con las municipalidades.

“Los municipios en torno de la cuenca se han organizado a través de mancomunidades, entonces, también ya hay una articulación política a partir de esto”, explica la representante del BID, quien menciona que dichas mancomunidades mantienen diálogos con congresistas para que se sensibilicen e informen sobre la necesidad del préstamo. Además, Tristao señala que, dado que el financiamiento se ha gestionado a través de autoridades del Gobierno, ya se han sostenido conversaciones en el Congreso, específicamente con la Comisión de Ambiente.

Tristao también expresa que se buscará apoyo para los estudios de preinversión, ya que estos permitirán ampliar la inversión a todas las zonas necesarias. “Este financiamiento es solo una primera parte, no es todo lo que se necesita. Para lograr lo que queremos, se necesitan más de US$1 mil millones”.

Nuevos acopios de basura

Además de la planta de tratamiento de aguas, Tristao menciona la necesidad de establecer un sistema integral de recolección de basura, el cual será el segundo proyecto a ejecutarse una vez aprobado el préstamo del BID. Según la funcionaria, se implementará un modelo integral que tendrá como objetivo el reaprovechamiento de los distintos componentes de los residuos, lo que contribuirá a la formalización de los recolectores.

De acuerdo con Marcos Cruz, quien colabora en la parte técnica de los proyectos del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), se prevé la creación de seis centros de retención de basura en la cuenca media del Motagua. Cruz sostiene que el proyecto será sostenible, ya que permitirá a las municipalidades aprovechar los materiales para su venta y comercialización.

Tristao afirma que se trabajará con las municipalidades para crear la infraestructura necesaria para la gestión de residuos sólidos. “No es que los vayamos a desplazar”, aclara Tristao en relación con los recolectores. “Lo que se hace es incorporarlos a trabajar en una nueva planta, en un nuevo modelo, y cerrar esas zonas de botadero actuales”.

En las siguientes fases del programa, Tristao explicó que se buscará ampliar el sistema de saneamiento y expandir el modelo de gestión de residuos sólidos al resto del país, especialmente a lo largo de la cuenca, en 96 municipios.

Biodigestores

Los biodigestores son máquinas pequeñas y medianas que pueden instalarse en los sitios donde se generan desechos orgánicos, ya que permiten producir gas y fertilizante orgánico a partir de la propia basura. Así lo indicó Melissa Calvo, quien asegura que esta tecnología podría ofrecer una solución inteligente al problema de la basura orgánica, además de generar energía y fertilizante.

Calvo señaló que el proyecto fue avalado por Swisscontact, la Universidad Rafael Landívar y Biotrash. El prototipo, según explicó, ya está instalado en el campus de la URL y afirmó que se trata de una tecnología que puede escalarse a corto plazo. “Se puede hacer un pequeño biodigestor para pocas libras de basura al mes o biodigestores de mediana a gran escala, donde una municipalidad podría invertir en tecnología por menos de Q250 mil”.

Calvo sostiene que con un biodigestor se puede erradicar hasta el 50% de la basura orgánica. Además, reduce la huella de carbono. En lugar de desperdiciar recursos, la directora ejecutiva de Biotrash considera que esta tecnología podría convertirse en una herramienta económica.

También afirmó que el proyecto ya está mostrando resultados en su fase piloto y que, en cuestión de meses, se completará la producción. Según Calvo, se dispondrá de aparatos pequeños con un costo aproximado de Q30 mil, medianos por Q250 mil y otros más grandes, destinados a las municipalidades, que tendrán una inversión mayor.

Necesidad de normativas

Jeanne Samayoa, cofundadora de Haciendo ECO Guatemala y presidenta de la Alianza Por la Cuenca del Motagua, expresó que sí existe interés por parte de las empresas en invertir en el país en temáticas ambientales. No obstante, señaló que Guatemala también debe proporcionar los insumos necesarios para que las compañías se sientan seguras al invertir. “Las empresas están listas para moverse rápido si el país se mueve rápido”, afirma Samayoa.

Para las empresas, lo esencial es contar con certeza política, legal e institucional, ya que sus ganancias serán a largo plazo, explicó. Por ello, necesitan garantías para operar sostenidamente y así poder invertir en mayores cantidades, añade.

Según Samayoa, el proyecto más sólido es el préstamo del BID. Sin embargo, afirma que si los alcaldes se movilizan para otorgar concesiones, se podrá mejorar la posibilidad de que las empresas inviertan.