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¿Por qué las mujeres viven más que los hombres? Descubre las claves científicas de su longevidad
Los científicos investigan por qué hombres y mujeres envejecen de manera diferente, con la esperanza de prolongar la vida y mejorar la calidad de ambos.
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Las mujeres viven significativamente más que los hombres. Estudios revelan que la esperanza de vida de las mujeres ronda los 80 años, mientras que la de los hombres es de 75.
Esta tendencia se mantiene sin importar dónde vivan, cuánto dinero ganen o muchos otros factores. Incluso ocurre en la mayoría de los mamíferos.
“Es un fenómeno muy sólido en todo el mundo, que se mantiene en diversas circunstancias: enfermedades, hambrunas, epidemias e incluso en épocas de inanición”, explicó Dena Dubal, profesora de neurología de la Universidad de California en San Francisco.
Sin embargo, las razones detrás de esta diferencia son complejas y aún no están completamente establecidas. Además, vivir más no significa necesariamente vivir mejor. Según Bérénice Benayoun, profesora asociada de la Facultad de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California (USC), las mujeres suelen tener una esperanza de vida saludable más corta que los hombres, es decir, pasan menos años en buen estado de salud. En general, en la vejez son más frágiles físicamente y más vulnerables a enfermedades como problemas cardiovasculares y alzhéimer, en parte porque la edad en sí misma es un factor de riesgo.
Los científicos investigan por qué hombres y mujeres envejecen de manera diferente, con la esperanza de prolongar la vida y mejorar la calidad de ambos.
“Si entendemos qué hace que un sexo sea más resistente o más vulnerable, podremos identificar nuevas vías y conocimientos moleculares para desarrollar terapias que beneficien a ambos”, afirmó Dubal.
A continuación, algunas de las causas de esta diferencia en la longevidad.
Genética
Diversas investigaciones sugieren que el par de cromosomas sexuales XX en las mujeres puede influir en su longevidad, aunque aún no se comprende completamente cómo.
Por ejemplo, un estudio de 2018 realizado en el laboratorio de Dubal analizó ratones con diferentes combinaciones de cromosomas sexuales y órganos reproductivos. Los que tenían dos cromosomas X y ovarios vivieron más tiempo, seguidos de aquellos con dos cromosomas X y testículos. Los ratones con cromosomas XY vivieron menos.
“Había algo en el segundo cromosoma X que protegía a los ratones de morir antes, incluso si tenían testículos”, explicó Dubal. “¿Y si ese segundo cromosoma X tuviera un pequeño secreto de la fuente de la juventud?”.
Aunque estos estudios aún no se han replicado en humanos, Dubal señaló que las similitudes en hormonas, cromosomas sexuales y sistemas reproductivos sugieren que los hallazgos podrían ser aplicables a las personas.
Los factores epigenéticos —elementos ambientales o del estilo de vida como el clima o el estrés crónico que influyen en la expresión de los genes— también pueden afectar la duración de la vida, ampliando o reduciendo la diferencia entre hombres y mujeres, explicó Montserrat Anguera, profesora asociada de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Pensilvania.
Hormonas
Los investigadores también analizan el papel de las hormonas sexuales, como el estrógeno, en la longevidad, especialmente en su efecto sobre el sistema inmunitario.
“Hay evidencia de que, al menos antes de la menopausia, el sistema inmunitario femenino es más fuerte, más activo y más eficiente”, señaló Benayoun. En general, los hombres tienden a responder peor a las infecciones, lo que podría acortar su esperanza de vida. Además, son más propensos a morir de sepsis.
Un análisis de 2017 reveló que las mujeres que experimentaron la menopausia después de los 50 años vivieron más que aquellas cuya menopausia ocurrió antes. Cuando los niveles de estrógeno disminuyen, como sucede durante la menopausia, el sistema inmunitario femenino se debilita. A partir de ese momento, las mujeres alcanzan o incluso superan a los hombres en el desarrollo de enfermedades que eran menos comunes antes de la menopausia, explicó Benayoun.
Estilo de vida y comportamiento
Los hábitos de vida desempeñan un papel clave en la diferencia de longevidad.
En general, las mujeres son menos propensas que los hombres a fumar o beber en exceso, conductas que contribuyen significativamente a la mortalidad, explicó Kyle Bourassa, psicólogo e investigador del Centro para el Estudio del Envejecimiento y el Desarrollo Humano de la Universidad de Duke.
Además, tienden a adoptar más “conductas que promueven la salud”, como usar el cinturón de seguridad o acudir a chequeos médicos periódicos. También son más propensas a socializar, lo que las protege de los efectos negativos del aislamiento y la soledad.
Un análisis de 2023 reveló que las mujeres tienen menos probabilidades de morir por sobredosis de drogas o suicidio.
Factores externos
Cuestiones sociales como la guerra y la violencia armada afectan de manera desproporcionada a los hombres, señaló Naoko Muramatsu, profesora de ciencias de la salud comunitaria en la Universidad de Illinois, Chicago.
Durante la pandemia de la covid-19, las tasas de mortalidad masculina fueron más altas. Estudios demostraron que los hombres tenían más probabilidades de trabajar en sectores de alto riesgo, como la preparación de alimentos o la construcción, así como de estar en situación de calle o en prisión, factores que aumentaban su vulnerabilidad.
Conclusión
La brecha en la esperanza de vida es resultado de una combinación de factores biológicos, hormonales, conductuales y sociales, explicó Alan Cohen, profesor asociado de ciencias de la salud ambiental en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
“Probablemente existan miles de formas en las que esto sucede”, afirmó.
Si bien algunos factores, como el consumo de alcohol, tabaco y la dieta, pueden controlarse, aún no está claro cuánto influye realmente un cambio en estos hábitos en la longevidad, advirtió Bourassa.
“Necesitamos estudios más precisos para separar estos efectos y comprender mejor su impacto”, concluyó.