“Lo admiro porque lo que se propone, lo logra”: La dedicación de Jeanette Cárdenas que impulsó a Jean Pierre Brol hasta la medalla olímpica

“Lo admiro porque lo que se propone, lo logra”: La dedicación de Jeanette Cárdenas que impulsó a Jean Pierre Brol hasta la medalla olímpica

Forjado en la fe, la constancia y la humildad, Jeanette Cárdenas impulsó desde la infancia a Jean Pierre Brol a soñar en grande y a perseverar hasta alcanzar sus metas.

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09/05/2025 15:50
Fuente: Prensa Libre 

Soñar en grande fue el legado más profundo que Jeanette Cárdenas sembró en su hijo Jean Pierre Brol. Lo que comenzó como un juego en familia hoy es historia escrita con medallas y disciplina, bajo la guía de una madre que nunca dejó de creer.

A los 14 años, Jean Pierre descubrió su afinidad por el tiro deportivo. Al principio fue solo una curiosidad compartida con sus hermanos, inspirada por el ejemplo de su padre, Fernando Brol. Pero aquella chispa pronto se convirtió en fuego: una pasión que marcaría su vida y pondría a vibrar a toda una nación con cada uno de sus logros.

Jeanette Cárdenas lo describe como un niño tranquilo, dedicado a sus estudios y con una responsabilidad poco común para su edad. Con el tiempo, esa madurez se transformó en constancia profesional. Lo que empezó como una tradición familiar se convirtió en rutina, vocación y propósito.

Jean Pierre alcanzó la gloria al ganar la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 2024. Un año después, alzó el oro en la primera etapa de la Copa del Mundo de Tiro 2025, celebrada en Buenos Aires.

Detrás de cada paso estuvo su mamá. Jeanette no fue espectadora: fue abrigo, impulso y sostén. Lo acompañó desde sus primeros entrenamientos hasta sus mayores conquistas, orando por él, creyendo en él y sosteniéndolo en cada tropiezo.

Jeanette Cárdenas dijo con orgullo: “Jean Pierre siempre fue disciplinado en todo lo que se proponía. Ha ganado varias estrellitas, sin duda gracias a su entrega”. En la entrevista ella reconoció en su hijo un don, pero también una voluntad que se forjó con trabajo, fe y perseverancia.

En un hogar lleno de varones, Jeanette se convirtió en el corazón de la casa. Supo ser equilibrio, ternura y guía firme. “Como madre, me he preocupado de la A a la Z: que mis hijos estén bien alimentados, vestidos, bendecidos… Todo lo que una buena madre puede hacer, con la ayuda de Dios”, afirmó con convicción.

Una infancia marcada por la valentía

Uno de los recuerdos que más la marcó ocurrió en 1995. Sus hijos fueron secuestrados y ella, aferrada a su fe, pidió a Dios que los protegiera, en especial que Jean Pierre no sintiera que estaba secuestrado.

“Ya me habían quitado el carro cuatro veces, lo habían asustado, y él ya no quería andar conmigo”, relató. “Pero Dios lo guardó”.

“Cuando regresó, no saludó a nadie, solo pidió el teléfono para ponerse al día con sus clases. No sintió que lo habían secuestrado. Ver su responsabilidad en medio de todo aquello me marcó para siempre” agregó Cárdenas.

Fe, fortaleza y cada disparo

En cada competencia, Jeanette pone a su hijo en manos de Dios. “Mis nervios estaban a flor de piel, pero también mi esperanza. Verlo lograr lo que soñó junto a su padre y hermanos me llenaba el alma”, confió.

“A veces me enfermo de tanto preocuparme”, admitió entre risas. “Pero me aferro al Salmo 127: ‘Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican’, Cardenas también explicó que “una madre se aferra a Dios para proteger a sus hijos”.

Desde las gradas o desde casa, Jeanette estuvo siempre presente, impulsando con palabras de afirmación y amor. “Eso es lo que hago cada día: hablarles con fe y ternura. Porque eso es vital para cualquier hijo”.

ean Pierre Brol hizo historia en París al convertirse en el segundo guatemalteco en ganas una medalla en la historia de los Juegos Olímpicos. (Foto Prensa Libre: EFE)

El reflejo de una guía firme

Para Jean Pierre, el camino no habría sido posible sin su madre. “Uno no escoge a sus padres, pero me siento bendecido porque ella me enseñó a creer que es posible alcanzar cosas grandes, incluso cuando todo parece ir cuesta arriba”, reconoció. “Siempre me alentó a ser disciplinado, a dar lo mejor de mí”.

Su ejemplo diario fue su mayor maestro. “Mi mamá ha impactado profundamente a nuestra familia. Con su amor constante y su entrega, mis hermanos y yo nos sentimos privilegiados de tenerla”.

Incluso hoy, ya adultos y con sus propias familias, ella sigue siendo el centro. “Casi nunca estuvo enferma. Y si lo estuvo, jamás dejó de estar al pie del cañón. El trabajo de una madre es impresionante. Muchos dicen que es el trabajo menos remunerado, pero nosotros lo pagamos con amor y gratitud”.

Un vínculo que permanece

Jean Pierre guarda con cariño los recuerdos más simples: “Me despertaba antes que sonara el reloj, y si me enfermaba, bastaba con tocar la puerta: ella ya estaba ahí. Ese instinto maternal no se aprende, se nace con él”.

“Mi mamá fue el centro de nuestro hogar. Papá también fue muy importante, pero ella fue el cimiento que nos unió”, relató. “Éramos cuatro hombres con papá. Ahora quedamos tres hermanos, y ella sigue siendo nuestra fuerza, nuestro vínculo”.

Con voz firme y emocionada, afirmó: “Lo he hablado con mis hermanos. No seríamos quienes somos sin ella. De todo lo bueno que hemos logrado, nada existiría sin su apoyo”.

Jeanette Cárdenas fue parte fundamental de la historia de Brol y de su legado dentro del deporte olímpico. (Foto Prensa Libre: Jean Pierre Brol)

“Me siento feliz”, concluyó Jeanette. “Mis hijos son mi herencia, un regalo de Dios. Como flechas en manos de un arquero… Ellos son mi todo: Dios y mis hijos”.