Las ballenas que no pueden ser rescatadas y mueren en la costa sur de Guatemala

Las ballenas que no pueden ser rescatadas y mueren en la costa sur de Guatemala

Con alguna frecuencia, los cetáceos que aparecen en la Costa Sur llegan heridos o muertos por circunstancias del mar, y deben ser regresados a este, lo más pronto posible.

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11/05/2025 15:00
Fuente: Prensa Libre 

Siete varamientos —apariciones de ballenas enfermas o muertas— ha reportado el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), del 2020 a abril del 2025 en Jutiapa, Santa Rosa y Retalhuleu. Al menos seis estaban muertas y una perdió la vida poco después de encallar en una playa de Guatemala. Uno de los últimos varamientos ocurrió el pasado 15 de marzo, en la playa de la aldea Hawái, Santa Rosa. El cetáceo pesaba 20 toneladas y medía aproximadamente 18 metros. No se determinó la causa de muerte, pero se identificó que tenía un golpe de barco, explicó Juan Manuel Tejeda, director de la Asociación Rescate y Conservación de Vida Silvestre (Arcas), en la Costa Sur.

Arcas es una asociación civil que fue creada para rehabilitar a los animales que se encuentran en el mercado negro y son rescatados por las autoridades. También coadministra el Área Protegida de Usos Múltiples Hawái, junto al Conap, en seis comunidades, entre estas Cebollito, Hawái, Mañanitas, Dormido, Rosario y Papaturro. Otro evento similar ocurrió el pasado 7 de febrero. Una ballena fue localizada en estado de descomposición en Las Mañanitas, Chiquimulilla, Santa Rosa.

El Conap explica que las ballenas localizadas eran de género Megaptera y Balaenoptera. El peso promedio de las ballenas juveniles es de 70 quintales, mientras que las adultas pesan en promedio de 200 a 300 quintales. El Conap agrega que, en la mayoría de los varamientos, las ballenas estaban muertas, excepción de una, la ballena rorcual tropical, localizada en el 2024 —que se encontrada viva, pero “por un golpe murió inmediatamente”—, explica.

Por otro lado, de acuerdo con Jenniffer Ortiz, coordinadora de investigación de Semillas del Océano —que lleva a cabo programas de educación, ciencia y acción comunitaria para la conservación y el uso sostenible de los océanos—, los varamientos de ballenas que han registrado del 2007 a esta fecha (19 en total) reflejan que la especie rorcual tropical se mantiene todo el año en el área marina de Guatemala. Las ballenas jorobadas son migratorias, y llegan de diciembre a abril para reproducirse en los trópicos.

Además, las ballenas azules pueden permanecer en aguas nacionales en cierta época del año, pero se encuentran lejos de la costa. El otro registro fue de una ballena gris; posiblemente, llegó a través de una corriente marina que se desplaza hasta el área de Baja California, y presumen que pudo haber muerto en su viaje. “Estas no viven en nuestra agua marina, pero a través de corrientes pueden llegarnos otras especies”, indica.

¿Y el cuerpo?

El país carece de un protocolo que permita realizar una necropsia al cuerpo de las ballenas, donde se determine cuál fue la causa de muerte y qué se debe hacer después del hallazgo de un mamífero marino. Por esa razón, una vez la ballena es localizada muerta debe sumergirse mar adentro, y si está en estado de descomposición, el olor puede propagarse hasta a cinco comunidades, debido a la grasa y aceites que posee.

Tejeda explica que en otros países las ballenas son enterradas en las playas, pero, en el caso de Guatemala, eso no es posible porque las playas son turísticas y son cercanas a las poblaciones. “Enterrarlas se convertirían en un foco infeccioso”, dice. Por eso, sumergen al animal mar adentro, entre 10 y 15 millas náuticas. “La mayoría de las ballenas viene en estado de descomposición, no es recomendable estarlas manipulando porque poseen salmonela; por eso, la única opción es ingresarla al mar”, resume el experto.


El director de Arcas de Costa Sur dice que regularmente intervienen un aproximado de entre 10 y 15 personas para sumergir a un cetáceo al mar. Conap, Arcas y los dueños de chalés aledaños se encargan de alquilar y pagar un barco o una lancha para sumergir a la ballena.

Efectos ambientales

A escala local, Guatemala refleja un número bajo de varamientos de ballenas, pero, globalmente, el asunto tiene una serie de efectos negativos sobre el ecosistema marino, como la disminución de la productividad en el océano, porque ayudan a transportar a que suban los nutrientes a la superficie y a mantener a especies que son la base de la cadena alimenticia, por medio de sus heces, que son nutrientes y aprovechadas por microalgas, explica Ortiz.

Por otro lado, cuando una ballena muere, se hunde y se convierte en alimento de especies en zonas profundas del océano; cuando varan, no pueden alimentar a esas especies. Además, existen riesgos para la salud humana en la zona donde el cetáceo reposó para su fin, expone la experta. “Una ballena varada puede tener efectos negativos en la zona donde varó; pueden convertirse en un riesgo si fueran portadoras de una enfermedad infecciosa para otros organismos locales; o, simplemente, si no hace un adecuado entierro, puede contaminar áreas de playa”, afirma.

Mientras esto ocurre, el Conap enfrenta una serie de desafíos para atender el varamiento de ballenas. Uno de ellos es la falta de recursos económicos, porque carece de un rubro especial para la atención en estos casos. El Conap necesitaría de maquinaria pesada, lanchas, insumos varios, equipo de protección o bioseguridad, especialmente porque los varamientos son impredecibles y ocurren en lugares donde se tiene que recorrer grandes distancias para llegar a los lugares, expresa esa institución mediante su departamento de Comunicación Social. “Conap necesita un rubro económico especial para la utilización en la atención de los ejemplares, para el manejo de los cadáveres y fortalecimiento de capacidades al personal”, resume.

¿Cuáles son las razones de las muertes?

Jenniffer Ortiz expone que, sin una necropsia, no se tiene certeza de la causa del varamiento y de la muerte de ballenas. Algunas señales pueden suponer qué pudo haberles sucedido —por ejemplo, marcas externas o heridas profundas asociadas con golpes de barcos o mordeduras de depredadores—; sin embargo, las circunstancias pueden variar. “Son muchas las causas por las que un mamífero marino —en este caso, una ballena— podría varar; pueden ser naturales como la edad, alguna enfermedad, o bien, ataques de depredadores, huir de alguno, que se desorienten, o por intoxicación natural o por mareas rojas, o por desnutrición”, indica la experta.

También existen otras causas antropogénicas, dice Ortiz, “como la contaminación por desechos sólidos, por sustancias tóxicas, por condiciones con embarcaciones. A veces no se ven los daños internos, golpes o hemorragias; enredos o explosiones submarinas”, refiere la coordinadora de investigación de Semillas del Océano. Arcas tiene planificado publicar, en junio de este año, una propuesta de protocolo de atención al varamiento de ballenas que aborde detalles como el equipo idóneo que deben usar quienes manipulen a una ballena, medidas de seguridad para las poblaciones, cómo hacer una necropsia, llenar una ficha técnica y acciones por considerar si el cetáceo aún está vivo.