Una caravana de aproximadamente 1,500 migrantes avanza lentamente hacia la frontera entre México y Estados Unidos, con la esperanza de encontrar una vida mejor.

El grupo está compuesto principalmente por ciudadanos de Centro y Sudamérica, quienes iniciaron su viaje el pasado domingo en Suchiate, una localidad del estado mexicano de Chiapas, fronterizo con Guatemala.

La caravana incluye personas de todas las edades, desde bebés hasta adultos mayores, según informes.

En la mañana del martes, la caravana se encontraba en Tapachula, una ciudad del mismo estado de Chiapas, ubicada a unos 40 kilómetros de su punto de partida. Los migrantes optan por viajar en grandes grupos para evitar pagar a los contrabandistas y aumentar su seguridad en el camino. Su objetivo final es ingresar a Estados Unidos.

La esperanza de los migrantes es encontrar una vida mejor y oportunidades que no tienen en sus países de origen.

La travesía hacia la frontera de Estados Unidos es ardua y peligrosa, pero para estos migrantes, representa una posibilidad de escapar de la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades en sus países de origen. Muchos de ellos huyen de situaciones de conflicto, persecución y economías inestables, buscando seguridad y estabilidad para ellos y sus familias.

Además, viajar en una caravana brinda cierto grado de protección y visibilidad.

Al unirse a un grupo grande, los migrantes pueden reducir el riesgo de ser víctimas de la delincuencia y recibir ayuda humanitaria en el camino. Organizaciones no gubernamentales y grupos de voluntarios suelen proporcionar asistencia médica, alimentos y agua a lo largo de la ruta.

A pesar de los desafíos, los migrantes mantienen la esperanza de cruzar la frontera y construir un futuro mejor en Estados Unidos.