Fallida invasión rusa a Ucrania cumple 3 años

Fallida invasión rusa a Ucrania cumple 3 años

Ucrania ha resistido con gallardía, pero ya le llegó el recibo de pago.
24/02/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Hoy hace exactamente tres años empezó la agresión rusa contra Ucrania, que tenía como objetivo invadir territorio, arrasar con el ejército local y deponer o subyugar al gobierno de Volodímir Zelenski. Con su característica propaganda, se difundió que la “operación especial” —como le llamaron eufemísticamente— duraría unos seis meses. No querían llamarla guerra ni ataque, ni invasión, aunque quizás ahora podría llamarse fracaso, debido al tiempo transcurrido sin lograr derrotar a los aguerridos soldados ucranianos, que han infligido tantas bajas a los de Putin que hasta han necesitado refuerzos de Corea del Norte.

No se necesita una derrota para un fracaso militar, sobre todo si el agresor es una superpotencia. Ya le ha ocurrido a Rusia, en Afganistán. El costo político de miles de jóvenes soldados rusos muertos, lisiados o heridos constituye un adeudo del presidente ruso para con su pueblo y su historia. Por supuesto, el apoyo de Europa y de Estados Unidos de Joe Biden han sido claves para mantener la resistencia ucraniana emblemáticamente liderada por Zelenski.

Desde la reunión que sostuvo el mandatario ucraniano, en septiembre con el entonces aún candidato Donald Trump, ya se dejaba entrever la reticencia de este a que Estados Unidos siguiera financiando y aportando armamento a la resistencia, al menos no sin cobrar por ello. La semana pasada, un enviado de Trump presentó a Ucrania un plan para prácticamente pignorar la mitad de sus reservas de tierras raras y otros minerales en favor de compañías estadounidenses. El 5% del total mundial de tierras raras se encuentra en suelo ucraniano, lo cual explica también el afán ruso por sojuzgar ese territorio, primero a través de mandatarios proclives y luego por la fuerza.

El presidente Trump siempre ha presumido de su buena relación con Vladímir Putin, aunque en su primer gobierno trató de distanciarse a causa de la supuesta interferencia rusa en las elecciones. Por otra parte, en el 2019, durante su primer período en la Casa Blanca y en busca de la reelección que perdió, el magnate pidió a Zelenski que investigara a Joe Biden y a su hijo Hunter Biden, por sus negocios en Ucrania, a lo cual el mandatario se negó y por ello recibió un primer corte de asistencia.

Las avenencias y las animadversiones parecen tener en este momento más peso que los balances geopolíticos; las emociones y las revanchas parecen las bazas favoritas, por encima de las históricas reglas de no agresión vigentes y establecidas precisamente a causa de la Segunda Guerra Mundial. El conflicto entre Rusia y Ucrania es, de hecho, la mayor guerra en Europa en ocho décadas. Pero para que los Estados Unidos de Trump ejerza su influencia para el cese al fuego existe ahora una tarifa y todo apunta a que le torcerán el brazo a Zelenski para que acepte, y la primera señal es ser ninguneado en la mesa de diálogo.

Dada la naturaleza transaccional y calculadora del presidente de EE. UU., que también ha exigido a Europa mayor proporción de aportes en el apoyo a Ucrania, es posible que también intente lograr algún rédito con el mandatario ruso. No es irreal pensar que para ello la moneda de cambio sea parte del territorio ucraniano que Rusia reclama como propio. Por otra parte, la prolongación de la guerra ha sido un drenaje de recursos económicos rusos y la economía simplemente golpea a sus ciudadanos. A Putin le conviene un cese al fuego inmediato y la tónica trumpista le ayudaría a lograrlo para disimular el gran objetivo sin conseguir. Ucrania ha resistido con gallardía, pero ya le llegó el recibo de pago.