La violencia carcelaria volvió a sacudir a Guatemala este jueves 14 de agosto, cuando de forma casi simultánea se registraron motines en los centros de detención de Pavoncito, en Fraijanes, y El Boquerón, en Cuilapa, Santa Rosa, donde están recluidos integrantes de la Mara Salvatrucha (MS-13).

Según el Sistema Penitenciario (SP), los disturbios dejaron como saldo preliminar la muerte del guardia Pedro Velásquez Alonzo, quien recibió un disparo en el pecho dentro de la cárcel El Boquerón. El agente fue trasladado al Hospital de Cuilapa, donde falleció por la gravedad de las heridas.

Las autoridades confirmaron además que seis guardias permanecen retenidos por los reclusos, quienes exigen el traslado de cabecillas pandilleros hacia otros centros penitenciarios.

Exigencias y negociación

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De acuerdo con informes oficiales, los líderes de la MS-13 recluidos en El Boquerón condicionaron la liberación de los guardias a que se trasladara a sus dirigentes, recientemente enviados a la cárcel de máxima seguridad Renovación 1.

El Ministerio de Gobernación rechazó haber cedido a esas presiones. Francisco Jiménez, titular de la cartera, declaró que “Guatemala no negocia con criminales”, asegurando que no se realizaron traslados de cabecillas como parte de una negociación.

Crisis penitenciaria en aumento

Este nuevo episodio ocurre apenas dos días después de que integrantes del Barrio 18 provocaran disturbios en el Preventivo de la zona 18 y en Fraijanes 2, donde retuvieron a once guardias. En esa ocasión, la Policía Nacional Civil (PNC) logró su liberación tras 18 horas de tensión, sin uso de la fuerza.

La situación refleja el grave colapso del sistema penitenciario, con cárceles sobrepobladas y bajo control de estructuras criminales. Según datos oficiales, en El Boquerón se encuentran recluidos 366 “paisas” y 297 pandilleros, mientras que en Pavoncito la mayoría son miembros activos de la MS-13.

Preocupación internacional

La Embajada de Estados Unidos en Guatemala emitió una alerta de seguridad para sus ciudadanos, advirtiendo sobre posibles hechos violentos vinculados a estos disturbios.

Por ahora, el SP y la PNC mantienen un fuerte dispositivo en los alrededores de los penales, pero la crisis sigue abierta y sin una solución definitiva.