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Guardianes de las orquídeas: un legado de 55 años por Guatemala
Conservación y legado familiar, al rescate de las orquídeas guatemaltecas.
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Aquella mañana las nubes dominaban el bosque. El pequeño sendero apenas permitía ver unos 10 metros al frente, mientras la neblina y las lluvias horizontales cubrían el paisaje. El frío obligaba a usar impermeables, pero nada de eso parecía importar a quienes avanzaban entre la bruma. ¿Qué podía motivar a los integrantes de esta familia para recorrer el bosque en condiciones tan adversas, cuando ni siquiera el sol se asomaba en el horizonte? La respuesta es clara: una tradición convertida en compromiso y un estilo de vida. Desde hace más de medio siglo, su misión ha sido rescatar orquídeas de los bosques talados de Guatemala y conservar un tesoro natural que muchos desconocen.
De generación en generación, la familia Archila ha rescatado orquídeas de bosques talados y hoy inspira a todo un país con ciencia, pasión y compromiso.
Esta historia comenzó en 1970 con Óscar Archila y su esposa, pioneros en el rescate y cultivo de orquídeas. Con el tiempo, se unieron sus hijos Fredy, Estefanía y Claudia, quienes crecieron rodeados de plantas y amor por la naturaleza. Hoy, la tercera generación —Javier, Óscar Rodrigo y Adrián— continúa este esfuerzo, consolidando una dinastía dedicada a la conservación de la biodiversidad vegetal del país.
Fredy Archila, recién nombrado “Guatemalteco ilustre en ciencias” en distintas publicaciones ha sido llamado “el guardián de la monja blanca” o “el guardián de las joyas del bosque”; su legado no se limita a un título romántico. Junto a su hijo Javier fundó el Departamento de Comunicación Científica de la Estación Experimental de Orquídeas de la familia Archila. Desde allí han impulsado iniciativas innovadoras como “100 días hablando de orquídeas”, en la que diariamente compartieron información accesible para todo público, y recientemente la serie documental Los guardianes de las orquídeas.
Esta serie busca sensibilizar sobre la importancia de la conservación y la investigación científica, pero también pone en valor la entrega de una familia que lleva más de 55 años comprometida con el rescate de especies en peligro y con la construcción de conocimiento para futuras generaciones. La ciencia se vuelve aquí puente entre la pasión y la responsabilidad ambiental.
El primer capítulo transportó a la audiencia a la mítica laguna Lachuá, un espejo de agua rodeado de selva virgen que guarda innumerables secretos naturales. El segundo nos llevó a Semuc Champey, joya escondida entre montañas y ríos. En ambos programas, los Archila se acompañaron de expertos nacionales y extranjeros vinculados a la conservación y al desarrollo sostenible, lo cual aporta una mirada integral sobre los retos ambientales de Guatemala.
La conexión entre pasado y presente, entre la tradición familiar y la investigación científica, nos recuerda algo esencial: nadie puede conservar lo que no conoce. La pasión, por sí sola, no basta; debe ir acompañada de trabajo arduo, disciplina y formación. Esa combinación es la que ha permitido que la familia Archila trascienda en el tiempo y se convierta en referente regional en la protección de orquídeas.
Los guardianes de las orquídeas nos muestran un rostro distinto de Guatemala: el de un país con riquezas naturales incalculables, de personas que aman a su tierra al punto de invertir sus propios recursos en su preservación, y de científicos capaces de conectar con la población para transmitir un mensaje de esperanza. Es un recordatorio de que no todo está perdido y que todavía existen ejemplos de compromiso auténtico con el país.
Mientras aguardamos los próximos capítulos de esta serie, surge un desafío ineludible: que empresas, instituciones y ciudadanos se sumen a apoyar iniciativas como esta. La conservación no puede recaer únicamente en una familia, por apasionada y perseverante que sea. Guatemala necesita más guardianes que, inspirados por el ejemplo de los Archila, comprendan que proteger nuestras orquídeas significa también proteger nuestra identidad, nuestra cultura y nuestro futuro como nación.