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“Vendí 50 canciones para pagar mi disco”: la anécdota que Arjona compartió en pleno concierto
El concierto número 11 de la gira “Lo que el seco no dijo“, durante la Residencia en Guatemala, se convirtió en una noche cargada de memorias, anécdotas y homenajes a quienes lo acompañaron en sus primeros pasos musicales.
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El concierto número 11, celebrado el pasado domingo 16 de noviembre, fue nostálgico para los asistentes a la residencia de Ricardo Arjona en Guatemala y marcó el comienzo de la gira Lo que el seco no dijo.
Durante una pausa de casi 15 minutos, Arjona dio la bienvenida a la banda que lo acompañó cuando aún vivía en Guatemala, antes de buscar su espacio en el extranjero. Saludó desde el escenario a cada uno de sus amigos entre el público: entre quienes mencionó a Miguel Ángel Villagrán, conocido como Malín; Vinicio Quezada y German Giordano.
“Ahora inventamos algo y se vienen para acá”, dijo, animando a los presentes. “Tengo tantas historias con estos muchachos… por Dios. Malín, la historia es buena. Resulta que, después de que todas las compañías en México me habían dicho que no, llegué a la conclusión de que la gente tenía más fe en mis canciones cantadas por otros que cantadas por mí. Nadie quería grabar conmigo. Yo era una especie de mariachi para los grandes productores de televisión mexicanos: les servía para amenizar fiestas, pero no para grabar discos”, relató al recordar sus inicios en el extranjero.
Continuó la anécdota: “Entonces decidí pagarme mi propio disco. Vendí 50 canciones. Comencé a trabajar con un arreglista mexicano que iba a hacer seis o siete temas, y Malín haría unas cinco. Pero un día antes de grabar, este muchacho me dijo: ‘Ya no voy a ir, tengo compromisos’. Yo tenía todo listo para grabar en un estudio en el que había trabajado como asistente de productor durante dos años, durmiendo en un sofá frente a una consola”.
Llamó entonces a su amigo, quien tomó un avión desde Guatemala hasta Dallas, mientras él viajaba desde México al mismo destino. “Pero él no sabía que no teníamos preparadas ocho canciones y que empezábamos a grabar al día siguiente. La noche antes de viajar comencé a escribir algunas cosas y terminé una canción. Cuando llegamos, le dije: ‘Malín, nos hacen falta como ocho arreglos, y te cuento que escribí otra canción’. Mientras él revisaba esa canción en el cuarto —porque compartíamos un cuarto pequeñito—, yo seguía escribiendo otra más, metido en el baño con mi guitarra”. Ahí nació Mujeres, Primera vez, Quién diría y Animal Nocturno, parte de las cuales cantó junto al público durante el concierto.
También recordó ela poyo que le dio años antes de su aventura en el extranjero, el maestro Vinicio Quezada “—uno de los grandes dueños de este teatro, porque hay gente que se ha hecho dueña de este teatro— le había ayudado con los arreglos de su primer disco grabado en Guatemala. “Muchas historias, muchas manos que me ayudaron en ese camino”, expresó el cantautor guatemalteco.
Para concluir, relató: “Voy a terminar con una historia de Germán Giordano, un guitarrista tremendo. En mi primer concierto después de Animal nocturno, mi vida había cambiado. Vine por primera vez a presentarme ya residiendo en México. Ellos vinieron a visitarme. Terminamos tardísimo; uno de los últimos en irse fue Germán, que venía con su familia. Charlamos, recordamos tantas cosas. Cuando se fueron todos y me quedé solo en la habitación del hotel, de repente vi debajo de la cortina un par de zapatitos. Corrí la cortina y había un niño durmiendo. Lo llamé: “Germancito, ¿no se te olvidó algo?”. Me dijo que no. Le respondí: ‘Parece que se te quedó un hijo aquí detrás de la cortina'”, contó, provocando las risas y aplausos de los asistentes.
Los invitados especiales de la noche pasaron también al escenario a mostrar su talento junto al equipo actual de Arjona para cantar Mi país.