Una tormenta, breve pero feroz, descargó granizo del tamaño de pelotas de golf sobre los asistentes a un concierto en el famoso anfiteatro Red Rocks, cerca de Denver, causando decenas de heridos y obligando a cancelar la actuación del ex miembro de One Direction Louis Tomlinson.

Unas 90 personas fueron atendidas por heridas causadas por la tormenta del miércoles por la noche en el recinto al aire libre situado en las estribaciones de las Montañas Rocosas, y siete fueron trasladadas a un hospital, según informó West Fire Rescue. Algunos resultaron heridos por el granizo y otros sufrieron fracturas, contusiones y cortes mientras buscaban refugio, pero ninguna lesión puso en peligro su vida, explicó la portavoz de los bomberos Ronda Scholting.

El granizo se acumuló como nieve en algunos puntos del anfiteatro, excavado en una formación de roca sedimentaria. El espectáculo se retrasó inicialmente debido a las condiciones meteorológicas, y se pidió a los fans que se refugiaran en sus vehículos, según los tweets del lugar. Posteriormente, el concierto se canceló.

El granizo comenzó a caer cuando Nicole Criner, de 28 años, y su hermana se dirigían al coche para escapar de la tormenta, que se intensificaba. Antes de que pudieran hacerlo, empezaron a caerles piedras de granizo más grandes, y se agarraron a un pequeño cartel de plástico que había a la entrada del recinto para cubrirse la cabeza.

Según Criner, el cartel les cubrió parcialmente la cabeza, pero las manos, la espalda y los hombros sufrieron las punzadas del granizo. A Criner se le cayeron las gafas de la cabeza y fueron arrastradas por un río de granizo que corría cerca.

Criner compartió en Twitter un vídeo del momento en el que se ve a los asistentes al concierto corriendo mientras su hermana gritaba de dolor por el granizo que les caía encima. Otros buscaron escondites bajo árboles y arbustos.

“Estábamos escondidos debajo de un cartel de plástico, pero había mucho viento e intentábamos sujetarlo por encima de nuestras cabezas, pero el granizo nos golpeaba las manos”, explicó. “No estábamos completamente resguardadas, así que nos golpeó en loshombros y en la espalda”.

Criner y su hermana escaparon del granizo cuando se acercó un coche y el conductor las llamó para que entraran junto con otras personas que no encontraban otro lugar donde esconderse. Sangrando y con un chichón en la cabeza, Criner y su hermana pudieron reencontrarse con su padre y la novia de éste que habían perdido en el caos.

Un día después, aseguró, todavía estaba dolorida y magullada.