Neira empezó su carrera universitaria en 1950. Pronto formó a su familia y optó por dejar sus estudios para ponerse a trabajar a tiempo completo y poder mantener a sus hijos.

“ Nunca tuvimos clases juntos, pero a veces nos encontrábamos para almorzar en la cafetería o a veces estudiábamos juntos en la biblioteca”, confesó la joven.

El ancino perdió la audición y estuvo un mes de baja en el semestre. Debido a ello el ancino no consiguió los créditos para poder graduarse. Luego la familia persuadió a las autoridades de la universidad de darle el título como reconocimiento por los años de estudio y de dedicación.