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Asuntos del corazón
Guatemala debe retomar y asumir su liderazgo centroamericano.
Uno de los tres grandes padres de la geopolítica imperialista, que para que no suene tan fea en la academia se la llama clásica, fue el gran autor británico Halford Mackinder, quien dijo: “Quien controle la isla del mundo controlará el mundo, y para controlar la isla del mundo se debe controlar el corazón de la isla del mundo. Esta es lo famosa teoría del heartland, el corazón de la tierra. Vamos por partes, la isla del mundo de Mackinder es una media luna recostada boca arriba que nace desde el centro de Europa y baja por Europa del Este, en particular los Balcanes, para salir a la conexión del mar Mediterráneo con el Negro y agarrar el Cáucaso y adentrarse en el corazón de China y salir por el extremo ruso oriental. El corazón es ese paso del mar Mediterráneo al mar Negro. El magnus opus de Mackinder, donde presentó esta teoría, se llamó El pivote geográfico de la historia (1904), y ese pivote es Rusia. Y, bueno, justo ahí el conflicto con Ucrania, y la historia se repite. Pero la teoría de Mackinder evolucionó y se aplica a otras partes del mundo, y vengamos a ver a nuestro querido barrio.
La isla del mundo del hemisferio occidental tiene un corazón en Centroamérica y en particular Guatemala.
El gran libertador Simón Bolívar dijo de nosotros en su Carta de Jamaica (1815): “Los Estados del istmo desde Panamá hasta Guatemala formarán quizá una asociación. Esta magnífica posición podrá ser con el tiempo el emporio del universo; sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia; traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. ¡Acaso solo allí podrá fijarse algún día la capital de la tierra como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio!”. Hace 210 años escribió eso el Libertador y a este día solo los capos del narcotráfico han aprovechado esto tristemente. Centroamérica es el corazón de una isla que son las Américas, o como otros autores la llaman el cordón umbilical o la yugular entre norte o sur. Una región tan pequeña pero a la vez tan importante.
Por enésima vez, las primeras visitas diplomáticas son aquí en Centroamérica. Kamala Harris hace cinco años y hace unas semanas Marco Rubio visitando Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y República Dominicana, en ese orden. La región determina el éxito o fracaso de la política exterior estadounidense para América Latina en términos de migración, lucha contra el narcotráfico, pero sobre todas las cosas desarrollo, algo que nunca ha logrado cuajar. Porque si hubiese desarrollo, no andaría tanto centroamericano migrando. Este es un tema que Estados Unidos minó durante décadas en el marco de la Guerra Fría y los llamados conflictos de baja intensidad y luego no hizo absolutamente nada con los gobiernos “conservadores de derecha” que nos sumieron en subdesarrollo y altas tasas migratorias como el de Pérez Molina, Jimmy Morales y Alejandro Giammattei.
La isla del mundo del hemisferio occidental tiene un corazón en Centroamérica y en particular Guatemala; somos nosotros el país pivote del istmo, pero seguimos sin aprovechar esto, sea por gobiernos mediocres o por un sector privado miope y una gigantesca bola de corruptos. A ver quién limpia la casa y asume el liderazgo que Guatemala y toda la región necesita, pero debe ser un liderazgo firme e institucional, no guiado por los egos, como en El Salvador de un Nayib Bukele o de la finca personal de Nicaragua del dictador Ortega y su esposa, sino guiados por instituciones que no se dejen dominar, como decía Mackinder, pero que sean lideradas por un bien mayor, por un bien que sea centroamericano firme y no personalizado: institucional. ¡Feliz domingo!