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Senacyt: Desplome de la ciencia nacional
La Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SenacyT) fue fundada hace más de treinta años con el objetivo de organizar e impulsar una cultura de investigación en las instituciones, las entidades y los órganos de los sectores público, privado y académico, así como en las personas individuales. Sin embargo, su aporte a la ciencia nacional, […]
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La Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SenacyT) fue fundada hace más de treinta años con el objetivo de organizar e impulsar una cultura de investigación en las instituciones, las entidades y los órganos de los sectores público, privado y académico, así como en las personas individuales. Sin embargo, su aporte a la ciencia nacional, un desarrollo y divulgación incluso de esta, ha sido muy pobre y lo salido de sus paredes como aporte nacional muy limitado. Razón de peso es su pobre presupuesto, pero debemos colocar a su lado la carencia de una ruta adecuada para asegurar una política en ciencia y tecnología, acorde a la problemática nacional y al desarrollo que demanda el país y dentro de ello, a la proliferación y mantenimiento de una fuerza laboral científica nacional. No solo son pocos los jóvenes que se interesan por la ciencia, sino que carecen de lugares e instituciones públicas y privadas para ser acogidos.
Somos un país agrícola de alto poder para el desarrollo agroindustrial, necesitamos de un ordenamiento de fuentes de energía barata y no contaminante y en ello tenemos alto potencial. Necesitamos de un ordenamiento territorial y demográfico, de medidas claras de control ambiental. Somos parte de un corredor epidémico de enfermedades infecciosas, nutricionales y crónicas degenerativas y carecemos de atención adecuada a la salud mental. No obstante conocer nuestra problemática, el aporte de la ciencia a la solución de esos aspectos de la vida nacional, está mal enfocado política y administrativamente, como lo demuestra la persistencia por décadas de la problemática arriba señalada, cargada de desinterés político por la ciencia y la tecnología y en las instituciones públicas, de falta de estrategias sólidas respaldadas por la ciencia y carencia de científicos, como una herramienta valiosa para solucionar y satisfacer necesidades apremiantes y de brindar protección y seguridad a lo social y ambiental.
Ya escucho a los pocos centros que atienden inquietudes científicas: esa no es tarea del científico ni la dedicación científica está en función de lo público e institucional. Creo que esa es una forma aberrante de no ver y sacarle utilidad a los avances científicos y tecnológicos y reto a los que así piensan, a que revisen el papel político y social jugado por los científicos del INCAP en su lucha por instituir la fortificación del azúcar con vitamina A y la introducción de la Incaparina como alimento básico en la lucha contra la desnutrición infantil. Buenos ejemplos de lo que la ciencia y sus hombres pueden aportar a la sociedad y al desarrollo del país.
No cabe duda que estamos necesitados de una reingeniería y fortalecimiento nacional del Senacyt. De su regulación, organización y funcionamiento y sus finanzas y de incluso participación comunitaria en ello ya que se necesita de ésta, como verdaderos y directos necesitados de soluciones a sus infortunios y de su liderazgo como fuentes de cambios en la orientación de la investigación nacional para el desarrollo. Como bien se dice en el mundo gerencial “resultados deferentes, demanda de hacer las cosas de manera diferente” y ese hacer diferente solo puede descansar fundamentalmente en tres cosas: hacer ciencia, divulgarla y aplicarla. Eso requiere de una toma de decisiones políticas diferente, para orientar e implementar la ciencia y de compromisos regulatorios sobre ello, pero también de la comunicación eficaz y científica y de procesos deliberativos y liderazgos actualmente inexistentes dentro del sistema nacional de investigación. Finalmente una parte fundamental de la reingeniería no debe quedar en el olvido: El sistema no pude funcionar sin poder y autoridad y esto solo se logra con masas críticas de científicos en ciencia teórica y aplicada, revestidos de poder de decisión y justos presupuestos para ello.