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“El convite sigue cruzando fronteras con identidad guatemalteca”: el legado del Convite Centenario del 17 de agosto, Patrimonio de la Nación
Reconocido como Patrimonio Cultural Intangible de Guatemala, el Convite Centenario busca transmitir la identidad y la tradición de sus bailes a las nuevas generaciones.
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“Nuestro legado no es solo bailar, es mantener viva una tradición que une al pueblo con fe y alegría”, afirma Eduardo Méndez, director del Convite Centenario del 17 de agosto de la Hermandad de Santa Elena de la Cruz, agrupación declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Nación desde 2003 por su papel en la preservación del baile de convite.
Conocido como uno de los referentes del convite guatemalteco y pionero de esta tradición en Santa Cruz del Quiché, el Convite Centenario surgió en 1913, a través de danzas y vestuarios improvisados. Méndez recuerda: “Las personas se volteaban la ropa y bailaban al ritmo de la marimba. Fue algo folclórico, tipo la Huelga de Dolores, satirizando a la gente de la comunidad”.
Con el tiempo, explica, esto cambió cuando Manuel Rodríguez, uno de los directores del convite, transformó la mística del baile al incorporar trajes más elaborados y marimba orquesta. Ciento doce años después, la tradición se ha renovado en imagen, pero mantiene su esencia: rendir honor a las tradiciones de los pueblos y a sus santos patronos.
La agrupación ha influido en su departamento, inspirando la creación de otros grupos y promoviendo esta expresión más allá del país.
En 2003, el Ministerio de Cultura y Deportes la reconoció como Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, distinción que, por más de 12 años, han heredado de generación en generación. Méndez comenta que su padre fue director y primera pareja del convite durante 52 años, cargo que él heredó.
“Ellos fueron los que empezaron con la inquietud de que se elevara el convite a patrimonio, y gracias a Dios, en 2003 fuimos declarados el primer convite Patrimonio Cultural Intangible de la Nación”, detalla.
Desde la cuna del convite
Durante más de 112 años, el Convite Centenario del 17 de agosto ha mantenido viva la tradición convitera. Méndez indica que actualmente Quiché cuenta con diversos grupos que conservan esta manifestación cultural, lo que ha consolidado al departamento como la cuna de la tradición danzante.
El legado que comenzó con algunos grupos ha llegado a formar parte de la belleza, tradición y arte del departamento, extendiéndose no solo por Santa Cruz del Quiché y otros municipios, sino también más allá de las fronteras guatemaltecas.
“Créame que nosotros, como Convite Centenario, hemos tratado de abrir muchas brechas para los demás grupos artísticos”, dice Méndez, quien destaca que algunos han llevado esta tradición a escenarios en Estados Unidos, donde cada año se celebra gracias a la comunidad migrante.

(Foto Prensa Libre: Ingrid Reyes)
Evolución del convite
Para Méndez, hoy los convites son parte de la identidad de los pueblos de Quiché y de las celebraciones patronales del país. Son referentes culturales, económicos, sociales y artísticos.
Desde los trajes, la música y el baile, el convite ha evolucionado. Inició como un acto para entretener y ahora es una expresión artística y cultural.
“Aquí en Santa Cruz del Quiché, el convite mueve economía, cultura y corazón”, afirma. “Es increíble la cantidad de personas que vemos en la feria titular, el 17 de agosto”, agrega.
Con esa evolución también ha crecido el reconocimiento a los artesanos que elaboran desde las máscaras hasta los accesorios que forman parte del disfraz.
“Hay muchos artesanos que están aplicando técnicas nuevas, que han viajado a Colombia o a lugares donde hay otros métodos. Antes solo se usaba tela; ahora se usan metales, joyería, accesorios”, enfatiza.
Para hacer esta tradición más cercana a toda la familia, los convites incorporan personajes de interés para niños y adultos.
Encuentro de conviteros 2025
Méndez comenta que la reciente participación de la agrupación como referente de los convites patrimoniales fue un paso importante para mostrar esta cultura a personas de otros departamentos.
Para sus presentaciones, la agrupación ensaya con anticipación. Según Méndez, para su participación en las fiestas de agosto, los preparativos inician en marzo o abril, cuando comienzan a diseñar los personajes, reunir a los miembros y establecer las coreografías.
Más que una tradición, bailar también es algo espiritual. Está dedicado a la patrona del municipio como una ofrenda. “Los 40 integrantes pasan todo el día bajo un traje, bailando para toda la comunidad. Se realizan al menos 14 presentaciones”, detalla.
Nuevas generaciones
Méndez explica que transmitir esta tradición de padres a hijos es fundamental para conservar el legado del convite. “Los muchachos que empiezan como colaboradores se quedan por amor al convite. A ellos les estamos heredando el futuro”, afirma.
Estas acciones son clave para mantener viva una tradición que hoy es reconocida como patrimonio cultural de Guatemala.
(Video Prensa Libre: Ingrid Reyes)