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A rescatar la Facultad de Ingeniería de la USAC y colocarla en el siglo XXI
Recibí la buena noticia de que, gracias a la acción de estudiantes de SOS USAC, con apoyo legal se logró el amparo judicial para rehacer la convocatoria a Decano de la Facultad de Ingeniería de la USAC, que ya habíamos denunciado como convocatoria trucha. Es la gran oportunidad para que ingenieros e ingenieras reflexionemos sobre […]
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Recibí la buena noticia de que, gracias a la acción de estudiantes de SOS USAC, con apoyo legal se logró el amparo judicial para rehacer la convocatoria a Decano de la Facultad de Ingeniería de la USAC, que ya habíamos denunciado como convocatoria trucha. Es la gran oportunidad para que ingenieros e ingenieras reflexionemos sobre nuestra Casa de Estudios y trabajemos intensamente por rescatarla de la corrupción y la mediocridad de administraciones anteriores y, además, para ponerla al día con los avances científicos y tecnológicos. No podemos olvidar las funciones sociales y humanísticas que la ingeniería desempeña, incluida la ética que debe guiar nuestro desempeño por el bien del país.
La mayoría de las y los ingenieros no hemos sido “políticos”, aunque sí hemos participado en política, sin vacilación, en momentos de crisis. Somos reacios a los partidos políticos, porque estos, con pocas excepciones, no han funcionado para lograr el bien social, sino que para el beneficio personal y colectivo de ambiciosos grupúsculos. Participamos muy activamente en la transformación de nuestra Facultad y de toda la USAC, sin embargo, entre 1970 y 1980, y no pocos nos sumamos a las filas revolucionarias, como única manera de cambiar el país -es grande la lista de colegas y potenciales colegas que fueron asesinados por la contrainsurgencia militar, aunque se trate de borrarlos de la memoria histórica. Cuando fui electo en 1976 como Decano, funcionaban tres grupos estudiantiles con posición progresista, de orientaciones distintas: uno era APE, que se había mantenido al frente de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería (AEI) por varios años. Otro era Frente, que se vinculaba a las organizaciones promovidas por la Juventud Patriótica del Trabajo (JPT) en toda la universidad. Y un tercero era de ideología socialdemócrata. Los tres grupos me apoyaron y fueron la clave en mi victoria para el cuerpo estudiantil; pero tuve que buscar apoyos también de estudiantes no organizados, particularmente de Ingeniería Química. No fue fácil la victoria, porque el contrincante, Héctor Centeno, era un ingeniero muy capaz e íntegro, que gozaba de gran apoyo.
De igual manera, tuve que hacer trabajo sistemático de cabildeo con los profesionales de Ingeniería, tanto del Colegio de Ingenieros Químicos como del Colegio de Ingenieros de Guatemala. La cuestión a dilucidar: ¿cuál era el mejor plan de gobierno y desarrollo para la Facultad de Ingeniería? Hoy, la duda es otra: ¿qué grado de integración se tiene a las mafias universitarias? Esto es lo que debemos extirpar en el próximo proceso de elección. Por ello, insto a las y los colegas a comprometerse en esta elección, tanto a profesores como a ingenieros en el ejercicio de la profesión. Su participación marcará la gran diferencia. También les he comunicado a los grupos estudiantiles honestos, particularmente a SOS-USAC, que, de necesitarse mi participación como precandidato a la decanatura, pueden contar con mi nombre. No creo ser su mejor candidato y apoyaré a quien seleccionen; pero, tampoco rehusaré actuar con total compromiso de requerirse mis servicios.