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5 poemas que celebran a Guatemala escritos por autores reconocidos
Guatemala ha impactado a sus habitantes a lo largo de la historia. En esta selección presentamos cinco poemas inspirados en sus paisajes, su belleza y también en sus realidades sociales y culturales.
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En esta selección reunimos cinco poemas inspirados en Guatemala, en sus paisajes, en la riqueza de su belleza natural y en las complejidades de sus realidades sociales y culturales.
El pasado y el presente dialogan en las voces de reconocidos escritores guatemaltecos. Algunos, como Miguel Ángel Asturias, Rafael Landívar y Humberto Ak’abal, trascendieron fronteras y fueron traducidos a múltiples idiomas, dejando un legado fundamental en la literatura universal. Junto a ellos, resuenan las propuestas actuales de Rosa Chávez y Carolina Escobar Sarti, representantes de una generación que sigue creando, cuestionando y renovando desde la poesía.
1 Miguel Ángel Asturias

(Foto Prensa Libre: fa gentileza de su hijo, Miguel Ángel Asturias Amado)
El talento de Miguel Ángel Asturias le llevó a explorar diferentes géneros con poesía, dramaturgia, cuentos y ensayos.
Al hablar de Asturias, Denise Phé-Funchal, escritora guatemalteca y docente de la carrera de Comunicación Estratégica de la Universidad del Valle de Guatemala expresa que es un autor vigente en el sentido de los temas que aborda a lo largo de su obra y siguen siendo parte de la realidad guatemalteca.
A Guatemala
Por Miguel Ángel Asturias
¡Patria de las perfectas luces, tuya
la ingenua, agraria y melodiosa fiesta,
campos que cubren hoy brazos de cruces!
¡Patria de los perfectos lagos, altos
espejos que tu mano acerca al cielo
para que vea Dios tantos estragos!
¡Patria de los perfectos montes, cauda
de verdes curvas imantando auroras,
hoy por cárcel te dan tus horizontes!
¡Patria de los perfectos días, horas
de pájaros, de flores, de silencio
que ahora, ¡oh dolor!, son agonías!
¡Patria de los perfectos cielos, dueña
de tardes de oro y noches de luceros,
alba y poniente que hoy visten tus duelos!
¡Patria de los perfectos valles, tienden
de volcán a volcán verdes hamacas
que escuchan hoy llorar casas y calles!
¡Patria de los perfectos frutos, pulpa
de paraíso en cáscara de luces,
agridulces ahora por tus lutos!
¡Patria del armadillo y la luciérnaga
del pavoazul y el pájaro esmeralda,
por la que llora sin cesar el grillo!
¡Patria del monaguillo de los monos,
el atel colilargo, los venados,
los tapires, el pájaro amarillo
y los cenzontles reales, fuego en plumas
del colibrí ligero, juego en voces
de la protesta de tus animales!
Loros de verde que a tu oído gritan
no ser del oro verde que ambicionan
los que la libertad, Patria, te quitan.
Guacamayas que son tu plusvalía
por el plumaje de oro, cielo y sangre,
proclamándote va su gritería…
¡Patria de las perfectas aves, libre
vive el quetzal y encarcelado muere,
la vida es libertad, Patria, lo sabes!
¡Patria de los perfectos mares, tuyos
de tu profundidad y ricas costas,
más salóbregos hoy por tus pesares!
¡Patria de las perfectas mieses, antes
que tuyas, júbilo del pueblo, gente
con la que ahora en el pesar te creces!
¡Patria de los perfectos goces, hechos
de sonido, color, sabor, aroma,
que ahora para quién no son atroces!
¡Patria de las perfectas mieles, llanto
salado hoy, llanto en copa de amargura,
no la apartes de mí, no me consueles!
¡Patria de las perfectas siembras, calzan
con hambre de maíz sus pies desnudos,
los que huyen hoy, tus machos y tus hembras!
2. Rosa Chávez

Para Rosa Chávez, poeta de origen Maya K’iche’ Kaqchiquel, el lenguaje que se utiliza en la poesía despierta la conciencia hacia otras realidades y permite la introspección. En una entrevista publicada en Prensa Libre describió que el poder de la palabra, en tiempos de incertidumbre y en momentos en donde el enojo y la inseguridad son persistentes, hacen que se busque un refugio, un aliento en los poemas.
Entre sus publicaciones están Casa solitaria y Ri uk’u’x ri ab’aj/El corazón de la piedra, además de obras experimentales de teatro, performance y video.
Para recuperar nuestro aliento
Por Rosa Chávez
Invoco la energía de las ancestras, de las abuelas,
de todas las que sembraron con sus manos y con sus cuerpos la vida en el presente,
respiro profundo el sagrado aire llenando la vasija de mi corazón,
suena una tambora que une mi ombligo con el
latido de la tierra, suena una tambora que truena
como el rayo del tijax
cortando los nudos de mi cuerpo y mi memoria,
llega la luna llena y me curo las penas atrapadas con baños de sal,
con mi manojo de siete montes despierto la circulación en mis venas,
mis células hablan con el lenguaje de las plantas, en el calor del tuj recupero mi fuerza,
bebo infusiones de hierbas y flores para calmar
mi mente, sobo mis articulaciones, enciendo mis
velas de cebo, de colores,
humos de incienso y de pom para soplar las nubes que se quedan en el pecho,
invoco a las guardianas de los ríos, a las guardianas de los cerros,
a las guardianas de los caminos, en una ciudad,
en un campo, donde se encuentren mis pasos,
hablo con el sagrado viento y le cuento despacio
y nombro para sanar y me inclino ante mi verdad,
la tierra con su nobleza recibe todo lo que le
quiero dar, todo lo que siembro, mis pesares o
alegrías las transforma y sigue su ciclo,
resuena una tambora y bailo, porque danzando también me curo,
bailamos con las vivas, con las difuntas, con las
antiguas, moviendo nuestras carnes despertando a
la tierra con nuestros pies
y cantamos y recuperamos la voz, recuperamos
nuestra verdad, recuperamos nuestro lenguaje,
recuperamos nuestro cuerpo, recuperamos nuestro
tiempo, recuperamos nuestra sangre, recuperamos
nuestro aliento, recuperamos nuestra libertad,
respiramos profundo y la dignidad del agua que corre por nuestro cuerpo nos permite fluir
y regresa nuestro espíritu, aleteamos con el ritmo
de la vida Vuelvo a la tierra
Vuelvo a salir al
mundo Kintzalij par
ri ulew
Kintzalij chi jumul p ri uwachulew
3. Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de Derechos Humanos por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas. En 2021 fue seleccionada por Forbes entre las Mujeres Poderosas.
Ha publicado libros de poesía, novelas, trabajos de investigación en ciencias sociales así como cientos de artículos de opinión.
Atitlán sin ti
Por Carolina Escobar Sarti
Sapos de piedra
en la tarde
que empuja el viento
mientras el agua canta
hasta reventar
el sentir.
Mis ojos se fijan vacíos
llenos de volcanes que atardecen
chapotenado entre las aguas
y tu presencia resucitante
se vuelve azul
de repente.
Me basta el silencio.
Te amanezco
arrullando el sol
mientras él
besa el ombligo
de su lagrimal.
No distingo ya la palabra
que te trae. Sos crepúsculo
en agua dulce.
4. Rafael Landívar

Rafael Landívar (1731-1793) nació en Antigua Guatemala, dentro de una familia muy acomodada. Su padre, Pedro, era propietario de la hacienda El Portal, que hoy es una plantación importante de café. Además, era dueño de la casa donde se fabricaba la pólvora y en la que vivió el poeta, por eso aún se le conoce como la Casa de la Pólvora. Su progenitor murió en 1749, por lo que el escritor quedó al cuidado de su madre, doña Juana Javiera, y su única hermana, Rita.
Sus vivencias en Antigua Guatemala las plasmó en su obra Rusticatio Mexicana, en la cual le canta a la tierra y describe con detalles la riqueza natural, el paisaje, las especies animales y vegetales, las costumbres y a las personas.
El poeta fue enterrado en la iglesia Santa María de la Maratelle, Italia, donde estuvo hasta el 1 de noviembre de 1949. Después de dos siglos, sus restos retornaron a su tierra natal.
A Guatemala
Por Rafael Landívar
¡Salve, mi Patria querida, mi dulce Guatemala, Salve!
delicia y amor de mi vida, mi fuente y origen;
¡cuánto me place, volver a pensar en tus dotes,
tu cielo, tus fuentes, tus plazas, tus templos, tus lares!
Me parece ya distinguir el perfil de tus montes frondosos,
y tus verdes campiñas regalo de eternos abriles.
Acuden con mucha frecuencia a mi mente los ríos
doquiera rodantes, y umbrosas riberas tejidas de frondas;
también entre el lujo variado suntuosas las Íntimas salas
y muchos vergeles pintados de idílicas rosas.
Mas ¡Ay! Que me engaño: son burlas que turban mi plácida mente,
y vanas quimeras que juegan con esta alma mía.
Que aquellos torreones, cabeza señera de reino tan noble,
ciudad antes fueran, y ahora montones de piedras.
Ni casas, ni templos ya quedan, ni plazas que junten al pueblo,
ni trocha que guíe a las cumbres seguras del monte.
¡Ya todo se vuelca rodando entre ruina violenta,
cual si golpes con rayos alados lo hiriese.
¿Mas qué digo doliente? si ya del supu1cro resurgen,
excelsas mansiones, y altivos se yerguen los templos al cielo.
Ya inundan las fuentes al río, ya bullen las calles de gente,
ya llega a mi pueblo feraz y anhelada quietud:
como aquella ave Fénix, recobra la dicha con creces el valle
al volver del mismísimo polvo de nuevo la vida.
Alégrate, Patria inmortal, la más rica urbe del reino,
y de nueva ruina ya libre, pervive mil años:
La fama nacida al vencer a la súbita muerte, tu triunfo,
yo mismo alzaré con mis loas resuelto a los astros.
Mi canto entre tanto de ronco tañido, solaces del llanto,
recibe, y que seas tú misma mi recuerdo.
5. Humberto Ak’abal

El poeta Humberto Ak’abal, originario de Momostenango, Totonicapán (1952-2019), fue el creador de poemas inspirados en la cosmovisión maya que han sido traducidos a más de 20 idiomas.
El aporte de un escrito que plasmó la realidad guatemalteca de paisajes sorprendentes, el dolor de su pueblo y el alma de su idioma materno, el kiche´.
Entre sus múltiples premios y reconocimientos están en el 2005 como Caballero de las Artes y las Letras del Ministerio de Cultura de Francia, el Premio de poesía Pier, Paolo Pasolini, en Italia 2004, el Premio Internacional de Poesía Blaise Cendrars de Neuchatel, Suiza, en 1997, el Premio Continental Canto de América, otorgado por UNESCO, México, 1998, solo por mencionar algunos.
Uno de los reconocimientos polémicos fue en el 2003 al no aceptar en Guatemala el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias, por su convicción de que es un país que aplastó a sus ancestros.
El canto viejo de la sangre
Por Humberto Ak’abal
Yo no mamé la lengua castellana
cuando llegue al mundo.
Mi lengua nació entre árboles
y tiene sabor de tierra;
la lengua de mis abuelos es mi casa.
Y si uso esta lengua que no es mía,
lo hago como quien usa una llave nueva
y abre otra puerta y entra a otro mundo
donde las palabras tienen otra voz
y otro modo de sentir la tierra.
Esta lengua es el recuerdo de un dolor
y la hablo sin temor ni vergüenza
porque fue comprada
con la sangre de mis ancestros.
En esta nueva lengua
te muestro las flores de mi canto,
te traigo el sabor de otras tristezas
y el color de otras alegrías…
Esta lengua es solo una llave más
para cantar el canto viejo de mi sangre.
Ojer bix re ri kik’el
Man xintu’ ta ri’, ri kaxlan tzijobalil
are taq xinalaxik.
Ri nuch’abalil xalax cho k’iche’laj
xuquje jas ne’ ulew ri unaba’il,
ri kich’abalil ri wati’t numan are ri’ ri wachoch.
Are we kinch’awik para kaxlan tzij,
xa je ta che kinkoj jun k’ak’ lawe
ri kutor jun uchi’ ja chik ri kok cho jun k’ak’ ulew
ri jawi ri tzij k’o wi chi ri kakibij
k’o wi chi ri kinaba’il che ri ulew.
Wa kaxlan tzij are una’tasibal re jun k’ex,
xuquje man kink’ix ta wib we kintrijon chupam
rumal che loq’om wa
ruk’ ri kikik’el re ri nuxe’tayil uwi’ nujolom.
Pa wa jun kak’ ch’abalil
kink’ut chawe ri ukotz’ijal re ri nubix,
ri una’bal re k’o wi chi taq bis
xuquje uwachibal re k’o wi chi taq ki’kotemal…
Wa kaxlan tzij xa jun lawe chik
che ubixoxik ri ojer bix re ri nukik’el.