La urgente necesidad de reorganizar a la ONU

La urgente necesidad de reorganizar a la ONU

La ONU nació hace 80 años en un mundo diferente, con reglas distintas. Hoy, ya llegó el momento de actualizarlas o cambiarlas.

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Resumen Automático

29/09/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Los ochenta años pasados desde la fundación de la ONU han provocado una distinta realidad en el planeta, luego del fin de la Segunda Guerra Mundial. Algunas decisiones han sido más notorias, como la creación del Estado de Israel, decidida por el voto doble del representante guatemalteco Jorge García Granados, o el ingreso de la China Comunista. El mundo es distinto, y de los 51 miembros de entonces, el número ha subido a 193. Las reuniones generales de esa entidad han sido escenario de discusiones airadas y serenas, vetos de los países integrantes del Consejo de Seguridad. La actividad terminada ayer se convirtió en un espectáculo grotesco, a veces guardando o rompiendo la compostura diplomática, el lenguaje sereno y el respeto debido a los integrantes. No ocurrió así.


Entre los oradores sobresalieron Trump, quien rompió las reglas con su discurso áspero e insultativo (“se irán al infierno”) muy al estilo de alguien con actuaciones erráticas por no leer sus discursos, sino improvisarlos, esta vez debido al apagón en el teleprónter usado por casi todos. Estaba furioso por este inusual detalle y porque la escalera eléctrica de ingreso también sorpresivamente se quedó sin electricidad. En lo personal, no veo una casualidad en ambos sucesos. Otro hecho sospechoso fue haberle apagado el micrófono al canciller mexicano, quien quedó con la palabra en la boca. El presidente finlandés, Alexander Stubb, y el rey Felipe VI de España sobresalieron por la forma serena de leer sus discursos, con consideraciones sobre los elementos de ley, ética y Estado de derecho indispensables para el retorno de esos valores en el funcionamiento de la ONU.

El presidente finlandés, Alexander Stubb, y el rey Felipe VI de España sobresalieron por la forma serena de leer sus discursos.


La necesidad de realizar cambios fundamentales en la ONU abarca esos factores indispensables para su nacimiento, ahora ya no aplicables en el mundo actual, donde se respetan los derechos humanos y la diversidad de ideas políticas y religiosas, debidamente mantenidas aparte. Esto se debe en buena parte al avance en varios países considerados de segundo orden luego de la victoria de los aliados en la guerra 1939-1945. Los ganadores crearon el consejo de seguridad, uno de cuyos elementos ya obsoletos es el derecho al veto de los países aliados victoriosos ante Alemania, Italia y Japón, y a la avalancha de ayuda estadounidense y con la Guerra Fría peleada entre el comunismo totalitario y la libertad humana, ahora simplemente un elemento histórico del cual las generaciones nacidas después de 1945 no tienen interés en conocer.


Estados Unidos, Europa Occidental, el norte de África y el Pacífico Sur vencieron a las tiranías de Alemania e Italia, y al reinado del emperador japonés Hirohito. Por razones geopolíticas e ideológicas, la Unión Soviética al mando del zar Stalin se apoderó de los países de la Europa Oriental, y esta realidad se mantuvo hasta la caída de la Guerra Fría y la desintegración del sistema comunista de la Unión Soviética en 1991. Antes, Occidente ayudó a la reconstrucción de los países víctimas de Hitler y Mussolini, y del militarismo japonés. Ello contribuyó a convertirlos en potencias económicas y políticas. En el 2025, la situación interna europea es otra, como también la de Estados Unidos, ambos con ideas tan antinaturales como los hombres y mujeres convertidos en transgéneros.


Nuevas potencias integran los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y se agregan los musulmanes Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Egipto, Etiopía e Irán, este último peligroso por su belicosidad. Sin analizar lo político-religioso-ideológico del ingreso del islamismo militante a la ONU, es claro el riesgo para Occidente y ello obliga a cambiar las reglas internas. Occidente tiene culpa por aceptar musulmanes y su cultura —misógina y de fanatismo religioso. Como está todo, es inevitable el choque religioso, pero si no se actúa, será ideológico y convertirá a presidentes electos en tiranos, quienes se apropian de todos los poderes políticos y los ejercen sin piedad ni limitación jurídica, en un país donde reinen la incuria (negligencia) y la dejadez (descuido) populares.