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Momento del ciudadano
La fuga de 20 líderes de la pandilla Barrio 18 ha sido una clarísima prueba de nuestra incapacidad de enfrentar el creciente poder de todo tipo de mafias y es preciso que los ciudadanos entendamos todo lo que estará en juego el año próximo con la vital decisión que se tome respecto a la Corte […]
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La fuga de 20 líderes de la pandilla Barrio 18 ha sido una clarísima prueba de nuestra incapacidad de enfrentar el creciente poder de todo tipo de mafias y es preciso que los ciudadanos entendamos todo lo que estará en juego el año próximo con la vital decisión que se tome respecto a la Corte de Constitucionalidad, Ministerio Público, Tribunal Supremo Electoral, Contraloría General de Cuentas, Superintendencia de Bancos y Banco de Guatemala, sitios en los que nuevos titulares deberán ser designados. Lo de las cárceles es patético y confirma que no se ha logrado materializar el mandato del pueblo en las últimas elecciones, pero obviamente aquella manifestación popular forzó a un reacomodo de los tenebrosos grupos que tiene el control del Estado para asegurarse más impunidad y la posibilidad de seguir con el saqueo de los fondos públicos.
Viendo cómo esas mafias lograron atrincherarse para evitar la pérdida de su inmenso poder, tenemos que advertir que nadie más que la ciudadanía, con todos los grupos organizados dentro de nuestra sociedad, puede enfrentar ese descalabro institucional tan conveniente para los que se han vuelto millonarios con el saqueo de los fondos públicos. Ellos sabían lo que significaba el revés en las urnas, pero supieron actuar para minimizar el impacto del mandato popular y asegurar que la justicia, especialmente los tribunales y el Ministerio Público, pudieran continuar como si nada hubiera pasado.
Ya vimos que no basta el sufragio para cambiar al país, por grandes que hayan sido las ilusiones de la gente; es necesario que se conforme la más impresionante y poderosa alianza nacional entre toda la gente honrada y patriota, que tiene que ser la mayoría, para alcanzar objetivos claros. Creemos que el papel del gobierno actual, como mínimo, tiene que ser el de convertirse en el gran facilitador de los diálogos que nos permitan alcanzar objetivos concretos con la participación de una ciudadanía comprometida y dispuesta a dar la batalla contra quienes han empobrecido y prostituido al país.
El Diálogo Nacional es algo que se ha manoseado muchas veces, inclusive con intereses espurios, pero en este momento es de extrema urgencia que los guatemaltecos podamos deponer nuestras diferencias para entender que si no cambiamos ese sucio modelo, de nada sirven ideologías o aspiraciones. El país está controlado en su mayoría por los grupos asquerosos de la corrupción y el crimen organizado, razón que nos debe llevar a trabajar en equipo con toda la gente bien intencionada de cualquier sector, aunque persistan diferencias de carácter ideológico, concentradas en el único objetivo de rescatar a Guatemala arrebatando el mando a quienes operan con todo el poder y la más absoluta impunidad.