Las historia de un pedófilo canadiense que murió en Guatemala en medio del olvido familiar

Las historia de un pedófilo canadiense que murió en Guatemala en medio del olvido familiar

Acusado de cometer pedofilia en contra de más de 100 menores en Canadá terminó sus últimos días en un hospital público de Guatemala.

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Resumen Automático

10/08/2025 15:00
Fuente: Prensa Libre 

Ingresó a Guatemala como un turista más. Deambuló como indigente, y el último mes de su vida la pasó solo en una cama del Hospital General San Juan de Dios, hasta su muerte, el pasado 29 de julio. Sin embargo, en Canadá, Edward Thornton Horne era conocido como el Depredador del Ártico, un pedófilo que dejó una marca de sufrimiento imborrable en cientos de menores abusados. Se desconocen detalles de la razón por la que Horne terminó sus días en Guatemala. Se sabe que viajaba en autobús hacia Nicaragua cuando sufrió una convulsión y fue trasladado al hospital.

Ciertamente, Horne no tenía una alerta de Interpol, lo que habría activado otros protocolos de seguridad. En su última foto, a los 81 años, publicada por el Servicio Social del hospital, se observa a Horne con el rostro demacrado y amarillento. Buscaban localizar a sus familiares, pero murió sin que nadie se presentara. El cuerpo fue trasladado a la unidad de fallecidos, para su posterior traslado al Inacif. En un lapso de 24 horas se autorizó su entierro en el cementerio La Verbena, de acuerdo con la jefa de Trabajo Social del Hospital, Alba Ortiz.

Todo un historial de abusos

A la periodista Kathleen Lippa le tomó 20 años de investigación escribir sobre el historial de abusos de Edward Horne en el Ártico canadiense. Con el título Arctic Predator: The Crimes of Edward Horne Against Children in Canada’s North, un libro de 280 páginas publicado en febrero de este año, en donde no sólo entrevista a las víctimas, sino al agresor. Horne fue un profesor que trabajó en varias ciudades del Ártico oriental. En el periodo de 1971 a 1985, abusó de más de cien niños de comunidades inuit. (Hasta 51 comunidades indígenas que se encuentran en el territorio Nunavut, la región noroeste de dicho país).

Aprendió el idioma local, el inuktituk, se casó con una mujer inuit en 1977 y tuvo hijos con ella. Por estos delitos cumplió dos condenas en prisión, una de seis años, entre 1987 y 1994, y la segunda, entre 2000 y 2005. “En ambos casos, las víctimas tardaron en denunciar, puesto que hablar de esta agresión es difícil. En las dos ocasiones se declaró culpable”, explica Lippa en una entrevista. Hubo un tercer caso penal, también relacionado con su época como maestro de escuela en el Norte. Este comenzó en el 2005, y en esa ocasión, Horne se declaró inocente. Fue absuelto en 2008 y desde entonces residió en México, Nicaragua y Toronto.

Lippa comenta que su trabajo comenzó porque vivía en una de las comunidades Nunavut y conoció a algunas de las víctimas. “Ellos querían justicia, porque creían que esta no se había alcanzado”, comenta. Pero los archivos relacionados con los casos estaban sellados. Eventualmente, contraté a un abogado y logré que se abrieran los archivos para saber más sobre los crímenes de Ed Horne.

“Lo que Ed Horne me hizo, siempre estará en mí. En mi cabeza, en mi corazón, aunque esté a miles de kilómetros de distancia, aunque esté solo o lo que sea. Aunque tu mamá o tu papá te insistan en que lo olvides, ¿cómo puedes olvidarlo? ¿Cómo puedo hacer que desaparezca? Ojalá pudiera, pero no puede”, es parte de uno los testimonios recogidos de una víctima, entonces un niño de 6 años, relatado años después. Además de la comunicación por correo electrónico y Facebook Messenger, Lippa lo entrevistó entre los años 2021 y 2022, cuando trabajaba como mensajero en bicicleta en Toronto. “Sueña extraño, pero me sentí cómoda con él, tenía un don para tranquilizar a la gente”, recuerda.

“Fue un mentiroso toda su vida. Pero a veces, podía hacer revelaciones impactantes sobre sí mismo y sus crímenes. Sabía que había visto expedientes judiciales, que había hablado con víctimas. Era un maestro de la manipulación. Pero el hecho de que yo hubiera investigado durante casi 20 años, lo puso en su lugar. Creo que era un narcisista, así que creo que pensó que se haría famoso o algo así hablando conmigo. Patético”.

Una alerta de peligro

En el departamento de Trabajo Social del hospital general, Ortiz comenta que se trabajó el caso de Horne siguiendo el protocolo, en coordinación con la Embajada de Canadá, como una persona en aparente abandono. Expone que cada año se encuentran con un promedio de 20 casos de desamparo, en donde la mayoría corresponden a personas de la tercera edad. “Cuesta ubicarlos en hogares definitivos, pues uno de los requisitos principales son las buenas condiciones de salud”, explica.

En tanto, el Departamento de Asuntos Globales de Canadá, a través de la Embajada en Guatemala, informó que conoce el deceso del ciudadano canadiense en Guatemala. Las oficinas consulares brindan asistencia a la familia y están en comunicación con las autoridades locales. Sin embargo, “por motivos de privacidad, no puede revelarse más información”, indicaron.


Para Lippa, el ingreso de Horne en Centroamérica obedece a serias fallas en el sistema de su país, pues cualquiera que abuse sexualmente de un niño y vaya a la cárcel por esos delitos debe ser designado como delincuente peligroso “de por vida” y no deberían tener pasaporte. “Eso debería quedar en el historial de la persona. Ed Horne no fue designado como delincuente peligroso en Canadá. Esta situación, después de muchos años, le permitió viajar. “Es posible que haya limpiado sus antecedentes penales”, cuestiona Lippa.

Pocas denuncias

La Secretaria Ejecutiva de la Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET), Danissa Ramírez, expone que las actividades turísticas destinadas a explotación sexual de niñez y adolescencia, están reguladas en el Código Penal, artículo 195 Quáter.
Sin embargo, parte de la problemática que enfrentan es la escasa denuncia. En el 2024, la organización Crime Stoppers registró 380 denuncias a nivel nacional.


En respuesta, existe una Mesa Nacional para la Prevención y Protección de Niñas, Niños y Adolescentes contra la Explotación Sexual en actividades de viajes y turismo. Esta trabaja en forma coordinada e interinstitucional, con accione como el código de conducta, u n instrumento de adhesión voluntaria y gratuita, dirigido a personas individuales y jurídicas que prestan servicios turísticos. Además, una campaña permanente: conocida como “Protegiendo nuestro mayor tesoro”, orientada a sensibilizar a actores clave del sector turístico y población en general. Junto a ello, el protocolo de Actuación Interinstitucional de Respuesta Inmediata.

Fue un mentiroso toda su vida. Pero a veces, podía hacer revelaciones impactantes sobre sí mismo”.

Al agresor sexual lo motiva el poder”

El psiquiatra forense, Juan Jacobo Muñoz, del Inacif, aporta un perfil psicológico de personas con pedofilia, el impacto psicológico en sus víctimas, y el subregistro de casos. Esta es parte de la conversación.

¿Cuál es ese perfil psicológico de un pedófilo? ¿Qué rasgos y patrones comunes podemos encontrar?

La pedofilia, de alguna manera, es la atracción sexual constante, recurrente, y muy intensa, hacia menores desde niños hasta prepúberes. Pero, no todas las personas con pedofilia cometen delitos. El perfil incluye pensamientos o fantasías persistentes. Otra característica es que sean personas que tienen dificultades para establecer relaciones íntimas con adultos. Además, distorsiones cognitivas que justifican su atracción o conducta. Otra constante es el historial de abusos. Generalmente, de parte de un hombre. Todos los que trabajan con niños son un riesgo. Desde profesores, guías espirituales, catequistas, boy scouts, directores de hogares, pediatras, lo que quiera.

Entiendo que las denuncias no dimensionan el problema en su realidad.

Hay un subregistro importante. El delito sexual es muy vergonzoso. Especialmente de los niños, porque están manipulados, amedrentados. Muchas veces están siendo acusados por personas en las que ellos confiaron. No solo es el ataque, sino muchas veces es el engaño, la sorpresa, la confianza.
No tenemos datos que puedan ser sostenibles. El problema en Guatemala es que la cultura favorece mucho la conducta del incesto. Hay intimidad sexual en los ambientes familiares que está naturalizada. Y después de la denuncia, identificamos en las víctimas un Síndrome de Acomodo al Abuso Sexual. Se da especialmente en ambientes privados.

¿Qué impacto psicológico deja el abuso en un menor?

Hay una gran gama de posibilidades. Y ese es el verdadero daño que el agresor está provocando en estas personas, pues no saben cómo acomodar esa información.
Los estigmas son importantes: la culpa, la vergüenza, pero sobre todo el pobre concepto de sí mismo. ¿Por qué? ¿Qué valor tengo yo si me pasan estas cosas? Entonces, hay una distorsión de las propias capacidades afectivas que se pueden traducir en conductas, como cortarse, la automutilación, hasta el suicidio. La impotencia psicológica que se traduce en desórdenes del comportamiento.

¿Qué salidas ve, desde la justicia?

En la justicia estamos mal. Hay pocas posibilidades de que al encarcelarlos o que cumplan sentencia realmente sanen. Las sentencias de este señor (Horne) son de risa. ¿Qué nos queda? medicarlos es relativamente inútil, porque la mente está atormentada. Es complicado, porque al final son conductas que terminan siendo psicopáticas.

¿Son psicópatas?

La conducta es psicopática, las variantes son muchas. Lo que predomina en una persona narcisista. Es una esencia tan espesa que se tiene que ir diluyendo con la vida para que la persona salga de su egocentrismo. Además, no tienen una buena identidad. Así, la motivación de un agresor sexual es asegurar el poder, desquitarse de injusticias reales o imaginarias que hubieran tenido en su pasado. Esto los hace castigar y degradar personas. Hay víctimas de varios tipos. Saben a quién atacar. Es un depredador. Por último, la rendición de cuentas es importante. La verdad es que siempre se salen con la suya. Siempre tienen quien los defienda.

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