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¿Por qué Donald Trump intensifica las redadas migratorias en ciudades gobernadas por demócratas?
La ofensiva del Servicio de Inmigración se concentra en Chicago y otras ciudades con gobiernos opositores, en medio de acusaciones de autoritarismo.
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Desde que Donald Trump regresó a la presidencia de Estados Unidos, en enero del 2025, las redadas contra migrantes indocumentados se han multiplicado en ciudades específicas del país. No es casualidad: se trata, en su mayoría, de urbes gobernadas por administraciones demócratas que se oponen abiertamente a sus políticas migratorias.
Chicago se ha convertido en el epicentro de esta estrategia. Según el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes (NIJC), la operación Midway Blitz, ordenada por Trump desde inicios de septiembre, ha dejado más de mil migrantes detenidos en la ciudad y sus alrededores, según informó la agencia EFE.
El conflicto político detrás de las redadas
La intensificación de las operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en ciudades demócratas no es solo una cuestión de aplicación de la ley. El gobierno de Illinois y la ciudad de Chicago presentaron una demanda para bloquear las acciones federales, acusando directamente a Trump de utilizar las fuerzas de seguridad “para castigar a sus enemigos políticos”, según reportó la agencia AFP.
La confrontación llegó a un punto crítico cuando Trump autorizó el despliegue de 700 soldados de la Guardia Nacional en Chicago durante el fin de semana, a pesar de la oposición del gobernador J. B. Pritzker y del alcalde de la ciudad. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, defendió la medida y calificó a Chicago como “una zona de guerra”, mientras que Pritzker acusó a los republicanos de buscar “crear una zona de guerra para poder enviar aún más tropas”.
Cómo operan las redadas
Las operaciones del ICE en estas ciudades se caracterizan por su agresividad y militarización. Según la agencia AFP, las redadas son ejecutadas “a menudo por grupos de hombres enmascarados y armados que se desplazan en autos sin identificación y en vehículos blindados”.
El centro de procesamiento en Broadview, a 19 kilómetros de Chicago, se ha convertido en el epicentro de protestas casi diarias. Esta instalación, que había estado desactivada, fue reactivada como punto de concentración de indocumentados en proceso de deportación. Sin embargo, activistas denuncian que no cuenta con “dormitorios, servicios higiénicos o de alimentación adecuados” para alojar personas durante varios días, según informó la agencia EFE.
El problema de la capacidad de detención
La magnitud de las detenciones ha colapsado el sistema. En Illinois, donde están prohibidos por ley los contratos con cárceles privadas, el ICE ha tenido que buscar alternativas fuera del estado. Según el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes (NIJC), al 2 de octubre unas 40 personas detenidas en Chicago fueron trasladadas al Centro Correccional del condado de Miami, una prisión de máxima seguridad en Indiana, con planes de alojar al menos a 100 personas para finales de esa semana.
La situación es tan crítica que, en algunos casos, el ICE se ha visto obligado a alquilar habitaciones en moteles del área para alojar a indocumentados que aguardan la deportación, informó la agencia EFE.

Otras ciudades en la mira
Chicago no es la única ciudad demócrata bajo presión. Portland, Oregón, también ha sido objetivo de la administración Trump. Una jueza federal bloqueó temporalmente, en dos ocasiones, el despliegue militar en esa ciudad, al afirmar que no había “insurrección en Portland ni amenaza para la seguridad nacional”. Sin embargo, según reportó la agencia AFP, un contingente de 101 guardias nacionales procedentes de California fue finalmente desplegado.
Rechazo ciudadano
Una encuesta de CBS publicada el domingo reveló que el 58% de los estadounidenses se opone al despliegue de la Guardia Nacional en ciudades del país, mientras que solo el 42% está a favor. A pesar de ello, Trump no da señales de retroceder en su campaña de línea dura, al haber hablado la semana pasada de usar al Ejército para una “guerra interna”.