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Nuevas acciones acercan la suspensión de garantías
La aplicación de la Carta Interamericana no puede ser desobedecida sin el riesgo de suspender a Guatemala de la OEA.
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Las acciones ilegales e irresponsables de Giammattei y su horda tanto en el campo nacional como en el internacional, este último como consecuencia de la doctoral ignorancia e incapacidad propia y de su equipo, no les permite entender el significado de aplicar la Carta Interamericana de la OEA. Es poco conocido en el ambiente nacional, pero al ser Guatemala signataria no puede eludir el cumplimiento de sus condiciones ni sanciones. Esa ignorancia afloró hace pocas semanas cuando en la reciente asamblea al pintoresco canciller giammatteiero se le debió recordar ese elemental detalle. Esto, y la burla en Guatemala al Secretario General Almagro al prometer respetar resultados y a las pocas horas ordenar al MP hacer lo contrario, son las dos acciones diplomáticas más vergonzosas de toda nuestra historia.
El presidente electo, Bernardo Arévalo, solicitó la aplicación de la Carta Interamericana de la OEA, cuyos 28 artículos alcanzan gran variedad de temas, pero nos interesan los relacionados con la actual crisis política-electoral y es necesario explicar su significado. En ese texto se otorga la facultad a los países o instituciones para condicionar cualquier tipo de ayuda o apoyo y hasta romper relaciones económicas o comerciales con cualquier país donde estén ocurriendo, por ejemplo, irrespetos a la voluntad popular expresada en las elecciones. Si este abuso continúa, dos tercios de los miembros pueden decidir la suspensión mientras dure el problema y esa misma cifra decidir la finalización del castigo, siempre consecuencia de muy serias irregularidades.
En el ámbito interno, a nadie deben sorprender los primeros ejemplos de violencia física, como el atropello de un picop con verduras a interruptores del paso en una carretera, pero también los insultos a quienes participan en esa forma de violencia pasiva por la cual el país puede quedar paralizado, y otros hechos inaceptables, como el paso por las aceras de motos policiales con agentes uniformados y gente armada vestida de civil. La fracasada reunión de los grupos indígenas participantes con personal del Ministerio Público. La CC otra vez no respondió a la pregunta presentada de si un juez penal puede cancelar un partido ya constituido, pero causa confusión al dejar la respuesta dependiente de circunstancias no resueltas. Otra vez, un “gallo gallina” muy sospechoso.
Aprovechando la coyuntura, opositores a Arévalo publicaron un video con innegables declaraciones de López Obrador: “no hay que ayudar a los pobres porque se cuenta con ellos. No es personal, es un asunto de estrategia política”; Correa: “si se crea clase media, recibirán el discurso de la derecha”, Petro: “cuando los pobres dejan de ser pobres, se vuelven de derecha”; menciona sin citarlos a Boric (Chile) y a Sánchez (España), y lo rematan: “¿qué hacía allí el presidente electo de Guatemala en la izquierdista reunión del foro de Puebla?”. A mi parecer, le otorgó en un instante la posibilidad de críticas fundamentadas a quienes están empeñados en descalificarlo, y queda demostrada la terrible consecuencia de no contar con un equipo asesor consciente de riesgos innecesarios.
El riesgo de la aplicación de la Carta Interamericana es muy grave porque la posible suspensión de Guatemala no había ocurrido nunca, ni siquiera en la etapa de la guerra interna, y porque el retorno no es automático al cesar las razones, sino lleva tiempo indefinido. Esta situación afectará no solo en la política, sino sobre todo en la economía, en un país donde el principal producto de ingreso lo constituyen las remesas de quienes han debido separarse de sus familias para permitirles subsistir económicamente. Todos, literalmente, debemos dejar egos, ideologías, cuyo efecto negativo mayor alcance a los grupos de menores ingresos. Salvarnos, no de una tormenta, sino de un tsunami perfecto.