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Cónclave: cómo se celebra la elección secreta del próximo papa y a partir de qué fecha
La elección más secreta y espiritual del mundo: el cónclave ya tiene fecha. En este histórico proceso se elegirá al próximo líder de la Iglesia católica.
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La elección secreta de donde surgirá el próximo líder de la Iglesia católica ya tiene fecha. El Colegio de Cardenales del Vaticano informó que el cónclave se celebrará el 7 de mayo y se extenderá según los resultados de cada votación, ya que el nuevo pontífice debe conseguir el respaldo de dos tercios de los votos para ser proclamado.
El cónclave se realizará once días después del entierro del papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril, a los 88 años, a causa de un derrame cerebral e insuficiencia cardíaca.
Como estipula la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II en 1996, el cardenal camarlengo, Kevin Farrell, anunció oficialmente la vacante de la sede apostólica y la convocatoria a los cardenales aptos para elegir y ser elegidos, quienes deberán congregarse en el Vaticano para participar en la elección secreta.
La sesión del cónclave, que tradicionalmente debe realizarse entre los 15 y 20 días posteriores al fallecimiento del pontífice, se extendió unos días para permitir que los cardenales organicen sus asuntos antes de ingresar a la Capilla Sixtina y dar inicio al proceso de elección. De este cónclave surgirá el 267.º pontífice en la historia de la Iglesia católica.
En medio de especulaciones y teorías sobre la posible elección de un “papa negro”, el análisis de las candidaturas de los cardenales más influyentes y la atención mundial puesta en el proceso, los 135 cardenales electores ingresarán en un período de oración, ayuno, aislamiento y reflexión, del cual emergerá, en estricto secreto, el nuevo líder de la Iglesia.
Reglas del cónclave: así se elige al nuevo papa
La elección papal es uno de los sucesos más importantes de la Iglesia católica, ya que marca un período de cambio: cada papa imprime un rumbo distinto a la administración del Vaticano y al liderazgo espiritual de la Iglesia.
Considerado un deber, una responsabilidad y un honor, los cardenales menores de 80 años —aptos para votar, como lo establece la normativa eclesiástica— participan en el cónclave, un proceso que se rige por un estricto conjunto de normas diseñadas para proteger el secreto de la elección y evitar influencias externas.
Desde el siglo XV, el cónclave se caracteriza por el completo aislamiento de los cardenales dentro del recinto designado, bajo llave, celebrando hasta cuatro votaciones diarias en la Capilla Sixtina.
Uno de los procesos más rápidos fue la elección del antecesor del papa Francisco, en apenas cinco rondas de votación. En contraste, algunas elecciones en la historia se prolongaron durante meses; incluso una elección en el siglo XIII se extendió casi tres años, lo que llevó al papa Gregorio X a establecer, en 1274, reglas severas, como el confinamiento y la restricción de alimentos, para garantizar transparencia y celeridad en la elección.
El proceso del cónclave 2025
El próximo 7 de mayo, 135 cardenales —considerados príncipes de la Iglesia católica y reconocibles por su capelo rojo— ingresarán a la Capilla Sixtina, donde se cerrarán las puertas e iniciará el proceso de elección.
Por la mañana, los cardenales, bajo la presidencia de Giovanni Battista Re y del cardenal camarlengo, celebrarán una misa especial antes del ingreso formal al cónclave. Posteriormente, los electores se reunirán en la Capilla Paulina para entonar el himno Veni Creator Spiritus, invocando la guía del Espíritu Santo.
Al culminar el canto, ingresarán a la Capilla Sixtina, donde, tras la orden Extra omnes (“¡Todos fuera!”), se expulsará a toda persona ajena al cónclave, quedando solo los cardenales electores, quienes deberán prestar juramento de secreto y compromiso de actuar con sabiduría.
Ese primer día se realizará una única votación. Para ello, se elegirá al azar a nueve cardenales: tres actuarán como escrutadores, tres recogerán los votos y tres verificarán el conteo.

Durante la votación, cada cardenal escribirá en una papeleta, en latín: “Elijo como Sumo Pontífice a”, seguido del nombre del candidato. El voto se depositará en una urna mientras se pronuncia: “Pongo por testigo a Cristo Señor, quien me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”.
Una vez finalizado el escrutinio, los escrutadores contarán los votos para determinar si se alcanzó la mayoría requerida de dos tercios.
Si no hay elección inmediata
Si no se alcanza un consenso el primer día, a partir del segundo se celebrarán hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Si después de tres días consecutivos de votaciones no se logra la elección, se ordenará una jornada de oración y reflexión permanente.
Si tras 33 rondas de votación aún no hay consenso, se realizará un balotaje entre los dos cardenales más votados en la última ronda.
Una vez que uno de los candidatos obtenga el respaldo unánime o al menos los dos tercios necesarios, será proclamado papa. Si acepta, el elegido jurará liderar la Iglesia, y el tradicional humo blanco anunciará al mundo que un nuevo Pontífice ha sido elegido.
