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Mañas leguleyas no respetan ni su casa
Si una asociación de profesionales del Derecho no puede respetar su derecho a elegir y ser electo; entonces, ¿quién lo podrá hacer?
De entrada hay que aclararlo: así como hay grandes abogados y respetados juristas defensores de las garantías constitucionales y del Estado de derecho, también hay tinterillos y leguleyos que se metieron a la carrera, aunque el término derecho les quede grande o más bien les venga flojo para poder maniobrar, según ellos, de manera sagaz pero en realidad entumecida por los conflictos de interés, las fidelidades inconfesables y los argumentos inviables, sobre todo si van en contra de la voluntad manifiesta de una mayoría participante en un proceso electoral público y ampliamente difundido. En otras palabras, no saben perder y en esas pierden hasta la noción de lo que implica su pretensión.
El período de la junta directiva del Colegio de Abogados y Notarios presidida por Mario Siekavizza finalizó a las 0 horas del 20 de marzo, y, por ende, ayer se debía producir el relevo; es decir, la entrega de dicha función a la nueva directiva electa en segunda vuelta electoral, el 14 de febrero, dirigida por la exjueza Patricia Gámez. Para nadie es un secreto que esta planilla, que tuvo el número 10 en el proceso electoral, se enfrentó a los tráficos de influencias y también de recursos económicos patrocinados por magistrados, operadores de influencias y funcionarios en ejercicio de sus cargos.
Incluso se habló de planillas favoritas de la propia Corte de Constitucionalidad, del Ministerio Público, de la Corte Suprema de Justicia y también de diversos sectores sociales. En fin, así es la democracia, cada quien con sus nexos, convicciones, fidelidades o infidelidades. Pero a nadie le alcanzan las fuerzas de sus adeptos, y la gran cantidad de grupos participantes evidenció la diversidad de ideas y posturas del gremio abogadil.
Hay una vieja frase que, con sorna, dice: “Donde hay dos abogados, hay tres opiniones”, para aludir a la gama de interpretaciones que puede llegar a tener la ciencia del Derecho e incluso la aplicación de la ley en determinadas circunstancias. El caso es que, en la primera vuelta de la elección del Colegio de Abogados participaron 11 planillas: bastante de donde elegir. La 4 y la 10 pasaron a segunda vuelta; en el balotaje, la 10 ganó por 59 votos de diferencia, mientras la 4 retuvo el Tribunal de Honor. Abogados afines a grupos perdedores, es decir que no lograron cortejar ni comprar votos suficientes, interpusieron objeciones basadas en formalismos que básicamente irrespetan la voluntad manifiesta de miles de sus colegas.
Curiosamente, uno de los objetores de la elección del 2025 en el Colegio de Abogados figuró en una de las acciones contra los resultados del proceso eleccionario del 2023, con lo cual se puede denotar una tendencia marcada de no saber perder; o sea, no saber respetar los resultados adversos en procesos democráticos. Este pulso, que tiene muchos interesados en las sombras, pone en vergüenza a su gremio, pues si el colegio de profesionales del Derecho no puede respetar su derecho a elegir y ser electo, ¿entonces quién lo podrá hacer?
La ahora exdirectiva del Cang no se presentó ayer a laborar porque terminó su período, pero también para sabotear la entrega de cargos. Según el expresidente Mario Siekavizza, fue por “respeto” a las impugnaciones; sin embargo, estas no tienen efecto en tanto no exista un fallo. Anoche, la Sala Quinta, convertida en Tribunal de Amparo, ordenó a la directiva saliente dar posesión a los nuevos directivos y el tribunal de honor electos. La sola tardanza en resolver conforme a Derecho las objeciones causaba suspicacia, pero la negativa a entregar cargos denota ignorancia o mala fe.