Claudia Acuña
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¿Cómo le explicamos un niño que un ser querido falleció? Dependerá su edad, pero siempre debe ser con la verdad.
No es recomendable esconder situaciones trágicas a los niños, primero, porque son parte de la vida; segundo, porque el bombardeo que hay en los medios de comunicación y en las redes sociales es fuerte y hace imposible que los niños no se enteren. Esto hay que tomarlo muy en cuenta, porque a ciertas edades algunas imágenes pueden hacer daño al niño.
No importa la edad. Ellos están más capacitados para vivir los duelos, de una manera espontánea, que los adultos. Solo necesitan que los padres le permitan expresar sus emociones, y no le envíen mensajes como “no llores” o “los niños grandes no lloran”. Eso es lo mismo que decirles que deben negar, reprimir y evitar lo que sienten.
Lo que sucede cuando a un niño no se le permite expresar de forma natural su tristeza y miedos, ante la muerte de un ser querido o un accidente donde muchas personas mueren, es que se le impide usar sus recursos para manejar su duelo. Se puede tornar agresivo, ansioso, irritable, inquieto. Si él puede amar, también puede llorar y extrañar a una persona que amaba. Los adultos deben dejar salir lo que sienten, en vez de intentar “enseñar” al niño cómo vivir su duelo. Esto podría ocasionar todo lo contrario y subir la resistencia a dejar salir sus emociones.
La edad de los niños debe ser tomada en cuenta. Por ejemplo, los niños de dos a tres años tienen un “pensamiento mágico” y creen que son responsables de lo que pasa. Si está molesto con un amiguito y este se enferma y muere, si tuvo problemas o estuvo molesto con él, piensa que le provocó la muerte.
Muchos padres creen que los niños no entienden esto, pero es totalmente falso. Ya a los seis meses, los niños lloran y se desesperan con no ver a mamá. Piensan que si no la ven, esta nunca volverá. Estos temas se deben abordar, según la edad del niño.
Lo que no se debe decir:
Ellos están más capacitados que los adultos para vivir los duelos.