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“Llevamos 17 horas en este punto”: piloto que viaja a Nicaragua queda varado por el deslizamiento en ruta a El Salvador
. La espera prolongada y las condiciones adversas reflejan la magnitud del impacto del deslave sobre transportistas y usuarios de la ruta.
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Un deslizamiento de grandes proporciones en el kilómetro 24 de la ruta a El Salvador, en Fraijanes, mantiene cerrado el paso desde la madrugada de este lunes y ha cobrado la vida de una persona, un guardia de seguridad del lugar.
Las labores de búsqueda y rescate se han visto obstaculizadas por las constantes lluvias que inestabilizan el terreno. A pesar de los esfuerzos de bomberos Municipales, Voluntarios, Conred y autoridades locales, las operaciones se han tenido que suspender temporalmente por seguridad y se reanudarán la mañana siguiente.
El comandante de los Bomberos Municipales Departamentales, Eddy René Álvarez, explicó que el terreno aún presenta desprendimientos y árboles en riesgo, por lo que el paso y las labores de rescate permanece restringidas.
El trabajo conjunto de voluntarios y vecinos ha complementado el de las autoridades, quienes acercan alimentos y bebidas calientes a los rescatistas, que permanecen bajo la lluvia y el frío intenso. Decenas de usuarios del transporte colectivo optan por caminar entre lodo y restos del derrumbe para llegar a sus trabajos, exponiéndose al peligro. Muchas personas arriesgan su integridad, mientras algunos empleadores no permiten el trabajo remoto, complicando aún más la situación.
Un piloto que viaja hacia Nicaragua permanece varado en el lugar. “Estamos aquí desde las 3:40 de la mañana”, comenta mientras observa los equipos de rescate trabajando. El conductor explica que salió un predio con destino a Nicaragua, un trayecto que normalmente tomaría unas cuatro horas hasta la frontera con El Salvador. Sin embargo, con los retrasos provocados por el derrumbe, estima que el viaje podría prolongarse hasta 48 horas. “Básicamente llevamos casi 17 horas en este punto”, añade, mientras espera junto a su unidad bajo la lluvia.
La espera afecta tanto la logística como las condiciones de los conductores. “Nos afecta porque estamos aquí a la intemperie. De hecho, que vamos de frente a la gasolinera es una ventaja, pero seguimos a ver a qué hora nos permiten continuar”, explica, dejando ver la incertidumbre y la incomodidad que viven los transportistas en medio del caos.
Desde 2023 se emitieron alertas sobre los riesgos en la zona, y critica la falta de mejoras en la infraestructura. Señala que hoy hay damnificados que deben enfrentar el lodo y los obstáculos, mientras muchos trabajadores temen perder su salario si no cumplen con su jornada. El bloqueo no solo impacta a los viajeros, sino también a la comunidad local.
El colegio frente al derrumbe suspendió clases para proteger a los estudiantes, y la ruta alterna apenas ofrece alivio. Mientras tanto, los conductores como este piloto esperan paciencia y soluciones, conscientes de que su tránsito dependerá de la coordinación de autoridades y equipos de rescate.
Mientras tanto, la carretera sigue cerrada y el paso está completamente interrumpido, afectando a transportistas y usuarios. Sin embargo, el testimonio del voluntario resalta que, más allá del caos, el apoyo solidario de personas dispuestas a contribuir con un granito de arena se convierte en un símbolo de esperanza y humanidad frente a la tragedia.