Por qué nos cuesta decir “no”, según la psicología, y cómo establecer límites saludables

Por qué nos cuesta decir “no”, según la psicología, y cómo establecer límites saludables

La incapacidad para decir “no” es un fenómeno psicológico más común de lo que se imagina y puede tener graves consecuencias para el bienestar. Conozca las razones, según la psicología.

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15/05/2025 19:00
Fuente: Prensa Libre 

¿Alguna vez ha sentido ese nudo en el estómago cuando sabe que debería rechazar algo, pero termina aceptando contra su voluntad?

Si es así, no está solo. La incapacidad para decir “no” es un fenómeno psicológico más común de lo que se imagina y puede tener serias consecuencias para su bienestar.

Según la psicóloga Angie Mendoza, existen diversos factores que explican por qué muchas personas tienen dificultades para establecer límites claros y decir “no”.

“Hay varias razones, pero dentro de lo más común está una creencia de que se sería mala persona si uno dice que no, es decir, el miedo al rechazo”, explica Mendoza. También se piensa que, al siempre decir que sí o aceptar, va a haber más aceptación del lado del otro.

Este comportamiento está profundamente arraigado en patrones de crianza y expectativas sociales que nos hacen creer que priorizar nuestras necesidades es un acto egoísta.

En un artículo publicado por la BBC se menciona que, generalmente, se piensa que, al decir “no”, somos egoístas o incluso malas personas, ya que no se nos educa para negarnos o para hacerlo de forma amable y asertiva, sino todo lo contrario: “Nos educan para complacer a los demás sin tener en cuenta nuestras propias emociones”. Además, se nos enseña a priorizar lo que otros quieren o demandan, y no a valorar lo que uno siente.

De acuerdo con un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, las personas que tienen dificultades para decir “no” suelen mostrar niveles más altos de ansiedad social y una mayor necesidad de aprobación externa. Sin embargo, decir “no” cuando es necesario no solo mejora su salud mental y física, sino que también fortalece las relaciones personales al establecer dinámicas más honestas y equitativas.

Consecuencias de no saber decir “no”

La constante postergación de las necesidades propias tiene un precio alto. Mendoza advierte sobre las consecuencias:

“Hay de todo tipo, pero podemos mencionar como algunas muy frecuentes el estrés y la ansiedad, porque tiene que nuevamente anteponer las necesidades de otro a las suyas”.

Entre las consecuencias más graves destacan:

  • Agotamiento emocional y físico
  • Resentimiento hacia los demás
  • Pérdida de la identidad personal
  • Problemas psicosomáticos

“Muchísimas veces también se pierde la capacidad de identificar cuáles son las necesidades propias, porque se está tan acostumbrado a dejarse de lado que uno termina abandonándose”, señala Mendoza.

La Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) confirma esta perspectiva, indicando que la falta de asertividad puede contribuir significativamente al desarrollo de trastornos de ansiedad y depresión a largo plazo.

Una mujer asiática sufre de ser excluida de un grupo de mujeres.
Una de las razones por las que nos cuesta decir no, es la creencia de ser malas personas o el miedo al rechazo. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Empatía vs. complacencia: encontrando el equilibrio

En muchas ocasiones también se confunde la empatía con la complacencia, y es por eso que nos cuesta decir “no”.

Sin embargo, Mendoza menciona la clave fundamental para distinguir entre ambas: “La empatía es una característica que nos ayuda a entender las situaciones por las que el otro podría estar pasando y, por lo tanto, nos permite ayudar, comprender, etcétera. Pero no necesariamente tenemos que dejar nuestras necesidades insatisfechas para ser empáticos”.

Susan Newman, psicóloga social y autora del libro The Book of NO: 365 Ways to Say it and Mean it—and Stop People-Pleasing Forever (El libro del NO: 365 maneras de decir NO y de dejar de complacer a la gente para siempre), coincide con esta perspectiva y añade: La verdadera empatía requiere tener suficiente energía emocional disponible, algo imposible si estamos constantemente agotados por no saber decir que no.

Estrategias prácticas para fortalecer su asertividad

Si usted se identifica con esta dificultad, la buena noticia es que la asertividad puede desarrollarse con práctica. Mendoza recomienda:

  • Exposición progresiva: “Lo que se hace es decir que no, a propósito, a algo sencillo, a algo que no considero que tenga un gran impacto si digo que no”, sugiere la especialista.
  • Fortalecer la autoestima: “Otra es reforzar la autoestima, conocerse a sí mismo, empezar a explorar en qué cosas son las que forman mi identidad”.
  • Ensayar con anticipación: Preparar respuestas para situaciones en las que comúnmente cede puede disminuir la ansiedad del momento.
  • Utilizar el “no” como herramienta de autocuidado: Comprender que establecer límites no es un acto egoísta, sino de autorrespeto.

Para casos más severos, donde la ansiedad es paralizante, Mendoza recomienda buscar ayuda profesional, “Ya cuando tenemos una situación más seria en donde ya me genera una ansiedad o crisis de ansiedad, entonces es importante acudir a un profesional para poder entender cuál es la raíz”.

joven guapo hispano que parece molesto y harto de tu actitud, diciendo basta! manos cruzadas hacia arriba, diciéndote que pares
Poner límites y decir “no” es necesario no solo mejora su salud mental y física, sino que también fortalece las relaciones personales. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)