TGW
Guatevision
DCA
Prensa Libre
Canal Antigua
La Hora
Sonora
Al Día
Emisoras Unidas
AGN
Un verdadero billón
El aporte de remesas a Guatemala en el siglo XXI alcanza nubes que con la mirada de este lego de los números, se logran ver tan solo de forma difusa.
Enlace generado
Resumen Automático
El domingo pasado, el 26 de noviembre, publiqué una columna titulada La fatiga moral en la resaca de las remesas. En él, abordé la urgencia que tiene el país de salir de una especie de goma moral por la falta de aprovechamiento capacitado del capital que envían los migrantes en el exterior. El artículo resalta los montos generosos que recibimos de los paisanos en el exterior. En el intento de contextualizar la cifra en el tiempo, lamento haber cometido un error al indicar textualmente que “En el presente siglo, el país ya recibió Q1,500 millones de remesas”. La equivocación se dio precisamente porque me hizo caer en error la tan estratosférica cantidad que resulta de hacer la siguiente operación: Montos sumados reportados mensualmente en dólares por el banco central desde 2001, multiplicados por una tasa aproximada de conversión al 7.7. El número resultante —que no cupo en mi calculadora convencional, y que aún me cuesta identificar, no digamos dimensionar— es una cifra de 14 dígitos.
¿Puede el lector identificar y entender semejante magnitud de forma clara?
Calculados así, al final de año, se proyecta que desde inicio de siglo habremos recibido en el país, reportado por el Banco de Guatemala, el equivalente aproximado a 12 billones de quetzales en remesas familiares. Por favor, no cometer la equivocación de pensar que es lo mismo que el homófono en inglés (billion), que significa mil millones. Aquí hablamos de billones en español, es decir 12 millones de millones de quetzales, recibidos a lo largo de 25 años en Guatemala.
Sirve de escudo para maquillar la equivocación, la cantidad que es difícil de dimensionar. Tal vez el error no fue necesariamente de cálculo, como más lo fue uno de lenguaje. En la conversación general, se escucha con frecuencia usar esos dos términos —el billón español y el billion inglés—, tan naturales de confundir, como si fueran una traducción, cuando no lo son. En el idioma de Shakespeare, el término se refiere a mil millones, cosa que en el de Cervantes se llama un millardo. Al hablar del millón de millones, en nuestro idioma decimos billones. Término poco utilizado, precisamente por su extraordinaria magnitud.
Nuevamente, intentando ayudar al lector con contexto, le pregunté al buen amigo, ChatGPT, qué cantidades conoce en el rango del billón, que tengan relación con nuestro país. Ni el artificialmente inteligente amigo logró encontrar algo, respondiéndome que “en el caso guatemalteco, casi ninguna cifra económica llega al orden de un billón”. Por ejemplo, con el presupuesto nacional, tomaría sumar 8 años consecutivos, para alcanzar uno solo. Al PIB, tampoco le alcanza para llegar a una de estas unidades en un año, tomándole 1.33 años para llegar al billón.
Sirva esta ocasión para dos propósitos: La oportunidad idiomática de reflexionar sobre palabras que suenan igual o parecido en inglés y español, pero que no significan lo mismo. A los ejemplos mencionados en artículos previos, sumo hoy el caso de la “felonía”, que en español se refiere a una deslealtad o traición; mientras, en inglés significa un delito de fuerte magnitud. Hay muchos casos como este. El segundo propósito, para nuevamente resaltar el valor del aporte económico de los migrantes al país. Con buena razón, el aporte de remesas a Guatemala en el siglo XXI alcanza nubes que con la mirada de este lego de los números, se logran ver tan solo de forma difusa. De manera que es prácticamente imposible descifrar: 12 millones de millones; 12 billones de quetzales, recibidos en remesas, en los últimos 25 años en Guatemala. ¿Puede el lector identificar y entender semejante magnitud de forma más clara que este profano numérico?