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                Inteligencia artificial: un oxímoron dañino
La IA y también la tecnología pueden aumentar las capacidades humanas pero jamás reemplazarlas.
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El oxímoron es una figura literaria con una unificación o mezcla intencional de al menos dos términos de sentido opuesto o contradictorio para crear un nuevo sentido, concepto o palabra. A veces crea belleza, como cuando García Lorca dice “vista ciega, vida muerta, luz oscura”. Desde hace algún tiempo cercano no definido, alguien inventó el concepto de inteligencia artificial, cuya definición es absurda, término a la vez definido por el Diccionario de la Lengua Española, libro oficial de nuestro idioma, como “contrario y opuesto a la razón, sin sentido, extravagante e irregular”. El concepto reúne estas condiciones, porque mezcla una característica eminentemente humana e innata con un elemento falso, no natural, o derivado de inventos, los cuales son humanos.
Las máquinas no pueden pensar porque la inteligencia es una característica única de los seres humanos.
Este nuevo concepto, a causa de su elemento implícito de falsedad, tiene consecuencias para la vida del ser humano, en especial cuando se le considera un factor superior a la capacidad de pensamiento y de su cercana característica de creatividad. Son fundamentales las Humanidades las ciencias básicamente filosóficas donde descansan la ética (qué es bueno y qué no), la moral (guía para el comportamiento), pero también la comprensión del lenguaje, la reflexión sobre el impacto al ser humano. Por ello ya se han realizado muchos según los cuales esta IA y también la tecnología pueden aumentar las capacidades humanas pero jamás reemplazarlas. No se trata de eliminarla sino de ponerle límites, cuya ausencia la convierte en un oxímoron maligno.
La IA, por supuesto, no se mantiene en el campo de lo abstracto. Las redes sociales se han vuelto su cómplice para divulgar videos imposibles de realizar sin su empleo. Ninguno es inocente. El material escogido, sobre todo en lo histórico, tiene meta convencer, cambiar conceptos o divulgar otros. Nobel inventó la dinamita para facilitar la construcción de caminos, pero muy pronto se usó con fines de guerra, muerte y destrucción. A la IA le pasa lo mismo, como ha ocurrido a invenciones humanas a lo largo de la Historia. También tiene un lado oscuro porque el ser humano tiende a creer sin un análisis previo, como si fuera dogma, y a divulgarlo instantáneamente con lo cual se cumple el viejo dicho: una mentira repetida mil veces, se vuelve una verdad.
Ver videos de pronto aparecidos en redes sociales a veces hace reír, entretiene, educa, cambia ideas, relata parte de la historia del mundo. Pero hay tonterías falsas o engañosas porque cada vez se perfecciona más la calidad técnica de divulgarlos. Todos hemos recibido, por ejemplo, videos de personajes de la pintura universal moviéndose, caminando, riendo. Esto puede entrar en la categoría de carecer de mala intención. Pero también, con toda mala fe, se divulgan videos de personajes importantes declarando cosas absurdas. El papa León XIV, aparece afirmando supuestos cambios para la doctrina católica; líderes políticos actuales, como Trump, son ejemplos de mala intención y se utilizan por motivos religiosos o políticos convertidos en simples y llanas mentiras.
El objetivo de quienes hacen esto es lograr el rechazo total de todos los mensajes, y aprovechar la casi inconmensurable capacidad humana de estupidez, otro tema ya analizado a partir de la Segunda Guerra Mundial, pero ahora aumentado no solo en trabajos científicos sino en la aceptación de más seres humanos, sobre todo cuando han aceptado el contenido de mensajes irracionales. Para combatir esto, tarea casi imposible, solo se tienen las armas de las milenarias ciencias humanísticas, presentes en todas las culturas antiguas. Una recomendación es simple: al recibir un mensaje no solicitado, de alguien desconocido, o quien esté convencido de ser buena toda forma nueva de tecnología, tirarla sin leerla, o después de hacerlo y analizarla. Pero nunca reenviarla.