TGW
Guatevision
DCA
Prensa Libre
Canal Antigua
La Hora
Sonora
Al Día
Emisoras Unidas
AGN

Trump y su incomprensible contradecreto
Y entonces, cuando el mundo esperaba una escalada total, llegó la palabra inesperada: “Paz”.
Enlace generado
Resumen Automático
Durante 12 días, el mundo contuvo el aliento. Lo que comenzó como una lluvia de misiles sobre Israel terminó transformándose en una de las maniobras más audaces de la diplomacia contemporánea. La llamada “guerra de los 12 días” no solo sacudió el equilibrio estratégico de Oriente Medio; activó resortes invisibles, alteró pactos de poder y abrió una nueva fase de confrontación silenciosa.
Esto no es el final de la guerra, sino una pausa estratégica en medio de una batalla que apenas ha cambiado de forma, mas no de intensidad.
En el corazón de ese giro, Trump no solo ejerció liderazgo militar, sino dictó un contradecreto que aún nadie termina de comprender. La respuesta, más allá de las lecturas convencionales, no es únicamente militar o diplomática, sino estratégica, y quizás también parte de un cumplimiento profético.
Como comandante en jefe, Trump no actuó por impulso. Había permanecido en una posición de contención táctica, observando cómo Irán lanzaba más de mil misiles y drones sobre Israel, todos interceptados con éxito. Cuando la amenaza se duplicó, la respuesta fue inmediata. Bombarderos estadounidenses destruyeron objetivos clave, en el corazón del programa nuclear iraní. Y entonces, cuando el mundo esperaba una escalada total, llegó la palabra inesperada: “Paz”.
No fue un gesto improvisado. Fue una jugada calculada. Trump entendió que una guerra prolongada arrastraría a Oriente Medio al borde del colapso, dispararía los precios del petróleo, desestabilizaría los mercados globales y podría comprometer su visión de liderazgo restaurador. Desde la Casa Blanca, necesitaba una victoria sin convertirla en una guerra sin fin. El bombardeo fue el mensaje; la paz, el capital geopolítico.
Irán ha ocultado el paradero de uranio enriquecido al 60% fuera de instalaciones bombardeadas. Muchas preguntas siguen sin respuesta, pero lo que queda claro es que la reciente confrontación entre Irán, EE. UU. e Israel ha sido un teatro de kabuki geopolítico. Ataques calculados y respuestas coreografiadas, para demostrar fuerza sin desatar una guerra total. Detrás de la tensión, cada actor sigue un guion que equilibra poder, disuasión y narrativa interna.
El impacto de bombardear una reserva de ese nivel de radiactividad sería devastador, no solo para Irán, sino para toda la región, e incluso podría generar consecuencias ambientales a escala global. Ese uranio no es un simple residuo técnico; es una amenaza latente, un mecanismo de disuasión no declarado, y el verdadero núcleo del chantaje nuclear que aún sostiene el régimen de Teherán.
Pero, más allá de las motivaciones y el giro de 180 grados que tomó Trump, el impacto fue global. Irán quedó golpeado, pero no eliminado. La amenaza sigue viva, como una carta bajo la manga del régimen. La paz proclamada por Trump no es el fin del conflicto, sino una pausa táctica en una partida geopolítica que está lejos de concluir. Contra todos los pronósticos, el precio del petróleo no subió tras los ataques. Por el contrario, bajó levemente, reflejando la percepción de que la acción de Trump redujo el riesgo de una guerra prolongada.
Israel, por su parte, ha resistido con una eficacia casi milagrosa. Ninguno de los proyectiles logró causar una catástrofe en su territorio. Las capacidades defensivas del Estado judío, respaldadas por inteligencia y cooperación con EE. UU., marcaron un hito tecnológico y estratégico. Pero el riesgo persiste. Mientras Teherán no rinda cuentas sobre su programa nuclear oculto, la amenaza se mantendrá viva.
Trump lo sabe. Por eso su llamado a la paz debe leerse como lo que realmente es, una jugada maestra. Mostró fuerza, evitó una guerra abierta y se proyectó como el único líder capaz de imponer orden en un mundo caótico. Finalmente, este no fue un gesto pacifista, sino un armisticio unilateral dictado desde la cima del poder.