Una luz que causa pavor al oscurantismo chavista

Una luz que causa pavor al oscurantismo chavista

El Nobel a Machado es  luz de esperanza para el pueblo venezolano.

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11/10/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Como “la adversaria más detestada del gobierno chavista” fue descrita en 2005 por el New York Times la ingeniera, comunicadora y líder política opositora venezolana María Corina Machado (1967). Entre más de 300 perfiles, incluyendo el de un anhelante Donald Trump, Machado obtuvo el Premio Nobel de la Paz 2025 por su lucha en favor de la recuperación del Estado de derecho, de las garantías universales y de un auténtico sistema institucional democrático en la atribulada Venezuela, nación sojuzgada por la dictadura chavista, encabezada por Nicolás Maduro, declarado ganador en unos comicios adulterados por la exclusión de candidatos y unos datos que ningún observador avaló.

Maduro era un perfecto donnadie, pero su servilismo le valió para ser designado sucesor en la satrapía, el 5 de diciembre del 2012, por el propio déspota Hugo Chávez Frías, quien murió tres meses después, a causa de cáncer. Machado había sido electa congresista en el 2011. Enarboló el reclamo contra los estropicios sociales, económicos, productivos, políticos e institucionales del despotismo chavista. En el 2014 fue despojada de su cargo, bajo una acusación burda de la dictadura.

En el 2023 fue electa candidata presidencial de la oposición venezolana por abrumadora mayoría. Los sondeos de opinión la colocaban con una preferencia arriba del 70%, debido a su ofrecimiento de devolver a los ciudadanos la libertad de actuar, producir y expresarse. El fanatismo madurista, temeroso del veredicto ciudadano, le impuso una turbia inhabilitación de 15 años para ocupar cargos públicos y vetó su candidatura. Otros aspirantes también fueron excluidos, y Machado decidió apoyar al presidenciable Edmundo González, quien, según los datos, fue el ganador.

El autócrata y ególatra Maduro fue declarado vencedor de la única forma que podía ganar: con un fraude cometido a fuerza de complicidades, oscuras concesiones y, por supuesto, violencia represiva. Machado pasó prácticamente a la clandestinidad para proteger su vida. Pero aun así, sigue denunciando los abusos, las injusticias, el hambre y la represión política de la horda madurista, que cada vez es más brutal. Hace rápidas y valientes apariciones en barrios y comunidades para animar a los ciudadanos a resistir a la opresión y vencerla con la fuerza de la verdad, la dignidad y la paz.

El Comité del Premio Nobel enumeró, entre las razones para el galardón, su tenacidad en la búsqueda de una salida institucional al infernal laberinto en que Chávez, Maduro y voraces adláteres sumieron a una nación otrora próspera. En solo una década, más de ocho millones de venezolanos han huido de la miseria impuesta por una manga de insolentes que solo sirve a sus intereses y a los de grupos criminales. De hecho, este año, Estados Unidos nombró a este clan, el Cartel de los Soles, como organización narcoterrorista.

Cabe recordar que antes de la llegada del venenoso populismo chavista había problemas en la democracia venezolana. La clase politiquera, proclive a la corrupción y las transas, tuvo mucho que ver en preparar el pestilente caldo de cultivo para la dictadura imperante. Para aquellos que ilusamente supongan que el autoritarismo es una salida a las dificultades, vean a Venezuela, a Nicaragua, a Cuba. Para esos corros tiránicos, el mayor veneno es el clamor de libertad que traspasa toda censura. El Nobel a Machado es luz de esperanza para el pueblo venezolano, y es a eso a lo que más teme el oscurantismo. Como dice el refrán: cuando más oscura es la noche, más cerca está el amanecer.

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