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La historia de cómo Guatemala logró recuperar piezas prehispánicas, trajes y máscaras que estaban en México
Una colección conformada por bienes arqueológicos y piezas de indumentaria tradicional guatemalteca regresó al país desde Guanajuato, México. ¿Cómo fue el proceso?
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Guatemala repatria 61 bienes culturales que estaban en México. Este hallazgo se suma a las más de 200 piezas que se han recuperado en cinco año.
“Las piezas fueron entregadas de forma voluntaria por una ciudadana guatemalteca residente en México, y su retorno fue posible este 4 de noviembre gracias al trabajo conjunto entre ambas instituciones, con la asistencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México y autoridades del país vecino. La repatriación se efectuó con el apoyo de la aerolínea Volaris”, detalla el comunicado oficial del Ministerio de Cultura y Deportes. Pero, qué motivo a la persona a regresarlas.
Eduardo Enrique Hernández Herrera, jefe del Departamento de Prevención y Control de Tráfico Ilícito de Bienes Culturales del MCD, explicó que la ciudadana tenía estas piezas como parte de su colección privada, la cual salió del país cuando ella emigró debido al conflicto armado interno. Ninguna de las piezas fue considerada robada.
“Actualmente, los bienes arqueológicos no pueden comprarse ni venderse porque son propiedad del Estado. Sin embargo, sí se permite su posesión, siempre y cuando estén debidamente registrados”, indicó Hernández.
¿Cómo fue el regreso de las piezas?
Los bienes permanecerán bajo resguardo temporal en el Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, donde pasarán por procesos de climatización, registro y evaluación antes de su traslado a un museo nacional.
Entre las piezas destaca un cántaro tipo Chinautla, decorado con figuras zoomorfas, considerado de gran valor patrimonial por su singularidad. Esta pieza pertenece al período Posclásico Tardío (1250–1524 d. C.).
El conjunto incluye también fragmentos de cerámica prehispánica y 32 piezas de indumentaria tradicional utilizadas en danzas guatemaltecas.

Proceso de repatriación (octubre 2024 – noviembre 2025)
Inicio del proceso
- En octubre de 2024, una ciudadana guatemalteca residente en Guanajuato se comunicó con el MCD para entregar voluntariamente su colección.
- Alegó motivos de edad y su inminente retorno a Guatemala, lo que le impedía seguir custodiando las piezas.
Evaluación inicial
- Se consideró viajar a México, pero se optó por seguir procedimientos administrativos y coordinar con las autoridades mexicanas.
Identificación de los bienes
- Se solicitaron fotografías.
- El Registro de Bienes Culturales elaboró un informe técnico con base en las imágenes y confirmó su pertenencia al patrimonio guatemalteco.
Pieza destacada
- Un cántaro tipo Chinautla con representación de jaguares.
Otros lotes
- Cerámica prehispánica (completa y fragmentada) y 32 piezas de indumentaria tradicional, posiblemente vinculadas con danzas como la del Venado, el Paabank o la de los Micos en Senahú.
Coordinación internacional
- Participaron el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
- Las piezas fueron verificadas, embaladas y trasladadas con custodia policial hasta Ciudad de México.
Entrega oficial
- Se realizó el 13 de enero de 2025 en la Embajada de Guatemala en México.
- Volaris facilitó el traslado gratuito hacia Guatemala.
Llegada al país
- El 3 de noviembre de 2025, las piezas arribaron a Guatemala y fueron trasladadas a bodegas del MCD para su aclimatación y posterior registro.
Inventario general
- 29 bienes prehispánicos de cerámica, entre ellos: cántaros, figurillas, vasijas, silbatos y fragmentos antropomorfos y zoomorfos.
- 32 piezas de indumentaria tradicional, como trajes, capas, fajas, sonajas y máscaras. Se determinó que superan los 50 años de antigüedad.

¿Qué ocurre si los bienes son robados?
El MCD cuenta con un registro de bienes culturales robados o extraviados. Si se reporta un robo, se verifica si el bien está inscrito, se elabora una ficha técnica y se traslada el caso al Ministerio Público, la Policía Nacional Civil e Interpol. Si el objeto es ubicado en otro país, puede ser decomisado y repatriado.
En este caso, sin embargo, no existía denuncia ni registro previo, por lo que se trató de una entrega voluntaria bajo procedimiento administrativo, no penal.
Si una persona encuentra piezas arqueológicas durante una construcción o ya posee estos bienes en su hogar, puede registrarlos mediante un trámite digital a través de la ventanilla ágil disponible en el sitio mcd.gob.gt. “En caso de que sea necesario, se realiza un marcaje físico de las piezas”, añadió.
“Los bienes arqueológicos no pueden comprarse ni venderse porque son propiedad del Estado. Sin embargo, sí se permite su posesión, siempre y cuando estén registrados”, explica Hernández.
Si una persona encuentra piezas arqueológicas durante una construcción o ya posee estos bienes en su hogar, puede registrarlos mediante un trámite digital a través de una ventanilla ágil en línea a través del mcd.gob.gt. “En caso de que sea necesario, se realiza un marcaje físico de las piezas”, concluye Hernández.
El funcionario destacó que, en los últimos cinco años, el MCD ha logrado recuperar 205 bienes culturales, a los que ahora se suman estos 61, alcanzando un total de más de 260 piezas repatriadas. Actualmente se gestionan otros 395 bienes ubicados en países como Estados Unidos, Brasil, Alemania e Italia.
Tecnología para combatir el tráfico ilícito
Interpol ha desarrollado la aplicación ID-Art, que permite reconocer y rastrear bienes culturales robados mediante software de reconocimiento de imágenes. Está disponible de forma gratuita en Play Store y App Store.
En el caso de Guatemala, hay aproximadamente 320 piezas registradas en la plataforma, entre ellas:
- Una escultura de madera de la Virgen de Dolores del siglo XVIII (17 cm).
- Una vasija zoomorfa del período Preclásico.
- Un retrato de Manuel Estrada Cabrera, obra del pintor Ernesto Bravo.
El tráfico ilícito de bienes culturales no solo implica la pérdida de piezas de valor incalculable, sino que representa un atentado contra la identidad y memoria cultural de los pueblos.