¿Qué dice la psicología de las personas que deciden no tener redes sociales?

¿Qué dice la psicología de las personas que deciden no tener redes sociales?

Alejarse de las redes sociales puede ser una forma de recuperar el equilibrio mental y reconectar con uno mismo en un mundo que no sabe parar, pero también puede tener sus consecuencias.

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01/07/2025 09:37
Fuente: Prensa Libre 

Tomar la decisión de no utilizar redes sociales en un mundo tan hiperconectado como el actual puede parecer inusual e incluso improbable para muchas personas.

El trabajo, la convivencia, la comunicación, el entretenimiento, entre muchas otras actividades, suelen realizarse a través de una pantalla. Sin embargo, dejar de usar las redes sociales tiene una explicación psicológica que, incluso, puede ser beneficiosa para la salud mental.

Según la psicóloga clínica Angie Mendoza, las personas que deciden dejar las redes sociales no lo hacen por un rechazo radical o absoluto a la conectividad o a la tecnología. Más bien, puede estar relacionado con el hecho de que las distintas plataformas les causan malestar emocional y no les hacen sentir bien.

De acuerdo con Mendoza, esto se debe a que, en muchas ocasiones, al consumir los distintos contenidos en redes sociales, las personas tienden a compararse con lo que otros hacen o tienen y que ellas no pueden alcanzar, lo cual les genera ansiedad y las lleva a sentir la necesidad de tener lo que otros poseen.

Por ello, muchas personas sienten que deben reconectarse consigo mismas, porque han ido perdiendo su identidad. Entonces, para proteger su salud mental, deciden recuperar el control y alejarse de las distintas plataformas, indica la especialista.

Además, según Mendoza, pasar horas en redes sociales consumiendo contenido puede ser adictivo y generar desgaste emocional, desconexión con la realidad y una necesidad constante de saber más, lo cual deja un vacío de insatisfacción que orilla a seguir “scrolleando”.

Beneficios de no tener redes sociales

Decidir reducir, limitar o no tener redes sociales ofrece una protección que evita que las personas se expongan continuamente a estímulos que afecten su salud mental.

Mendoza enlista algunos de los beneficios que ofrece esta práctica:

  • Mayor claridad mental: al no existir tantos estímulos, hay menos distracciones, lo que permite pensar con más calma.
  • Mayor disponibilidad de tiempo: “el tiempo que a veces perdemos en redes lo podemos invertir en otra cosa”, comenta la especialista. Ella recomienda actividades que ayuden a relajarse y distraerse, como la lectura, la actividad física o la convivencia con amigos y familia.
  • Disminución de la autocrítica: al estar menos pendientes de las redes sociales, nos comparamos menos, y nuestro nivel de autocrítica disminuye porque no hay un punto constante de comparación.
  • Mejor regulación emocional: al reducir el uso de redes sociales, el cerebro recupera la capacidad de generar placer de forma natural con las cosas cotidianas.
  • Mejor funcionamiento de la corteza prefrontal: dejar de recibir recompensas rápidas y estímulos constantes mejora esta parte del cerebro, donde se regula la atención, la capacidad de juicio y el control de los impulsos.
  • Vínculos más auténticos y sólidos: al alejarnos de las redes sociales, conectamos más con nuestro entorno y disfrutamos más al convivir con otros, lo que permite crear vínculos más sólidos.
  • Mayor conexión con la realidad: al no necesitar saturar el día a día con colores intensos, sonidos envolventes y estímulos artificiales, se disfruta más de la vida cotidiana.
Milenesa en casa se niega a usar el teléfono y a leer un libro. adicción a los medios sociales. Desperdicio de tiempo. Desenchufado. Concepto de dependencia
Reducir su uso mejora la claridad mental, regula las emociones y fortalece vínculos reales con otras personas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

El lado malo de la decisión

“Vivimos en una sociedad donde la comunicación, el acceso a la información e incluso las oportunidades laborales se mueven por medio de las redes sociales. Entonces, cuando dejamos de usarlas, existe la posibilidad de perdernos de actualizaciones o noticias importantes”, menciona Mendoza.

Uno de los principales efectos es la desactualización informativa. Muchos sucesos de relevancia nacional e internacional ya no se transmiten por medios tradicionales con la misma inmediatez que en redes como X, Facebook o Instagram. Quienes no usan estas plataformas corren el riesgo de no enterarse a tiempo de noticias clave o de no tener acceso a conversaciones urgentes que suceden en tiempo real.

A nivel interpersonal, la desconexión social también puede hacerse evidente. En un entorno donde los vínculos y el sentido de pertenencia muchas veces se fortalecen a través de contenidos compartidos —memes, bromas, videos virales o tendencias culturales—, quienes están fuera de estas dinámicas pueden sentirse excluidos o aislados. Este desfase puede, incluso, generar una distancia emocional dentro de círculos íntimos como la familia, amistades o la pareja.

Paradójicamente, aunque se ha demostrado que las redes sociales pueden dificultar conexiones genuinas por fomentar estándares irreales y relaciones superficiales, estar completamente fuera de ellas tampoco garantiza vínculos más profundos.

Adolescente acosada a través de las redes sociales. Adolescente recibiendo mensajes negativos en su teléfono. Intimidación de los trolls en las redes sociales. Concepto de concienciación sobre la salud mental.
Estar fuera de redes puede generar desinformación, aislamiento y desconexión de conversaciones actuales. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

¿Cómo encontrar un balance?

Nuestra relación con las redes sociales debe ser adecuada y estable. No podemos estar exentos de la información que nos ayuda a desarrollarnos, crecer, conseguir empleo o conectarnos, pero tampoco podemos depender excesivamente de ellas. Por ello, Mendoza brinda las siguientes recomendaciones para encontrar un equilibrio:

  • Identificar la emoción detrás del uso de redes: preguntarse ¿qué estoy buscando al entrar?, ¿estoy evadiendo algo?, ¿busco relajarme?, ¿necesito información?
  • Sustituir el tiempo en redes por otras actividades, como leer, caminar, cocinar, hacer ejercicio o conversar con alguien.
  • Establecer horarios fijos para el uso de pantallas, como se hace con las comidas, sin prohibirse, pero delimitando momentos de uso y de descanso.
  • Fomentar conexiones reales y significativas: participar en grupos de intercambio genuino, voluntariados o tener conversaciones profundas con amistades.
  • Usar las redes con mayor conciencia: reflexionar sobre qué se espera obtener de ellas y reconocer que muchas necesidades emocionales no se resuelven en el entorno digital.
  • Poner límites al contenido y al tiempo de consumo, entendiendo que el exceso puede bloquear la creatividad y generar dependencia emocional.
  • Evitar buscar validación externa en redes, como depender de los “me gusta” o comentarios para sentirse valioso o inspirado.