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Corina Machado merece el Premio Nobel de la Paz
El premio otorgado a la valiente líder opositora venezolana cumple con ser casi siempre una acción política e ideológica.
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Fue una muy agradable sorpresa la decisión del Comité noruego al otorgar el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, la incesante y valiente luchadora venezolana por lograr el fin de la dictadura de Nicolás Maduro, iniciada con Hugo Chávez. Este homenaje de fama mundial tiene naturaleza eminentemente política e ideológica, y quienes lo critican por eso no se dan cuenta o no quieren entender esa realidad, aunque una excepción fue cuando lo otorgaron a la Madre Teresa. El premio a Rigoberta Menchú, en 1992, es un ejemplo, junto con varios de los seis latinoamericanos recipiendarios. A los pocos minutos del viernes ya circulaba por el mundo la grabación del emotivo momento al enterarse de recibir la noticia desde Oslo. El comité lanzó un torpedo político.
Por supuesto, el premio en mención fue recibido con satisfacción por algunos y con desprecio por otros, según sean sus criterios políticos. Entre estos últimos sobresalió la presidenta Sheinbaum, de México, y varios otros presidentes latinoamericanos de su mismo criterio, como el chileno Gabriel Boric, y por el otro lado, las felicitaciones del impresentable Petro y de su antípoda Milei, quienes lo hicieron como una medida política de alto nivel, cuyos efectos son dejar en un brete a Nicolás Maduro. Arévalo actuó con astucia, porque, si bien no es enemigo ideológico de la galardonada, tampoco la apoya. Por cierto, lo hizo a pocas horas de haber recibido una elegante pero dura reprimenda acerca del tan conocido problema de la corrupción en Guatemala.
Debe ser apoyada toda acción cuyos efectos sean la eliminación de las dictaduras y los gobiernos dictatoriales.
Es imposible dejar de mencionar la reacción oficial de Trump con la conversación sostenida con ella. No está claro un importante dato: si la llamada se originó en Washington o en el lugar donde la galardonada se encuentra clandestinamente desde la elección posterior a cuando la sacaron de la contienda en la cual ella apoyó al internacionalmente poco conocido Edmundo González, quien ganó con 90% de los votos, pero se volvió un gobernador de pueblo sin gente cuando Maduro simplemente despreció ese resultado y se instaló por un período de seis años. Trump reaccionó en lo personal, como siempre hace, y luego con una declaración oficial. Durante la conversación se refirió de nuevo a merecer él ese premio y a sugerirle entregárselo. Pésimo chiste…
María Corina Machado, aun si sale de la clandestinidad, debe reflexionar sobre su verdadera situación por recibir el Nobel de la Paz. Desde ahora tiene oposición interna. Venezuela ha sufrido largo tiempo la división de los opositores, muchos convencidos de ser quienes tienen la fórmula mágica cuando termine la dictadura de Maduro. Se equivocó al agradecer a Trump la ayuda, porque lo hizo sin meditar las consecuencias, entre ellas la crítica malsana por recibirlo, lo cual le echó llave a la puerta de esa posibilidad. La razón, o excusa, fue el cierre de la recepción de candidatos, a principios del año. Por aparte, la euforia del cese al fuego en Gaza y Palestina depende de la decisión de personajes guerreristas en ambos bandos, sobre quienes no tiene total mando o influencia.
Aún si ella decidiera retirarse de la vida pública, ya tiene garantizado su lugar en la historia de Venezuela y América Latina. Dónde y cuándo debe terminar su papel, es pregunta válida. Su fuerza es individual y su apoyo está garantizado en las urnas de elecciones limpias. Debe ser apoyada toda acción cuyos efectos sean la eliminación de las dictaduras y los gobiernos dictatoriales, sobre todo cuando son efectos de malas acciones, decisiones equivocadas y abusos de partidos políticos tradicionales, por ello causantes de la llegada de Chávez y su socialismo del siglo XXI, fracasado como todos los ejemplos de socialismo. Si llegara a la presidencia, su principal papel será no marearse por el poder. Ha ejercido la política desde hace décadas, pero este marea y engaña.