Desafío portuario

Desafío portuario

La estructura institucional portuaria ha mostrado ser ineficiente.

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Resumen Automático

08/05/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

Los puertos marítimos son mucho más que puntos de entrada y salida de mercancías. En la economía globalizada se han convertido en nodos estratégicos de eficiencia logística, competitividad y atracción de inversión extranjera. Mientras los puertos más avanzados del mundo operan con precisión milimétrica y automatización de última generación, los principales puertos de carga de Guatemala enfrentan desafíos estructurales que limitan el potencial del país.

La coyuntura global actual ofrece una oportunidad histórica para posicionarse.

Según el Container Port Performance Index 2023 del Banco Mundial y S&P Global, los puertos más eficientes son aquellos que combinan rapidez operativa con alta tecnología, gobernanza profesional e infraestructura moderna. En los primeros lugares figuran puertos como Yangshan (China), Salalah (Omán) y Cartagena (Colombia). Destacan por su capacidad de carga y descarga en tiempos mínimos —medidos en horas, no días—, con grúas automatizadas, plataformas digitales de trazabilidad y operadores logísticos globales. La eficiencia se mide, entre otras variables, por el tiempo promedio que un buque portacontenedores pasa en puerto. En Cartagena, por ejemplo, son apenas 14.5 horas, en promedio.

En contraste, en Guatemala la ineficiencia es tangible. Según el Informe Estadístico Portuario 2023, casi el 73% del comercio exterior del país se mueve por vía marítima, lo que subraya la importancia crítica de los puertos. De los tres principales, Puerto Quetzal concentra 65% del volumen de carga marítima del país. Sin embargo, un reportaje reciente reveló que cálculos de la Empresa Portuaria Quetzal (EPQ) “indican que los barcos esperan en fondeo entre 25 y 30 días”.

Puerto Quetzal es administrado por una empresa estatal, con servicios tercerizados y tarifas reguladas. Esta estructura institucional ha mostrado ser ineficiente, con frecuentes disputas sindicales, decisiones politizadas y escasa rendición de cuentas. La comparación regional no favorece a Guatemala. Mientras Costa Rica, Panamá y República Dominicana han concesionado y modernizado sus terminales portuarias, atrayendo inversión extranjera y mejorando tiempos de operación, Guatemala parece estancada en un modelo obsoleto.

Es necesaria una reforma institucional profunda que permita la participación privada en la inversión, operación y modernización portuaria, bajo esquemas de concesión o asociaciones público-privadas. No se trata de “vender los puertos”, sino de permitir que actores especializados los administren bajo reglas claras, supervisión estatal y objetivos de desempeño. Sin duda dejó muy mal sabor la historia con la Terminal de Contenedores Quetzal (TCQ); hay que aprender de esta experiencia y trascenderla.

Es urgente invertir en infraestructura física y digital. Los mejores puertos del mundo no solo tienen grúas eficientes, sino también accesos viales modernos, plataformas digitales interoperables y conexiones ferroviarias o intermodales. En Guatemala, la logística terrestre hacia los puertos es otro cuello de botella que incrementa costos y tiempos. La gobernanza portuaria debe profesionalizarse y despolitizarse.

Guatemala cuenta con acceso a dos océanos y cercanía al mercado norteamericano. La coyuntura global actual ofrece una oportunidad histórica para posicionarse como un centro logístico regional; la capacidad portuaria es clave. Lo que falta es decisión política y visión estratégica. Guatemala no necesita inventar nada; hay que adoptar las mejores prácticas internacionales y permitir que el sector privado, bajo marcos regulatorios adecuados, haga lo que mejor sabe hacer: invertir, innovar y operar con eficiencia.