Símbolos judíos en retablos católicos
Algunos de esos símbolos como otros relacionados con el templo de Salomón aparecen en la arquitectura.
Para los judíos, el pueblo elegido por el dios del Antiguo Testamento, la sinagoga es el símbolo de su identidad cultural. Es el espacio que recuerda el Templo de Jerusalén destruido por las legiones romanas al mando de Tito en el año 70 d.C. En 1492 los reyes católicos encargaron al inquisidor general, Tomás de Torquemada, redactar un edicto para expulsar a los judíos imputándoles dos delitos: la usura y la herética pravedad. El Edicto de Granada fue firmado en la Alhambra el 31 de marzo por Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, obligando a los judíos a convertirse al catolicismo o ser expulsados en el término del 31 de julio; ese plazo se extendió al 2 de agosto a las doce de la noche. Ese día (2Ag1492) coincidió con la partida de Cristóbal Colón en la búsqueda de una nueva ruta a las Indias, que acabó con el descubrimiento de un nuevo mundo. Marrano es el término que hace referencia a los judeoconversos que “judaizaban” es decir, que clandestinamente observaban sus costumbres y tradiciones. El criptojudaísmo de los marranos fue justificado por los rabinos con el argumento que podían, e incluso, debían fingir convertirse a otra religión si creían estar en peligro, dejándoles exentos de cumplir aquellas prácticas del culto que los pudiera delatar; solo se les exigía en última instancia, mantener la fe en su conciencia.
El descubrimiento del nuevo mundo fue dedicado a la honra de los reyes y la Gloria de Dios, por lo que Cristóbal Colón, los subsiguientes viajeros y primeros conquistadores vinieron con la imagen de la expulsión de los judíos y el peligro de su influjo sobre los nuevos cristianos para ser judaizados.
A los judíos siguieron los moriscos, pues la monarquía buscaba crear un reino cristiano y tener una sola ley para todos. La presencia de los árabes, considerados infieles, ofendía a Dios, por lo que debían ser expulsados. Hacia 1526, el islam estaba prohibido en España, aunque muchos seguían practicando en secreto su religión, conservando su cultura.
Así, la presencia española en América vino con la espada en una mano y la cruz en la otra. Eso se reflejó el 15 de mayo de 1524, cuando Pedro de Alvarado fundó la ciudad Quezaltenango, en Zakaha (reino K’iche’) y los franciscanos construyeron la primera capilla católica dedicada a la Virgen de la Concepción, llamada La Conquistadora. En su camino, territorio adentro, Alvarado se encontró con otro reino, el Kaqchikel en la ciudad de Iximché, donde fundó Santiago de Guatemala el 25 de julio de 1524.
La Capilla de la Tercera Orden, construida en Santiago (S. XVIII) frente a la puerta norte del templo de San Francisco, tiene 4 altares dedicados a Santa Ana y San Joaquín (padres de María de Nazaret), a la Virgen María, y ahora a N.S. de Guadalupe. Junto a la reconstrucción del templo en 1960, a los retablos se agregó peañas con símbolos judíos que flanquean en cada una, el escudo franciscano. Esa delicada labor fue encargada al maestro José Luis Álvarez.
Destacan, en el altar de Santa Ana, las Tablas de la Ley y la Menorá (candelabro de siete brazos). En el de San Joaquín, la estrella de David y el Arca de la Alianza. En el de la Virgen María, una bandeja con los panes de la proposición y una cesta con las tórtolas de la purificación. En el de San José ¿? (ahora Guadalupe), un escudo con 12 estrellas simbolizando las tribus de Israel y 5 rosas.
Algunos de esos símbolos, como otros relacionados con el templo de Salomón (Jerusalén) aparecen también en la arquitectura de La Antigua Guatemala, 1543 a 1773.